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Columnistas
26/11/2020

Litio: la necesaria búsqueda de alternativas socio-productivas

Litio: la necesaria búsqueda de alternativas socio-productivas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Las mayores reservas mundiales están en Argentina, Chile y Bolivia, pero el valor de este commodity no se define en la región. Con las baterías de litio, van adelante grandes actores con capacidad tecnológica, comercial y financiera. Para ser competitivos quizás se deban buscar otros nichos.

Leandro Etchichury *

En una entrevista radial, realizada antes de regresar a su país, el ex presidente Evo Morales comentaba que en 2010 y estando en Corea del Sur, fue invitado a visitar una fábrica de baterías de litio, dado el interés que tenían los anfitriones por comprar el preciado metal liviano. Cuando Evo les pregunta a los directivos por el costo de montar la planta, le dicen que unos 300 millones de dólares. “Hagamos su gemela en Bolivia”, les propone a los empresarios surcoreanos. Le dijeron que no estaban interesados. Contó, además, que tuvo también una reunión con el primer ministro de Japón, en la que se le solicitó embarques de litio. Evo le propuso que Toyota instale una fábrica en Bolivia para trabajar a nivel local. Tampoco su interlocutor se mostró interesado. “Ahí me di cuenta que los países industrializados sólo quieren que nuestra región garantice materia prima”, concluyó el ex presidente, para luego agregar que “con el compañero Alvaro (García Linera) decidimos nuestro propio camino de industrialización para producir carbonato de litio a partir de acuerdos con China y países europeos”.

Mucho después, tras al golpe de noviembre de 2019, vino la fanfarronería de Elon Musk, el dueño de Tesla y SpaceX, asegurando "¡Le vamos a dar un golpe a quién queramos! ¡Bánquensela!”. Tesla es una importante empresa estadounidense que diseña y fabrica autos eléctricos, uno de cuyos componentes es el litio.

¿Es tan importante el dominio del litio como para derrocar un gobierno? Muchos medios y actores políticos, incluyendo el propio Evo Morales, aseguran que sí. La jactancia de Musk ayudó a sustentar esa teoría.

El Triángulo del Litio

Se ha dicho de este recurso que es el “oro blanco” y que su explotación puede ser una importante fuente de divisas para la Argentina. Un nuevo Vaca Muerta. En principio podemos afirmar que las exportaciones de carbonato y cloruro de litio representan un 16% de las exportaciones de Jujuy, y un 10% de las de Catamarca. Pero, bien podemos comenzar por interrogarnos si el panorama da para descorchar júbilo, más cuando de lo que hablamos es de un commodity que como tal su valor no se define en la región, y mucho menos en la Argentina, y su verdadero agregado de valor está concentrado en algunos pocos puntos del planeta que no son los nuestros.

Como se mencionó anteriormente, el litio es un metal liviano que dada su capacidad para almacenar energía eléctrica lo ha convertido en un componente de importancia para el desarrollo de acumuladores recargables de alta densidad energética. Pero también tiene otras aplicaciones. 

En la naturaleza se encuentra en rocas o en los salares disuelto en salmueras (82% del recurso), y a partir de diversos procesos se puede obtener concentrado de minerales de litio, carbonato de litio, cloruro de litio e hidróxido de litio. El método de extracción más conocido es la evaporación solar que no requiere mayores instalaciones. No obstante, se han desarrollado otros métodos, incluso con patentamiento argentino, para no depender del clima y reducir drásticamente los tiempos de obtención.

Las mayores reservas mundiales se encuentran en Argentina, Chile y Bolivia con aproximadamente el 70% del recurso. De allí deriva el nombre del Triángulo del Litio. Según cifras del US Geological Survey (USGS), para 2018, la producción mundial de litio alcanzó las 85.000 toneladas. La mayor parte de esa producción (95%) es dominada por cuatro países: Australia (60%), Chile (19%), China (9,4%) y Argentina (7,3%); y se concentra en unas pocas empresas: las estadounidenses Albemarle y FMC, las chinas Tianqi y Ganfeng. y la Sociedad Química y Minera de Chile. 

En algún momento se llegó a mencionar la necesidad de armar una suerte de “OPEP del litio”, pensando en la experiencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, pero esa idea hace rato dejó de mencionarse.

Bolsitas de caramelos

En 2015, John Kanellitsas, presidente de Lithium Americas Corp, aseguró que Jujuy será en poco tiempo “la capital mundial en producción de litio”, pero, claro, Corea del Sur y China son los mayores productores mundiales de baterías de iones de litio.

