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El presidente de Y-TEC y de YPF Litio, Roberto Salvarezza, sostuvo que las propuestas que lleva adelante Javier Milei en materia educativa no son novedosas porque ya se intentaron implementar, sin éxito, en los ´90, y consideró que “si estas propuestas avanzan vamos a ir a contramano de lo que hace el mundo desarrollado, que es apostar por el conocimiento”.
El ex presidente del Conicet (2012-2015) y ex ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación (2019-2021), agregó que los principales desafíos del próximo gobierno serán “profundizar la focalización” de la actividad de los científicos para impulsar el desarrollo productivo y socioeconómico de la Argentina, y lograr que en 2030 la inversión del Estado en Ciencia y Tecnología llegue al uno por ciento del PBI.
Salvarezza dijo que los dos proyectos de industrialización del litio que está desarrollando Y-Tec en La Plata y Santiago del Estero, que para 2024 van a permitir almacenar unos 100 megavatios, podrían colocar a la Argentina “a la vanguardia de la producción de baterías en el Mercosur y en toda la región” y resaltó que con estos proyectos “hemos logrado instalar la discusión del agregado de valor del litio”.
Respecto del rechazo de las comunidades a este tipo de iniciativas, como ocurre en Jujuy, dijo que “para nosotros, llevar adelante este tipo de desarrollos requieren la licencia social” y remarcó el rol fundamental que tienen las ciencias sociales a la hora de construir esos consensos.
Salvarezza dialogó con durante su visita a Neuquén para participar de una actividad organizada por la Fundación YPF y de la que también tomó parte la Universidad Nacional del Comahue, destinada a impulsar proyectos de investigación científica y tecnológica orientados al desarrollo del gas y petróleo, y del hidrógeno.
“Estamos trabajando con esta idea de Y-Tec presente en el territorio donde están las capacidades”, describió, porque “la idea de Y-Tec es federalizar su presencia”.
-¿En qué consistió la actividad que realizaron en Neuquén para fortalecer las unidades de investigación en la Patagonia?
-La actividad es un workshop que ha organizado la Fundación YPF donde a partir de lo que fueron los PICTO (Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica Orientados) 2021 y PICTO 2022, con la Agencia Nacional de Promoción, que depende del Ministerio, se había logrado una confluencia de unos diecisiete equipos de las universidades públicas de la Patagonia -la Universidad de Tierra del Fuego, la San Juan Bosco, la Universidad del Comahue, la Universidad de Río Negro, las Tecnológicas que están presentes en la región-, en temas que hacen a la producción de gas y petróleo. Este workshop, de alguna manera, ponía en contacto a Y-Tec -la empresa tecnológica de YPF- y a referentes de YPF, con esa comunidad que había estado desarrollando distintos proyectos. Es decir, un paso más a partir de lo que se había avanzado con focalizar una parte de la actividad de los grupos de investigación en un tema que hace a la soberanía energética, que es la producción de gas y petróleo.
-¿Cuáles son los trabajos que está realizando Y-Tec en Neuquén?
-Nosotros hemos transferido un equipo muy valioso que es un loop para estudiar cómo se desplaza el petróleo en los oleoductos. Ahí aparecen problemas vinculados con la cantidad de parafinas que tienen que, de acuerdo a la temperatura, afectan el transporte. Ese loop se transfirió a la Universidad Tecnológica Nacional, a la sede de Plaza Huincul, así que Y-Tec está ya colaborando activamente en la región a través de convenios, cediendo equipamiento muy valioso que tenía en su sede en Berisso al lugar de campo que es donde realmente es más útil. La idea de Y-Tec es federalizar su presencia. Estamos trabajando también con el hidrógeno en Chubut, con la idea de avanzar en un cluster interinstitucional y con empresas que pongan en movimiento el tema del hidrógeno en la Patagonia. Esto va a ser presentado en la reunión que hay ahora en Comodoro Rivadavia, y estaremos firmando el 10 en Puerto Madryn la conformación de este cluster. Entonces Y-Tec se expande colaborando con las universidades. Estamos trabajando con esta idea de Y-Tec presente en el territorio donde están las capacidades: gas y petróleo acá en la Patagonia, y también el hidrógeno por los vientos y la energía eólica, que es la que hoy en día nos permitiría generar hidrógeno aquí en el sur.
