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Columnistas
17/04/2023

El MPN y el otro…

El MPN y el otro… | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Dentro de un tiempo los historiadores de la política provincial señalaremos a esta nueva criatura, Comunidad, como una parte más del sistema de partidos que fue capaz de construir el MPN por defecto más que por virtud.

Gabriel Rafart *

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El titulo de mi libro El MPN y los otros…, texto en que analizo el mundo partidario y la dinámica electoral neuquina entre los años 1983-2019, me es útil para pensar el tiempo que asoma a partir del nuevo mapa político que deja los resultados de los comicios del 16 de abril.

El MPN y sus lideres de hoy, que han sabido triunfar en todas las lides electorales donde debía elegirse gobernador en la provincia, deberán vérsela con Rolando Figueroa. Ya no como un integrante más que resultó ganador y perdedor de internas emepenistas llevadas a cabo en los últimos cinco años, sino como alguien de los suyos que amenazó con éxito el actual orden partidario y gubernamental. Un orden que había prolongado su ciclo más allá de las posibilidades y recursos cristalizados durante las dos últimas décadas. Hablamos del “tiempo del sapagismo de las segundas líneas”, ese que logró trabajosamente reencauzar para si mismo el control partidario ejercido durante década y media por el potente liderazgo de Jorge Sobisch. En su última etapa, el heredero directo de los primeros Sapag, perdió la partida a manos de una de las figuras que creció al amparo de ambos liderazgos. El MPN, que conocimos tiene que enfrentar este otro que será el futuro gobernador y que no resigna su pertenencia a la tradición partidaria.

Hay un orden que ha sido afectado de manera drástica. Las internas fueron su primera víctima. En las conclusiones de mi libro decía que: “En el MPN, las elecciones partidarias han permitido algo más que procesar disputas por el liderazgo en su organización y las candidaturas electivas. Pueden ser consideradas como la “llave maestra” de su sistema de partidos y de su relación con gran parte de la sociedad neuquina. Todo cuenta: desde la manipulación del calendario electoral, la confección de las listas, el color de cada nómina, hasta la decisión por mayor o menor apertura del padrón de votantes.” Completando aquellas líneas cite a Luz Sapag, quien afirmo en su momento: “no propiciar elecciones internas es sentirse dueños de los candidatos y patrón de los electores”.

Además, en el cierre del libro El MPN y los otros… destacaba que durante las internas se“activa una suerte de proceso democratizador donde el reconocimiento de la igualdad achica la brecha entre la dirigencia y los sectores populares. Un sentido de comunidad que suspende el mundo de jerarquías culturales, sociales y hasta económicas, se construye durante ese proceso.” Esta vez la llave maestra no se activó dejando afuera ese sentido de comunidad democratizadora para las filas partidarias y el MPN como sello partidario resulto derrotado.

Curiosamente ese ideal de comunidad quedó estampado como membresía del nuevo sello partidario con el que Figueroa se presentó a unas elecciones que fueron dos en una, las internas por afuera del partido y, las generales por adentro del sistema político. Dentro de un tiempo los historiadores de la política provincial señalaremos a esta nueva criatura -Comunidad- como una parte más del sistema de partidos que fue capaz de construir el MPN por defecto más que por virtud. Ciertamente, esta vez esa “parte” quedo afuera de su lógica funcional. De la misma manera que ya dejaron de rendir frutos ese universo de partidos colectores que siempre aportaron sufragios para incrementar el caudal decreciente de votos “puros” del MPN. En cambio, resultaron por demás provechosos para el desafiante Rolando Figueroa, de la mano de entidades que resultaron del desguace momentáneo de la alianza de derecha de la versión neuquina de Juntos por el Cambio.

Lo que viene esta por ponerse en marcha. Mucho será novedad. Nunca el MPN ha sido oposición frente al ejecutivo provincial, aunque sectores partidarios han ocupado esa posición alternándose: recuérdese los tiempos de 1995 al 2003. Tampoco un gobernador llego con un caudal electoral tan módico, aunque suficiente para ganar las elecciones en una provincia sin segunda vuelta.

Este “otro”, tiene una alta consideración de si mismo, respondiendo a la fuerte personalización de la política de estos tiempos. Se verá si los recursos desplegados con los que llega al gobierno le son suficiente para recrear un vinculo con el mundo partidario que derrocó.



(*) Historiador, autor del Libro “El MPN y los otros”
29/07/2016

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