Sales de Jujuy, situada en el Salar de Olaroz (4000 msnm), está conformada en un 66,5% por el grupo Orocobre LTD, un 25% por Toyota Tsusho Corporation y un 8,5 % por la empresa pública provincial Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado (Jemse). En el mismo departamento de Susques, donde se encuentra Olaroz, para 2015 se desarrolló una planta piloto (proyecto Litio Salar Cauchari), destinada a la producción de carbonato de litio y cloruro de potasio, operada por otra sociedad público-privada integrada por las firmas: Posco (Corea del Sur), Minera Exar (un joint venture integrado por partes iguales entre la canadiense Lithium Americas Corp y la china Ganfeng Lithium) asociada con la japonesa Mitusubishi Materiales Corp. y Jemse, que llegó a exportar unas 20 toneladas de fosfato de litio, producidas por un método desarrollado por Posco, y enviadas a Corea del Sur para su recuperación total y medición de pureza. Dado el éxito de la operación, las acciones de Lithium Americas Corp. (controladora de Minera Exar) llegaron a subir un 16%. A la fecha Minera Exar anunció que el Proyecto Cauchari-Olaroz se encuentra en plena etapa de construcción, con el objetivo de entrar en producción en 2021. “Minera Exar cuenta con la financiación para el desarrollo completo del Proyecto, que contempla una inversión de u$s565 millones para establecer una Planta de Producción de 40.000 TPA (toneladas por año) de carbonato de litio calidad/grado de batería”, publican en su página web.

Por su parte, Catamarca lleva más de 20 años ocupada en el tema, a través de FMC Minera del Altiplano, subsidiaria de la estadounidense FMC Corporation, trabajando el yacimiento ubicado en el Salar del Hombre Muerto y operando la planta de absorción selectiva para la extracción del litio, como también la producción de carbonato y fluoruro de litio. También se encuentran instalados en Salta, próximos a la ciudad de General Güemes, con una planta de cloruro de litio y en Salar de Pocitos con una estación de transferencia de cargas para la recepción de materias primas y el despacho de productos al puerto de Antofagasta. La empresa se negó a pagar, durante años, el canon de agua que demandaba Catamarca por la utilización de millones de metros cúbicos en su proceso extractivo. Finalmente, en abril de 2015, firmó con la provincia un memorando de entendimiento para saldar el tema a través de la creación de un fideicomiso que permitiría la construcción de obras de infraestructura destinadas al departamento de Antofagasta de la Sierra. En 2019, el diputado provincial Hugo Ávila presentó un pedido de informes al respecto, señalando que “no hubo ningún beneficio para Antofagasta, ni tampoco sucedió lo previsto en el Acuerdo Transaccional que se solicita, habida cuenta de que el propio intendente de la zona menciona que el último aporte de la empresa Minera del Altiplano fueron ‘cuatro bolsitas de caramelos para la escuela de Antofagasta’”.

A nivel nacional, un informe presentado tres años atrás por la Dirección de Economía Minera destacaba que “en 2016 las exportaciones ascendieron a 191,1 millones de dólares, un incremento del 111% respecto de 2015. El diferencial se explica en un incremento del 50,7% en los volúmenes exportados (principalmente por la producción de Olaroz) y un alza del 45,3% en los precios. De mantenerse la tendencia en los precios y ponerse en marcha algunos de los proyectos en desarrollo, las exportaciones de derivados de litio podrían superar los 800 millones de dólares en los próximos años”. En 2018 las exportaciones de litio representaron el 0,5% de las exportaciones totales del país. El principal cliente es EE.UU. con el 55% de las compras y le sigue China con el 28%.

En agosto de 2017 se inauguró en Jujuy el Centro de Desarrollo Tecnológico “General Savio”, que alberga al Instituto de Datación y Arqueometría (InDyA), al Centro de Investigación y Desarrollo en Materiales Avanzados y Almacenamiento de Energía de Jujuy (Cidmeju), y al Instituto Jujeño de Energías Renovables y Eficiencia Energética (IJERyEE). El centro es heredero de un proyecto elaborado en los últimos años del gobierno de Cristina Kirchner cuando convocaron a Y-Tec (YPF + Conicet), el Conicet y la Universidad Nacional de Jujuy para desarrollar el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas sobre Litio y sus Aplicaciones, en la localidad de Palpalá, donde funcionara la emblemática empresa nacional Altos Hornos Zapla.

En lo que hace al conflicto socio-ambiental, un el trabajo presentado por Clacso (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), titulado Litio en Sudamérica. Geopolítica, energía y territorios (2019), revela un escenario de disputa en expansión, dado un “corrimiento de la frontera minera”, que de las provincias del NOA se extiende a Córdoba y San Luis. Incorpora nuevos sectores sociales, ocurriendo un “desplazamiento de las estrategias de lucha –fundamentalmente las legales– desde su anterior enraizamiento en el Derecho Indígena hacia el derecho ambiental, donde en los últimos tiempos la Mesa de las 33 comunidades de Salinas Grandes han intentado acciones legales amparados en la Ley de Glaciares y peri-glaciares, en los sitios RAMSAR y la defensa de los humedales,  y de manera general en el principio precautorio que rige en la normativa ambiental nacional y provincial”.