-Quería preguntarle por el desarrollo de la primera planta industrial de baterías de litio en La Plata, y por el otro proyecto más amplio que desarrolla Y-Tec en Santiago del Estero. ¿Qué importancia tienen esas iniciativas en el contexto actual?
-La planta de La Plata, de fabricación de las celdas de las baterías, está lista para su inauguración. Estaremos poniendo en marcha los equipos en los próximos días. La planta de Santiago del Estero, que es cinco veces más grande, es un emprendimiento de la provincia en el cual nos hemos asociado nosotros, Y-Tec y la Universidad de La Plata porque le hemos transferido la tecnología. Los equipos ya están comprados y pensamos que para mediados del año que viene o en el tercer trimestre podamos tener la planta en condiciones de ser puesta en marcha. Entre las dos plantas vamos a tener una capacidad de almacenamiento de energía en batería del orden de unos 100 megavatios. Todo con conocimiento y con la capacidad científica que han tenido los investigadores después de haber trabajado muchos años en el tema. Lo importante es que con estas dos iniciativas hemos logrado instalar la discusión del agregado de valor del litio. Nosotros hoy en día somos el cuarto productor mundial de carbonato de litio. El carbonato de litio no se usa en las baterías, es el insumo con el cual se fabrican los materiales del cátodo de la batería. Entonces hoy en día exportamos el carbonato de litio que en China, Estados Unidos, Corea y Japón se transforma en las celdas y en las baterías, con lo cual perdemos mucho valor agregado. La idea nuestra es que Argentina pueda tener una capacidad de industrialización que nos permita avanzar en el mercado latinoamericano. Hoy en día no hay en toda la región, desde México hasta Brasil, ninguna planta de fabricación de baterías. Tengamos en cuenta que los vehículos eléctricos van a penetrar en la Región y tenemos muchas terminales de coches que van a estar empezando a tener que producir algunos vehículos eléctricos, y Argentina podría ser quien esté a la vanguardia de la producción de baterías en el Mercosur y en toda la región.
-¿Esas baterías se usan para colectivos, viviendas, celulares...?
-Básicamente son dos segmentos. Las de almacenamiento de energía, para viviendas que tengan su panel solar y puedan guardar su energía para la noche. Por ejemplo, poblaciones que están aisladas y no están conectadas al sistema eléctrico y hoy disponen de un generador a gasoil o bien tienen serios problemas para poder tener energía eléctrica limpia porque hoy en día la generación de este tipo es a base de combustibles fósiles y dióxido de carbono. Los paneles solares o un parque solar pequeño con baterías solucionan el problema de una comunidad aislada o en viviendas individuales. El otro segmento que nos interesa a nosotros es el de la movilidad pública, por ejemplo, colectivos eléctricos. La Universidad de La Plata ya está con algunos proyectos de la reconversión de unidades y también hay Smart City, estos vehículos pequeños tipo Tito, motos eléctricas, que están hoy en día importando la celdas de las baterías. Nosotros podríamos abastecer en esta etapa a ese mercado. Pero la idea nuestra es que esta escala, que es interesante pero pequeña, luego pueda servirnos como el escalón inicial a construir plantas de fabricación más grandes con esta idea, por ejemplo, de terminales automotrices. En Latinoamérica podríamos ser un jugador tecnológico teniendo en cuenta que somos los dueños del litio.
-Dice “somos los dueños del litio” y me da el pie para hablar de las resistencias en la población al modelo extractivista. En Jujuy, en el marco del rechazo a la reforma de la Constitución que impulsó Gerardo Morales, las comunidades indígenas se oponen a la actividad porque ven que está en riesgo el agua. ¿Qué pasa con la licencia social que requieren estos proyectos?
