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15/10/2023

Diez horas que conmovieron al Medio Oriente: la resistencia palestina y una guerra despiadada

Diez horas que conmovieron al Medio Oriente: la resistencia palestina y una guerra despiadada | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Tal vez las 10 horas de Gaza enciendan la mecha de una III Guerra Mundial en cámara lenta. Quizás no, y sea otro episodio terrible y doloroso de un conflicto que Gran Bretaña nos regaló en 1948.

Gustavo Crisafulli *

Cuando tu casa es demolida, cuando tus olivares son talados, cuando tus hijos y hermanas son asesinados, cuando tus lugares sagrados son asaltados, tenés poco que perder. Eso sucede casi todos los días desde hace años en los Territorios Ocupados en la Ribera Occidental del Jordán y en Jerusalén Oriental.

Cuando tu ciudad está sitiada y no llegan suficientes alimentos, cuando te cortan el agua y la electricidad, cuando bombardean tus escuelas, hospitales y fábricas, tenés poco que perder. Eso sucede casi todos los días desde hace años en la Franja de Gaza.

Como en otras luchas anticoloniales, cuando uno no puede elegir cómo vivir, elige al menos cómo morir.

A las 6.30 de la mañana del 7 de octubre de 2023, más de 2.500 cohetes fueron lanzados desde Gaza hacia posiciones militares, aeropuertos e infraestructuras israelíes.

Una hora después, milicianos de Hamas entraron por tierra, aire y mar a lo largo de la frontera, atacando al menos tres instalaciones militares y varias poblaciones cercanas.

Inmediatamente Israel lanzó ataques aéreos sobre Gaza y al anochecer sus tropas combatían contra las milicias palestinas en 22 localidades cercanas a la frontera.

Tres días después, continuaban los combates en Ashkelon y varias áreas del sur.

La operación, inédita y la más importante en décadas, llegó 50 años y un día después de que las fuerzas egipcias y sirias lanzaran un ataque sorpresa a Israel para recuperar los territorios ocupados en 1967, la llamada Guerra de Yom Kippur por los israelíes y la Guerra de Octubre por los árabes. Todo un mensaje.

El 8 de octubre se cumplían también 33 años del primer ataque de colonos israelíes a la mezquita de Al Aksa, en Jerusalén, en un intento por sentar las bases del Tercer Templo judío.

En el ataque murieron 22 palestinos y fue el comienzo de sucesivos intentos de impedir el acceso de los musulmanes a la Explanada. Todo otro mensaje.

El terror cotidiano al que el gobierno ultraderechista de Netanyahu ha sometido a la población palestina se ha vuelto, como fruto envenenado, contra la población israelí, ensombreciendo la bien planeada operación guerrillera.

Unos 1.200 civiles israelíes han sido asesinados por Hamas y los ataques israelíes cegaron hasta ahora la vida de más de 1.350 civiles en Gaza.

El 9 de octubre, Yoav Gallant, el ministro de Defensa anunció “Ordené un asedio total sobre la Franja de Gaza. No habrá electricidad, alimentos ni gas. Todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”.

Un castigo colectivo, un crimen de guerra según la Convención de Ginebra, que sólo escalará el odio y la sed de venganza mutuas, esa espiral demencial que alimenta el conflicto desde hace 75 años, con fin del Mandato Británico en Palestina y la Resolución 181 de la ONU, creando dos estados soberanos, Israel y Palestina y un status especial para Jerusalén, que nunca se ejecutó.

En noviembre de 2022 en el blog de Bajo un Cielo Rojo Sangreescribíamos “la llegada al nuevo gobierno de Netanyahu de la coalición de extrema derecha anti-árabe, partidaria de la anexión de los Territorios y la expulsión de los palestinos y la creciente resistencia a la Ocupación constituyen un cóctel explosivo en una región ya asolada por el apartheid y la represión colonial”.

En menos de un año, el cóctel efectivamente explotó. No hay, en el fondo, nada sorprendente ni “no provocado”.

El primer ministro Benjamin Netanyahu, el “Rey Bibi”, recibió un bonus extra. Con un país profundamente dividido y al borde del colapso político es ahora el “líder de una nación en guerra”, como declaró inmediatamente.

Sin embargo, sus opciones son complicadas y en algún momento deberá dar muchas explicaciones sobre la ofensiva de Hamas.

Pocos días antes, el 22 de septiembre, en la Asamblea General de la ONU, Bibi había acompañado su discurso con un mapa, que tituló “el Nuevo Medio Oriente” donde Israel se extendía del Mediterráneo al Jordán, desapareciendo los Territorios Ocupados y Gaza, es decir, Palestina, como entidad política.

El ataque de Hamas acelera los tiempos y es por ello un presente griego para el gobierno israelí.

El sueño del “Gran Israel” de la extrema derecha sionista, reflejado en el “mapa” de Netanyahu, requiere la limpieza étnica de 5 millones de palestinos.

Ocupar Gaza, un ghetto de 41 x 10 Km, donde viven 2, 3 millones sería su test ácido. Una pesadilla que el Ejército israelí ha querido evitar desde 2005.

Pero entramos ahora en un terreno desconocido. La guerra puede extenderse al Líbano y Siria, e incluso a Irán. Los Territorios Ocupados pueden vivir una Tercera Intifada y un nuevo baño de sangre.

En un contexto internacional enrarecido y contaminado por la guerra en Ucrania, el estallido en Palestina agrega complejidad y riesgos. El alineamiento hipócrita de “Occidente” con Israel y la cauta posición del Sur Global y su llamado a la negociación, profundizan las ya evidentes diferencias.

La decisión del presidente Biden de enviar un Grupo de Combate aeronaval estadounidense al Mediterráneo Oriental, anunciada el 9 de octubre, enciende las alarmas.

¿El más moderno portaaviones estadounidense y una decena de cruceros y destructores en apoyo al mayor ejército de Medio Oriente para enfrentar a unos pocos miles de guerrilleros de Hamas?

En el tóxico ambiente belicista que respira la Casa Blanca, con elecciones complejas en puerta, una gran guerra en Medio Oriente sería una salida al fracaso en Ucrania y una forma de quebrar a los BRICS y complicar al bloque Rusia-China. ¿Loco no?

Hace tiempo que los Señores de la Guerra hacen cosas dementes. Tal vez las 10 horas de Gaza enciendan la mecha de una III Guerra Mundial en cámara lenta.

Quizás no, y sea otro episodio terrible y doloroso de un conflicto que Gran Bretaña nos regaló en 1948.



(*) Historiador, ex rector de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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