Más allá del extractivismo

En el mercado productivo internacional están primando asociaciones estratégicas entre compañías mineras, químicas y grupos empresariales con diversas líneas de negocios en las cuales se aplican compuestos de litio, en particular automotrices. Y, como viviera en carne propia el ex presidente boliviano Morales, el producto estrella del litio, las baterías, se fabrican en unos pocos países, principalmente asiáticos, que concentran el mercado por cuestiones de desarrollo tecnológico, escala y por lo tanto costos más bajos. Pero, además, desde esos mismo países se intenta avanzar con nuevos desarrollos tecnológicos que podrían dejar caducas a las baterías de litio en no muchos años.

En 2017 se anunció una asociación entre la jujeña Jemse y la compañía italiana SERI, para “el montaje de una planta piloto de ensamble de baterías de litio, la fabricación de celdas de la batería de litio y la producción de material activo” con la mirada puesta en el mercado europeo. Pero en 2019, un informe del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y la por entonces degradada Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva  señalaba, entre otras cosas, que SERI es un actor nuevo en este mercado, con poca experiencia y altos costos respectos a sus competidores asiáticos. Por otra parte, según el acuerdo, será Jemse la responsable de captar compradores, a diferencia del convenio alcanzado por Bolivia con sus socios alemanes (ACI Systems). “La empresa jujeña carece por el momento de la capacidad profesional para realizar esta tarea, aun dentro del muy incipiente mercado sudamericano”, señalan los autores del informe, y agregan que “en cuanto a la dimensión productivo-tecnológica del proyecto batería, las posibilidades de generar derrames y capacidades en el medio local a partir de un emprendimiento de naturaleza  exclusivamente ensambladora son muy limitadas... En este sentido, no están claras las actividades de transferencia de tecnología desde SERI a los socios locales”.  

El uso más extendido del litio es en baterías para vehículos híbridos o eléctricos, teléfonos celulares, computadoras portátiles y herramientas eléctricas. Pero también se puede utilizar como agregado en vidrios y cerámicas, para hacerlos más resistentes a los cambios de temperatura, en aleaciones para la industria aeronáutica, en la elaboración de polímeros, en la fabricación de grasas lubricantes, y en la industria farmacéutica, entre otros usos.

Para Andrés López, investigador de Económicas de la UBA (Universidad de Buenos Aires) y del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires, existen otras alternativas de desarrollo a la fabricación de acumuladores eléctricos. “Australia es un gran productor de cobre y oro, entre otros minerales, y Noruega de petróleo, pero estos países casi no exportan productos procesados en base a esos recursos, sino software para la explotación petrolífera y minera, equipamiento y servicios”, explica López en una nota donde opinan varios investigadores

Por lo que se puede ver, en materia de baterías de litio ya se han posicionado grandes actores con capacidad tecnológica, comercial y financiera, que corren muy por delante y cada vez más rápido. Nuestra inteligencia tal vez esté en avanzar en otros nichos en los que podamos ser competitivos. Lo mismo corre para pensar nuestra inserción productiva en términos generales. 

Como corolario, quisiera rescatar las palabras del tecnólogo Eduardo Dvorkin, apuntadas en una larga entrevista que compartiéramos en el año 2015: “Supongamos que decidimos que nuestro camino es desarrollar determinado tipo de producto, el tema no sólo es cómo se decide eso y quién hace el seguimiento respecto a cómo lo estamos haciendo, sino definir quiénes son los actores. La teoría neoliberal dice el actor es la industria privada. Entonces, ¿qué es lo que le corresponde hacer al Estado? Solucionar aquellas fallas estructurales que tenga el país, como infraestructuras, laboratorios, créditos, y después la industria privada lo hace. Yo pienso que, en la Argentina, un país capitalista atrasado, la industria privada no está para eso. Primero, porque la industria privada no está acostumbrada a tiempos de retorno lentos del capital como implican este tipo de inversiones. Segundo, no está acostumbrada a asumir riesgos, y para minimizar el riesgo es necesario multiplicar los desarrollos. Es decir, la industria privada hoy en Argentina no tiene la voluntad de hacer estos desarrollos. O dicho en términos más setentistas, en Argentina no tenemos burguesía nacional. Entonces, el actor es el Estado”.



(*) Antropólogo y miembro del Observatorio de Pensamiento Estratégico para la Integración Regional (Opeir).
29/07/2016

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