-Ahí hay un problema que hay que pensarlo, primero, en los términos de lo que sucedió en Jujuy, que hubo una modificación de la Constitución en la cual se desconocía la propiedad que tenían las comunidades sobre su territorio y era la provincia quien decidía. Ahí hubo una serie de manejos, yo diría inconvenientes, por parte del gobierno de la provincia y de los legisladores, porque esto fue votado en la Legislatura provincial. YPF tiene una larga tradición de ser un desarrollador social. Es una empresa que ha ayudado a construir ciudades como Comodoro Rivadavia, la actividad petrolera ha fundado pueblos y hoy en día trabaja codo a codo con comunidades como por ejemplo los mapuches en el sur de nuestro país. Lo ha hecho siempre hablando con ellos, negociando con ellos, dándoles planes de desarrollo humano, capacitación, desarrollo socioeconómico, siempre en función de acuerdos. No es lo mismo la mirada que tiene la sociedad y las poblaciones que habitan una región con empresas que son extranjeras, a una empresa como YPF que no se va del país y que por otro lado se tiene que hacer cargo de los pasivos ambientales.
En segundo lugar, nosotros hemos hablado con comunidades y demás, y la verdad es que las comunidades no es que se opongan a discutir el tema. En primer lugar, lo que reclaman es que se hagan todas las consultas que hay que hacer y que están estipuladas en convenios internacionales. En segundo lugar, que se les dé participación en lo que es el desarrollo socioeconómico. Si se va a extraer litio, ¿qué ventajas va a tener? Infraestructura, conectividad, educación, respetar la cultura e historia de los pueblos... Hay una serie de temas que tienen que ser considerados cuando uno tiene que sentarse a hablar de desarrollar el litio con las comunidades.
Por otro lado, si ese acuerdo no se logra, me refiero a que si después de esas consultas y de esos planes que uno le presenta a las comunidades, realmente no se llega a un acuerdo, YPF no va a intervenir. No lo va a hacer sin licencia social. Para nosotros, llevar adelante este tipo de desarrollos requieren la licencia social. Me parece que la conflictividad que se ha presentado está en el marco de una situación que no es la que va a proponer YPF.
-Estamos en un periodo preelectoral, donde uno de los candidatos con chances de llegar a la presidencia propone cerrar el Conicet o privatizar la educación. ¿Cuál es su mayor preocupación en torno a esas propuestas?
-En primer lugar hay que tener en cuenta que las propuestas que hace el candidato son propuestas que ya se intentaron instrumentar en Argentina en la década del 90. Había ya un informe del Banco Mundial en donde, no solo proponían privatizar el Conicet, sino también proponían privatizar la Comisión Nacional de Energía Atómica. Es decir, esto no es un tema novedoso. Y la verdad es que no se pudo llevar adelante. Te diría que es una propuesta del pasado que no está en consonancia con lo que hacen los países desarrollados como Estados Unidos, Alemania, Francia u otros que han alcanzado un desarrollo muy rápido, como el caso de Corea o de Israel, han apostado a tener sistemas de ciencias muy fuertes donde el Estado es realmente el emprendedor que financia la investigación de riesgo y que bien cuida a sus científicos. Es más, captura científicos, en el buen sentido de la palabra, de otros países. Mientras que acá, este neoliberalismo autóctono, porque no es el neoliberalismo de los países desarrollados, lo que hace es proponer el achicamiento del sistema de ciencias y por otro lado lo que hace es maltratar a los científicos. Todos se acordarán que en la etapa de Mauricio Macri se habló de los ñoquis dentro de los investigadores; se habla de ciencia útil y ciencia inútil… Bueno, la verdad es que si estas propuestas avanzan vamos a ir a contramano de lo que hace el mundo desarrollado, que es apostar por el conocimiento. Me parece que es el rasgo de una mirada acerca de que Argentina tiene que ser exportador de insumos, un país que exporte materias primas en donde el sistema de ciencia y tecnología no tienen mucho que decir, mucho que agregar. Así que desde ese punto de vista es una propuesta retrógrada.
