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10/10/2021

La herida colonial

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La conquista de América es el momento fundante de los procesos que articuladamente conforman la historia posterior: la modernidad, la organización colonial del mundo y la constitución colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria y del imaginario.

María Beatriz Gentile *

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Se sabe que 1492 fue un año clave para España. Un año de guerra y exploración. La caída de Granada marcaba el fin de la dominación musulmana en la Península y se festejaba como el triunfo de la Cristiandad contra el Islam. A su vez, el descubrimiento de una ruta a través del Atlántico abría el camino a la riqueza de un nuevo mundo

La colonización de América reprodujo la violencia extrema con la que se llevó a cabo la expulsión de moros y judíos en la propia España. Una violencia expresada en la ruptura de tratados, masacres, demanda de que el vencido renegara de su religión y su cultura y repartición feudal de tierras, gentes y ciudades.

Todo ello requirió de una elaboración ideológica que narrara los hechos ocurridos, primero como parte de un orden natural trazado por Dios; luego, por la providencia de la razón civilizatoria.

La expansión cristiana estuvo asociada a la expansión del capital desde el siglo XV, las bulas romanas vinculaban expresamente a la Iglesia con el mercantilismo, pero la incorporación de América proporcionó el impulso necesario para la emergencia de una economía mundo.

A partir de entonces, Tenochtitlan (México-Centroamérica) y Tahuantinsuyo (Cusco- Andes de sur) quedaban articulados a Sevilla y Lisboa. “El oro y la plata del Nuevo Mundo le permitieron a Europa vivir por encima de sus ahorros”, escribió el historiador Fernand Braudel.

El mundo moderno/colonial quedo constituido

En el marco de los 200 años de la Independencia de México y Centroamérica, la discusión sobre la España imperial y la conquista volvió a estar presente, pero no como tragedia, sino como farsa.

La derecha española -en sus distintitas versiones- parece disputar entre sí, la versión más retrógrada y nostálgica de la conquista.

El partido de ultraderecha VOX fue de los primeros en retornar a la épica conquistadora al celebrar, el 13 de agosto pasado, la caída de la Tenochtitlan con un “España logró liberar a millones de personas del régimen sanguinario y de terror de los aztecas".

Le siguió el conservador expresidente español, José María Aznar, al afirmar que los indígenas fueron “protegidos” por las leyes españolas de Indias

También Pablo Casado, presidente del opositor Partido Popular, sostuvo que España, después de Grecia y Roma, “es la nación más importante de la historia en cuanto a la contribución a todos los demás países.”Ello sin tener en cuenta, claro está, lo investigado por H. F. Dobyns que calculó que el 95 % de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Cristóbal Colón, víctimas de la violencia, las enfermedades y las hambrunas.

Por último, hace unas semanas,la presidenta de la Comunidad de Madrid, la señora Isabel Díaz Ayuso, de visita en los Estados Unidos, hizo alusión a que en América Latina el peligro es “el indigenismo”, al que considera el nuevo comunismo. Y supuso equivocado pedir disculpas por “los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización”

‘Soberbia’ fue la palabra con que utilizó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, frente la actitud de la monarquía española de no atender su petición de ofrecer disculpas -en esta conmemoración de la Independencia- a los pueblos indígenas por el exterminio.

En un contexto en que hasta la Iglesia Católica a través de Juan Pablo II en 1992 y de Francisco I en el 2015, asumieron la responsabilidad por los ‘graves pecados cometidos contra los pueblos originarios de América’y pidieron perdón en su nombre; la reivindicación de la conquista como acto civilizatorio o evangelizador ya no sirve siquiera de excusa.

Posiblemente, estas afirmaciones tengan menos que ver con la pretensión de reescribir el pasado en clave hispánica y más con la intención posicionarse en contra de todo horizonte igualitario. Una clásica postura reaccionaria.

La conquista del continente americano es el momento fundante de los procesos que articuladamente conforman la historia posterior: la modernidad, la organización colonial del mundo y la constitución colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria y del imaginario. Por eso, la herida colonial aún no termina de cerrar


 



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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