Los sábados a media mañana hay una emisión por televisión desde las casa de las Madres de Plaza de Mayo. Allí se explaya Hebe de Bonafini, la titular de esa organización. Lo hace a veces con vehemencia y otras con una calidez que sorprende, en esa luchadora todo terreno que no dejó de ser madre de mil hijos, nunca, como tantas veces ha reconocido.

Lo hizo después de haber estado en la trinchera donde silbaban los tiros durante más tiempo del que lleva recobrado el sistema democrático en la Argentina. O sea hace poco menos de medio siglo.

En la emisión del sábado 18 de junio se refirió a los padres, en vísperas del día que los evoca, e hizo una descripción de los padres que acompañaron a las madres por la aparición con vida de sus hijos, y de todos aquellos padres que de buena voluntad, ayudaron, colaboraron y marcharon junto a ellas por esa enorme gesta que fue el intento de recuperar con vida a sus hijos. Recordó aquella consigna de lucha: “Con vida los llevaron, con vida los queremos”.

En ese reconocimiento universal, Hebe conmovió por su ternura y por describir tan acertadamente las características que tuvo aquella solidaridad.

Los Padres intentaron también organizarse a los mismos fines que lo hicieran las Madres, pero luego de un cierto tiempo hubo múltiples motivos valederos de ausencias. El más trágico fue que un significativo número de padres de personas desaparecidas sucumbió por cáncer o por enfermedades del corazón. Tanto fue callado el dolor de esos familiares que socavó sus vidas y siendo jóvenes aun, resaltó Hebe, ellas fueron madres y viudas al mismo tiempo.

Hebe de Bonafini ha hablado de nuestra Historia todo este tiempo. La ha construido cotidianamente y nos la ha ido contando. Y uno siente que es legítimo afirmar que escuchándola se viven los hechos y las cosas tal como fueron y como son. Es que la Historia siempre tiene un lado oculto y otro que pugna por salir a la luz. En este caso señalo a Hebe como una gran partera de la verdadera historia.

En estos tiempos, cuando los medios de prensa nos enloquecen utilizándolos para desinformarnos y desconcertarnos, para ver si mediante una promoción interesada e inmoral, no nos quedamos como candidatos, con el peor personaje que ellos mismos inventan y perfilan.

Hoy Hebe es todavía un baluarte con tanto coraje y amor por la verdad, que se convirtió en el muro que se opone a los hipócritas y saqueadores de turno.

Una voz imprescindible, una conducta a emular y, lo más valioso para mí, un testimonio de amor por sus hijos, que es también un infinito amor por el destino de la Humanidad.