Columnistas
11/09/2016

Hace 43 años, derrocaron a Salvador Allende

Lluvia de fuego sobre Santiago

Lluvia de fuego sobre Santiago | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En esta fecha, se cumple otro aniversario del golpe militar en Chile que instaló en el poder a la dictadura de Pinochet. Ese 11 de septiembre de 1973, marcó el fin del intento por construir la “vía pacífica al socialismo”.

María Beatriz Gentile *

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El 11 de septiembre de 1973 las Fuerzas Armadas chilenas derrocaron al presidente  Salvador Allende y con ello se clausuró la llamada “vía pacífica al Socialismo”. Aquello que el propio líder presentaba como unamarcha por un terreno desconocido pero “teniendo como brújula nuestra fidelidad al humanismo de todas las épocas -particularmente al humanismo marxista- y teniendo como norte el proyecto de la sociedad que deseamos

En 1970 Chile tenía casi diez millones de habitantes. El 60 % de las familias recibía el 17 % de las rentas y un 2 % de ellas, el 40. Más de un millón de trabajadores percibían ingresos inferiores al salario mínimo. El capital extranjero controlaba el 89,8 % de las sociedades anónimas industriales. El 20 % de los partos se producían sin atención médica, la mortalidad infantil era del 78,7 por mil y casi un millón de niños no iban a la escuela, según el estudio de Mario Amorós.

Revertir esa realidad formó parte del programa de la Unidad Popular con el que Allende ganaba democráticamente las elecciones de áquel año. La nacionalización de la banca, la estatización de las industrias estratégicas, la intensificación de la reforma agraria y la integración de Chile a los Países No Alineados, constituían los ejes de su propuesta.

Nacionalizar la gran minería del cobre fue la acción más significativa en la recuperación de la soberanía económica.El estudio que le permitió al Congreso chileno en 1971 tomar la decisión sobre ello, sin indemnizar a las empresas extranjeras afectadas, revelaba que desde 1930 los valores no retornados al país en concepto de utilidades habían sido de 2.673 millones de dólares, frente a una inversión realizada de sólo 647 millones. La reacción a la medida no se hizo esperar. La compañía norteamericana Anaconda embargó las cuentas bancarias de compañías estatales chilenas y actuó para que el precio internacional de este mineral cayera, provocando una pérdida de 140 millones de dólares al nuevo gobierno.

Henry Kissinger, entonces asesor del presidente Nixon, aseguraba: “No encuentro razones para observar con indiferencia cómo un país marcha hacia el comunismo debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo”. Sus palabras eran apoyadas por el New York Times:Intervenir para sostener la Constitución y salvaguardar la libertad sería menos deplorable y menos arriesgado que permitir al Dr. Allende imponer una dictadura marxista de un solo partido”.

Por su parte, las clases propietarias chilenas conspiraban junto a un sector de las fuerzas armadas para una pronta salida del gobierno. En la viñeta de un diario conservador chileno se mostraba a San Pedro asomado desde una nube sobre la cordillera y un angelito que le preguntaba “¿Qué estás viendo?,” y San Pedro contestaba: “La caldera del diablo”. El golpe estaba en marcha.

No cabe duda, como escribiría el general legalista Carlos Prats asesinado luego por la DINA en Buenos Aires, que resultaba muy audaz avanzar hacia el socialismo en democracia, pluralismo y libertad -como pretendía la “vía pacífica”- en un contexto continental dominado por la Guerra Fría, el anticomunismo y el liberalismo económico.

Desdesu ejecución hasta sus consecuencias, el golpe de 1973 –como ningún otro- fue cubierto por la prensa occidental. Imágenes icónicas del bombardeo a La Moneda y de libros quemados en las calles. La fotografía de un Pinochet con gafas oscuras contrastó con la de esos lentes rotos arrojados al piso. Filmaciones de los prisioneros esperando en el estadio Nacional su muerte, de los tanques avanzando, de los carabineros reprimiendo, se sucedieron una y otra vez en la televisión, sobre todo europea. A pesar de ello el régimen dictatorial duró 17 años, y la impunidad sobre esos crímenes, muchos más. 

 A 43 años de aquella lluvia de fuego sobre Santiago, las últimas palabras de Salvador Allende transmitidas por radio Magallanes en la mañana del 11 de septiembre, resuenan todavía en más de un lugar de la América Latina "Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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