Este complicadísimo asunto parece haber comenzado a fines de la década de los 80, cuando nos sorprendió la aparición del libro” La Perestroika” de Mijaíl Gorbachov cuyo subtitulo rezaba: “…y la nueva mentalidad para nuestro país y el mundo entero” ...no es casual que ese extraño presidente ruso llegara a dirigir desde 1993 la ONG Cruz verde (Green Cross) con sede en Nueva York y que todavía opera en más de 30 países

Visto así fríamente, resulta muy raro todo y más raro aun es que nadie se haya imaginado lo que vendría en los años subsiguientes.

Le confieso que en ese entonces (nosotros los ilusos) creíamos que los EEUU estaban perdiendo la batalla por las hegemonías con Japón y Alemania, ya que el gran país del norte aparentaba rezagado en la competencia con sus antiguos y feroces enemigos de la segunda guerra mundial.

Pero superando nuestro inexplicable desconcierto, al poco tiempo caía estrepitosamente el muro de Berlín como bandera de rendición y desintegración de la inmensa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Como si esto fuera poco, después de aquellos ajustes de los años 70/80 donde los países dependientes contrajeron el tramo pesado de sus deudas externas, EEUU reconvirtió su capacidad operativa propia, dándonos un ejemplo histórico de planificación por escenarios a muy largo plazo, ya que a partir del Plan Marshall de 1945 logró llegar victorioso hasta los escombros del muro de Berlín 45 años después.

Y así fue como nos desayunamos que la fórmula mágica aplicada por los yanquis se basaba en tres factores fundamentales:

1. Hiperdesarrollo de recursos tecnológicos como informática, electrónica, telemática, robótica, biotecnología y ciencia aero espacial.

2. Posesión de inmensos capitales tomados de las deudas externas de los terceros países con la ayuda del FMI y el BM.

3. Elevación de su propio PBI hasta la cumbre planetaria con 7,7 billones de dólares.

En consecuencia, los EEUU con sus 265 millones de habitantes asumieron la vanguardia ecuménica seguidos de cerca por los 300 millones de habitantes de la Unión Europea y su PBI de 7 billones y luego los 126 millones de habitantes de Japón con un PBI de 4 billones. Más atrás el sudeste asiático con China, Rusia y mucho más lejos los terceros países luchando por sobrevivir en el nuevo orden.

Obviamente nadie dijo nada de semejante sacudimiento histórico como tampoco nadie se acordó en su momento de la instalación en Japón de 130 bases norteamericanas 32 de las cuales estaban (y están) concentradas en la región de Okinawa… casualmente ubicada a solo 700 km (casi la misma distancia entre Neuquén y Bahía Blanca) de Wuhan: capital del COVID y de las zonas especiales chinas.

Insospechadas casualidades geo históricas ¿no? …Pero dejemos allá lejos ese pasado pesadoy casi inexplicable para aterrizar en:

ESTE ESCENARIO DE HOY

Convengamos que, ante esta nueva crisis de hegemonías apuntada a la multipolaridad está apareciendo un nuevo perfil social, muy especialmente entre las nuevas generaciones que no han vivido los progresismos ni las consecuencias de las crisis anteriores aludidas en el párrafo anterior.

Pero también, sobre todo nos queda claro que yanquilandia no se resigna fácilmente y desde hace dos décadas está aplicando una nueva estrategia geopolítica libertaria, basada en cinco herramientas básicas:

1. Anti política y desguace estatal

2. Captura de la gobernabilidad

3. Endeudamiento intenso

4. Control geoeconómico,

5. Entramado de desinformación.

Así ha sembrado disturbios sociales por todas partes, con el auxilio de su FMI, sus fuerzas de todo tipo y los especuladores de todas las escalas, transformando América Latina en un campo de disputa de la lucha de clases, valiéndose de los aparatos judiciales adictos y los medios de difusión que infiltran sus opinólogos y politólogos (a los que nadie ha elegido) y que terminan degradando y expulsando de escena a los genuinos actores sociales locales, elegidos por el pueblo en representación de los partidos políticos

Esta medicina cruel ya se aplicó en Honduras, Brasil y Bolivia con algunas variantes metodológicas en Chile, Colombia, Uruguay, México y en este momento parece que están ensayando con Argentina y Ecuador.

Pero el objetivo no solo es Latinoamérica ya que la Unión Europea también sufre una campaña de intoxicación colectiva de especial intensidad.

Allí los neoliberales de turno han descubierto que pueden disparar la concentración de la riqueza, capitalizando el descontento social y manteniendo a la población aturdida y desesperada con las herramientas de la sociedad del conocimiento y también con las ficciones dramáticas de las rentables guerras locales como pasa con los recientes episodios sangrientos de Ucrania y Palestina.

Por todos lados transitamos el sendero de las privatizaciones donde el FMI y sus instrumentos financieros controlan los países. En diferentes proporciones, las elites se quedan alegremente con los dineros de las deudas externas que terminaran pagando las poblaciones de trabajadores adormecidos e ignorantes que no reaccionan mientras sus países se van quebrando.

Como en Ecuador, los poderosos mercaderes han acumulado un capital político con inmovilización social para que nadie salga a la calle a protestar. Con el auxilio de las benditas redes producen cambios en la cultura de las poblaciones cultivando el sentido común de estados obesosdonde los esclavos terminan votando por sus verdugos.

En estos contextos, no hay soluciones colectivas, todas las salidas son individuales y el lema es no esperes nada del estado, aplicando un discurso simbólico que apunta a convencernos de que ya no hay soluciones compartidas colectivamente.

Futura gran tarea

Es imperioso que los sectores progresistas revisen la validez y alcance de estos escenarios y elaboren nuevas líneas de acción en el corto, mediano y largo plazo.

La alternativa es obturar como sea las falacias libertarias (armadas en las grandes conurbaciones con sus agentes de la mentira) aplicando una pedagogía política que sintonice en clave positiva a las inmensas clases medias alienadas, los jóvenes fragmentados por las redes informáticas y la forzada ignorancia histórica de los excluidos.

Habrá que cambiar la lógica de las clases medias resentidas, romper los cercos ideológicos que las atormentan y volver a fundar el sentido de lo público.

Una gran tarea en defensa propia, que quizá debiera empezar por elevar el nivel de institucionalidad y gobernabilidad restituyendo el poder a los auténticos representantes políticos de los trabajadores populares, con una población unida y organizada que reformule sus estrategias de supervivencia, construyendo bloques de clases en el sentido más progresista.