Por otro lado, quería destacar que hay siempre un ataque sobre las ciencias sociales. La verdad que cuando hablábamos recién de la licencia social, si uno quiere desarrollar el litio, hacer minería de litio, necesita trabajar con las comunidades y en eso son los antropólogos, los especialistas en economía y ciencias sociales quienes entablan ese diálogo. Hoy son imprescindibles. En el caso concreto, todo lo que hace la Fundación YPF también en el aporte a la construcción de esa mirada de licencia social y de aceptación de las tecnologías, de sus beneficios, y saber también claramente los perjuicios que pueden causar. Pero me parece que el ataque a las ciencias sociales es un error estratégico en un momento en que la licencia social para cualquier emprendimiento tecnológico es fundamental.
-Pregunto ahora por la positiva. En caso que ganara UxP, ¿qué aspectos habría que profundizar del área de ciencia y tecnología?
-Yo creo que nosotros tenemos que tratar de focalizar mucho la actividad de nuestros científicos en impulsar todo lo que hace al desarrollo productivo y socioeconómico de la Argentina. Argentina tiene tres investigadores cada mil habitantes de población económicamente activa. Es el sistema de ciencia más potente de Latinoamérica pero Corea tiene catorce investigadores cada mil habitantes. Estados Unidos o Alemania tienen nueve. Francia tiene ocho. Es decir, nos triplican en cantidad de investigadores. Por lo tanto, tenemos que usar muy bien esa fuerza, esas capacidades que tenemos y focalizarse en aquellos puntos donde sabemos que tienen un impacto muy fuerte para el desarrollo de Argentina. Temas que hacen a la energía, a los alimentos, el desarrollo de medicamentos, vacunas. Es decir, aquello que nos permite a nosotros mejorar, no solo la parte productiva sino también las condiciones socioeconómicas de la población. Así que, como desafío, diría profundizar la focalización, es decir, identificar bien dónde tenemos mayor impacto, convocar a los investigadores a trabajar en esos temas, como se hechizo en la pandemia, que se lograron desarrollos muy importantes en el plazo de un año porque la comunidad se dedicó a atender esa situación. Bueno, tenemos que tratar de multiplicar ese esfuerzo. Y también, cumpliendo la ley de Ciencia y Tecnología, que se aprobó en febrero de 2021, en la cual tenemos que seguir aumentando la inversión que hace el estado en Ciencia y Tecnología para llegar a 2030 con el uno por ciento del PBI.
-¿Actualmente de cuánto es esa inversión?
-Nosotros comenzamos con el 0,85 en 2015; Macri lo dejó en el 0,23 y hoy, que se empezó a cumplir la ley, que es un incremento paulatino, estamos en 0,38. O sea, cuatro años de Macri nos llevaron a una caída tal que necesitamos 8 años para recuperar lo que nos hizo perder. Eso es lo terrible de estos retrocesos, de estos vaivenes. Es muy complejo, después, recuperarse. El año que viene deberíamos estar en el 0,41 por ciento del PBI, porque va creciendo al 0,03 cada año. Y en el medio está la pérdida del capital humano, la gente que dejó sus proyectos, que fueron abandonados sin financiamiento, el desaliento de la comunidad, y ahora con estos mensajes que surgen, atemorizantes en cuanto al futuro de la ciencia, también se crea una situación de incertidumbre, de desorientación. Nosotros tenemos que dar señales de que nuestro espacio político va a estar apoyando a la ciencia como lo hizo en todo el período 2003- 2015, con toda la capacidad del estado. Tenemos que tener todavía una política más vigorosa para tener un sistema de ciencia más competitivo.
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