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Columnistas
18/09/2022

Un cacho de igualdad

Un cacho de igualdad | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La provincia de Neuquén consolida un modelo con exclusión social alto. El desarrollo de la industria petrolera agrava la situación en la medida que el Estado no interviene con políticas que ayuden a equilibrar las diferencias. La desigualdad se ve en los detalles cotidianos.

Gerardo Bilardo

Las desigualdades en la provincia de Vaca Muerta están a la vista, solo hay que tener sensibilidad para mirarlas. Una fiesta popular como la edición especial de la Confluencia, organizada con motivo del 118 aniversario de la ciudad de Neuquén en el Parque Central, iguala en oportunidades a través de los espectáculos gratuitos, pero al mismo tiempo muestra los desequilibrios que existen en la sociedad neuquina.

Una multitud disfrutó el fin de semana anterior del chamamé romántico de la joven Sele Vera y Los Pampas, del folclore clásico reversionado por Lito Vitale, Juan Carlos Baglietto y Patricia Sosa y del rock siempre vigente de Miguel Mateos, por mencionar solo algunos de los y las artistas que desfilaron por el escenario.

Los espectáculos masivos y gratuitos son buenas ideas que se consolidan con el paso del tiempo. Pero en el territorio, donde miles de personas cubren enormes superficies para disfrutar un tiempo musical único, las oportunidades no son las mismas. En los carritos de comida rápida, llamados fast food en el lenguaje de las mentes colonizadas, los bolsillos son bien diferentes y los precios con la inflación desquiciada de Vaca Muerta ponen límites a unos más que a otros.

Cuando cierra la noche, los excluidos del modelo van en búsqueda del colectivo que los lleve a sus casas. Para ellos se terminó la fiesta, mientras que la clase media con poder adquisitivo, la que tiene empleo registrado y un salario que más o menos sigue el ritmo de la inflación, continúa la noche en un restorán, donde hacen fila para cenar.

La sensación de igualdad es temporal. Dura lo que el recital. Y pone en evidencia que Neuquén no tiene una política de Estado para combatir una injusticia social que se va consolidando con el paso del tiempo. Y Vaca Muerta hace lo suyo mientras no existe una estrategia que corrija las asimetrías.

El escenario social fragmentado se explica, en buena medida, en la lógica del enclave petrolero, un modelo que aplica el Movimiento Popular Neuquino desde su origen y que mantiene vigente porque satisface a los sectores que representa, entre ellos a la industria petrolera.

El último dato oficial sobre pobreza e indigencia en Neuquén corresponde al segundo semestre del 2021. En el conglomerado de la capital y Plottier hay 104.761 personas pobres, de las cuales 18.883 son indigentes. Son datos conocidos y marcan un descenso comparado con el mismo período del 2020. El próximo 28 el Indec difundirá la fotografía del primer semestre de este año y se sabrá si sube o disminuye el actual 33% de pobreza y el 6% de indigencia.

El empleo es otro indicador que pone la lupa sobre los que duermen a la intemperie del modelo que empuja el consumo. El trabajo registrado en el sector privado viene en aumento y el último número oficial difundido fue de 122.000 trabajadores y trabajadoras. En esa cifra están incluidos los monotributistas que suelen estar precarizados. A este universo laboral hay que sumarle unos 85.000 empleados públicos, incluyendo a los municipales.

En el grupo aludido se concentra la mayor zona de confort. Pero si se proyecta la población en condiciones de trabajar (el último registro dio un 47%), a todos los habitantes de la provincia, que se estima alcanza a las 740.000 personas (ese número lo dijo el gobernador Omar Gutiérrez cuando dio a conocer un anticipo parcial del último censo), el mundo laboral potencial comprende a unas 348.000 personas en la provincia. Entre los 207.000 que suman los empleados privados registrados y los estatales y este último número existe una diferencia de 141.000. Allí hay que buscar a los que se cayeron del modelo y no se levantan solos.

La tasa de desocupación no es elevada y también viene en descenso, pero mide solo el sector urbano que concentra a la capital y Plottier. El indicador del primer trimestre de este año fue del 7,4% y del 4,5% para la subocupación.

La inflación, otro factor que pone cuesta arriba el bolsillo de los excluidos, no da respiro en el país pero aquí hay meses en los que sube por ascensor. El último registro, el de agosto, marcó un incremento de 8,23% respecto a julio, 1,23% superior a la media nacional. El alimento se incrementó en el último año 78,84% y un extremo no apto para vegetarianos: las verduras subieron por encima del 93% en los últimos doce meses.

La desigualdad se mide también por otras carencias, como la tecnología. En la provincia el 31,9% de la población no tiene computadora y el 13,8% no accede a internet. Son las últimas cifras oficiales disponibles a partir de información recabada en zonas desarrolladas como Neuquén y Plottier, por lo que es muy probable que estos indicadores sean mayores en el interior y zonas rurales.

Un cacho de cultura viene bien. Pero sería mejor si llega acompañado por un cacho de igualdad. Después de tantos años de gobierno, el MPN no ha sido capaz de sumar a su agenda una propuesta de políticas que mejoren este escenario de injusticia social. El fondo anticíclico es una herramienta que finalmente se puso en marcha, pero no es la única para salir del modo carencia. No alcanza con tener una reserva en un plazo fijo por las dudas. El partido de gobierno sigue enamorado de su programa de gestión y no tiene, como ocurre con la agenda petrolera, un norte para la desigualdad.

29/07/2016

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