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27/06/2021

La carta del neogolpismo

La carta del neogolpismo | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Si hacemos un inventario de lo actuado por la oposición actual cuando fue gobierno, hubo dirigentes opositores y empresarios de medios a los que directamente se los encarceló con procesos judiciales amañados. Ninguno de aquellos intelectuales y comunicadores asumió que en los cuatro años del gobierno de Cambiemos la democracia estaba en peligro.

Gabriel Rafart *

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Un listado reducido de intelectuales añosos y otros comunicadores con asientos pagos y fijos en paneles de medios enfrentados al gobierno de los Fernández, firmaron una nueva carta dirigida a las filas de la oposición de la que forman parte.

El titulo carece de originalidad, al menos en su primer parte. “La democracia argentina en la encrucijada” titularon los autores de una misiva que está dirigida a su propio mundo de preferencias políticas y culturales. El encabezado es una típica frase comodín. Una y otra vez fue utilizada cuando nuestro país vivió auténticos momentos de zozobra para la efectiva continuidad de la democracia política. Hablamos de eventos como Semana Santa de 1987, las últimas jornadas del año 2001 o la crisis motorizada por el agropopulismo en 2008.

En cambio, la segunda parte del título tiene algo de originalidad, no por la elección de los términos, pero sí por quiénes lo utilizan. Ciertamente, una de las palabras es de creación reciente: “neogolpismo”.

De golpismo sabemos mucho los argentinos y no merece mucha aclaración acerca de quiénes o cómo se pone en marcha. Su actualización con la aplicación del prefijo “neo” remite supuestamente a algo que está desarrollo, que si bien no ha logrado una sustancia definitiva, muchos pueden ver.

Ciertamente, los destacados publicistas de la reciente carta, después de señalar el momento crítico de la democracia por el que estaría atravesando nuestro país, recargando de adjetivaciones, advierten al arco opositor que debe primar la unidad y racionalidad por encima de todo para enfrentar al oficialismo en las cercanas elecciones legislativas. Se denuncia que si el actual gobierno suma unas nuevas bancas, obtendrá una mayoría de escribanía.

El gobierno ya cuenta con una holgada supremacía en el Senado. Entre los gobernadores priman los oficialistas. El “neogolpismo” se impondría entonces después de las elecciones de medio término, llevando al país a un autoritarismo sin fin. La perversión de la democracia vendría entonces con el mismo acto de votar porque quienes votan eligen mal. Nada nuevo se dice.

El contenido de la carta lleva semanas en las voces de quienes conforman la principal coalición opositora. También en el repertorio público de los mismos intelectuales y comunicadores firmantes. Ese verbo común no parece muy distinto al momento en que se apeló a la idea de que la Argentina estaba viviendo una “infectadura” cuando transcurrían los primeros meses del inicio de medidas gubernamentales para contener una pandemia de efectos inciertos. Acciones aquellas que fueron compartidas por los gobiernos provinciales en manos de la oposición. También en aquel documento portaba el título dramático de “La democracia está en peligro”.

En esta ocasión, la puntada final de la nueva carta estuvo en la pluma de varios intelectuales que hace un año recurrieron a aquella formula extraña al lenguaje político. Aun con ello, el vocablo “neogolpismo” parecía más propio de quienes por izquierda antes identificaban situaciones donde líderes de gobiernos de base popular habían sufrido un drástico final, como ocurrió con Fernando Lugo en Paraguay y Dilma Rousseff en Brasil, entre otros.

Hace pocos años los politólogos Steven Levistsky y Daniel Ziblatt publicaron el libro Cómo mueren las democracias atentos a la deriva de EEUU por la llegada de Donal Trump a la presidencia. En esa obra se apuntaba “cuatro señales de advertencias conductuales” para estar alertas sobre la acción de un gobierno surgido en elecciones: rechazo de las reglas de la democracia en juego, negación de la legitimidad de los adversarios políticos, tolerancia o fomento de la violencia y predisposición a restringir libertades civiles de la oposición, incluidos los medios de comunicación.

Si hacemos un inventario de lo actuado por la oposición actual cuando fue gobierno, hubo dirigentes opositores y empresarios de medios a los que directamente se los encarceló con procesos judiciales amañados. Ninguno de aquellos intelectuales y comunicadores asumieron que en los cuatro años del gobierno de Cambiemos la democracia estaba en peligro.



(*) Historiador, autor del Libro “El MPN y los otros”
29/07/2016

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