09/11/2021

Terminator de carne y hueso

Terminator de carne y hueso | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

No hablamos de un robot sino de un gangster buscado afanosamente que se caracteriza por ser, no indestructible -cosa que habrá que ver- sino impune. Nadie le echa el guante a Macri ni a ninguno de su banda. Si esto sigue así, los delincuentes podrían gobernar cada vez que se lo propongan.

Osvaldo Pellin

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Terminator: robot indestructible, de los que hay distintos modelos que se han perfeccionado a lo largo del tiempo, que la ficción ha ideado, con una gran capacidad de destrucción. Acá hablamos de uno de carne y hueso, que se distingue como sus predecesores por ser, no indestructible, cosa que habrá que ver, sino impune. Su objeto de destrucción es el estado de Derecho.

Es más conocido que un gangster buscado afanosamente. Sin embargo, sus evasiones y escondites son siempre ignorados hasta un momento antes de su reaparición, en que los medios denuncian su presencia. Con ellos puede mostrarse cubierto de una inexpugnable burbuja que, solícitos, aquellos le facilitan.

Quizás haya sido el destino de un viaje al exterior o estar ubicado en la estancia de Lewis, en la Patagonia, en Miami o París de vacaciones o en una reunión inesperada con sus fieles colaboradores. Eso sí, su debilidad es mostrar que es muy rico.

Su ausencia a la vez, que escapa a la acción formal de la justicia, es una manera de mantenerse en una situación de inocencia que termina desconcertando.Pero como también le gusta mostrarse como extremadamente influyente, se llega a confundir su poder con mansedumbre.

Para él todo está justificado, la venalidad de los jueces o el conflicto de sus intereses con los del colectivo social por el que dice que lo persiguen.

La sociedad vive sin creer que pueda vencerse su impunidad y extrapola esa certeza a todo su clan. Esta manera de ser, una especie de Terminator de carne y hueso, le otorga un prestigio que también bloquea el sentimiento de indignación que genera su fuga eventual de la que está invicto.

Esa Justicia que no puede ser más ordinaria de lo que es, está destinada para los que se mueven de a pie en la vida, no para él. A él no se lo juzga, él juega en cualquier plano sabedor que es inexpugnable, que no lo alcanzará ninguna justicia terrenal y que, ante cualquier traspié, seguro podrá siempre volver a empezar.

La impotencia que sienten los que desean que la justicia ordinaria-ordinaria lo juzgue, deja como saldo un sentimiento de sociedad partida. Si el hombre o la mujer común tienen siempre la puerta expeditivamente abierta a la pérdida de su libertad ante cualquier transgresión cometida, para el caso de este personaje, esas puertas permanecen selladas. cerradas celosamente y de antemano.

Nadie le echa el guante a Macri ni a ninguno de su banda. Antes de él creíamos vivir en una sociedad de muchos buenos y unos pocos malos. Su presencia ha terminado de invertir la proporción y sabemos que todos podemos mezclarnos y que si esto sigue así, si se resuelve en base a chicanas y al olvido, estamos condenados a convivir con delincuentes que podrían alcanzar la conducción del país todas las veces que se lo propongan.

29/07/2016

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