Ganó el candidato menos conocido. Un outsider hasta hace muy poco, del sistema político electoral. Alguien que desde la antipolítica habla de la casta para referirse al sistema político y sus protagonistas y cuya compañera de fórmula defiende a aquellos condenados por crímenes de lesa humanidad. ¡Una verdadera joya!

Conocido por su peluca desmañada, sus gestos aparatosos, sus dichos amenazantes. Carente de respaldo institucional tiene el mérito (?) de haber obtenido, con la ostentación de estos recursos, potenciados por la frustración general, más de 7 millones de votos.

No sé si porque las PASO no resuelven la titularidad de los cargos ya que faltan las elecciones generales a esos fines, el triunfo de la LLA fue sorpresa para un amplio porcentaje del electorado.

Y el voto es chiflado porque el ganador es de los que supongo que adhieren a que este “no es un país normal” y tiene en las manos la prueba de que podría asistirle razón, la mayoría del pueblo argentino terminó votándolo haciéndole ganar las PASO. Siguiendo sus propias palabras se podría decir que lo votaron una mayoría de anormales.

Un candidato que no necesitó recorrer el país para instalarse como una opción. Ahí está primero y será difícil de desalojar de ese lugar de privilegio.

Lo que estremece es que por una superstición estadística, parafraseando a Borges y su concepto de la democracia, este hombre y quienes lo acompañen tendrán en sus manos los recursos y las decisiones más trascendentes de Argentina, en principio, durante cuatro años. Y justamente que sea un antipolítica el que maneje la realidad de la producción y el trabajo es una temeridad que acometió el pueblo argentino que pagará las consecuencias.

Ya los productores de pymes muestran su recelo por la entronización de este hombre. Son los que dependen de insumos importados para poder funcionar. Vislumbran restricciones más severas que las que hoy existen. El mismo temor deberían tener los trabajadores de estas pymes porque su merma en la producción indicaría claramente verse en la calle por una resolución de algún ministerio que sobreviviera a la poda de ministerios que ya ha prometido Milei.

Muchos han dicho lo voté para ver si cambia algo en este país.

Sí, acá lo que tiene que cambiar son los que fugan sus recursos a paraísos fiscales eludiendo sus obligaciones, los que hacen contrabando por la Hidrovía, los que al subfacturar exportaciones y sobrefacturar importaciones, estafan al fisco.Los que fijan los precios de los artículos de primera necesidad, manejando a su antojo el índice de precios al consumidor.

Ya ha dicho el candidato a la presidencia de la República que bajará impuestos que hoy se burlan y que nadie tiene el derecho de quitar o menoscabar la renta de un exitoso.

El cambio no es que la política no resulte aburrida. El cambio significa otra cosa. Significa que nos disponemos a informarnos mejor, que vamos a leer en qué consiste la derechización del mundo político occidental y que vamos a aprender cómo nos preparamos para neutralizar la plutocracia que se avecina.