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Columnistas
29/04/2016

Ley antidespidos

La sociedad le pone límites a Cambiemos

La sociedad le pone límites a Cambiemos | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Las medidas del gobierno de Mauricio Macri y la convergencia de la oposición a 4 meses y 18 días de su asunción.

Héctor Mauriño

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Esta semana la oposición le asestó la primera derrota parlamentaria al gobierno nacional con la media sanción, en la Cámara de Senadores, de la ley de Emergencia Ocupacional que busca poner freno a los despidos y suspensiones de trabajadores, tanto en el ámbito público como en el privado.

Tuvieron que transcurrir cuatro meses y 18 días de un gobierno que no trepidó en tomar decisiones extremas, muchas de ellas por decreto, para que la oposición se uniera para poner límite a su accionar.

Fueron, demás está decirlo, cuatro meses muy buenos para los de arriba y muy malos para los de abajo.

Por un lado, eliminación de las retenciones a los productores agrícolas y a las mineras, supresión de los derechos de importación, y ganancias desmedidas para bancos, financieras y exportadores de granos.

Por el otro, devaluación, tarifazos en la luz, el gas y el transporte; pérdida de poder adquisitivo del salario y las jubilaciones; y despidos, muchos de ellos con olor a revancha como no se había visto desde 1955 y otros teñidos de fundamentalismo ideológico contrario al rol social del Estado.

Un estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) dio cuenta de que entre diciembre del año pasado y marzo de este año se produjeron 141.542 despidos. Del total, un 52% fueron de trabajadores del sector privado y un 48% de estatales.

El sector con mayor número de pérdida de fuentes de trabajo fue la construcción, luego vino la administración pública y más atrás la industria.

Solamente en Atucha se produjeron 2.400 despidos en la construcción. Neuquén no fue la excepción: el secretario general de la Uocra local, Víctor Carcar, denunció la pérdida unos 1.500 empleos. Los atribuyó a la parálisis del plan Procrear y a un aumento del 50% en los costos de los materiales producto de la devaluación.

En el ámbito estatal, la firme decisión de avanzar en el achicamiento del Estado no reparó en ninguna consecuencia. Con los despidos, se desarticularon programas en Salud, Educación, Agricultura, Migraciones y Justicia, entre otras áreas.

La misma suerte corrieron trabajadores de programas como Conectar Igualdad, Coros y Orquestas del Bicentenario; equipos de salud comunitaria -que encendieron luces rojas en la epidemia de dengue-; o empleados de los pasos fronterizos en varias provincias.

El panorama cada vez más crítico provocó la inmediata reacción de las dos CTA, que realizó varios paros, y terminó por suscitar un cambio de actitud de la CGT de Azopardo comandada por Hugo Moyano que, a riesgo de perder toda credibilidad, comenzó a tomar distancia del gobierno de Cambiemos al que había apoyado sin mayores reservas.

Así, las cinco centrales obreras del país -las CGT de Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo y las CTA de Pablo Micheli y Hugo Yaski- concurrieron al Congreso para reclamar una ley que frenara la epidemia de despidos.

Sólo sectores muy desprestigiados del gremialismo empresarial como el secretario general de UATRE, Gerónimo “Momo” Venegas, siguieron sosteniendo la postura inicial de que “no hubo despidos” porque no se trató de trabajadores sino de “ñoquis”.

Lo mismo puede decirse de sectores políticos como el Frente Renovador o el bloque Justicialista desgajado del Frente para la Victoria, que hasta hace muy poco habían acompañado al gobierno en algunas de sus medidas más controvertidas, como el desmesurado pago a los fondos “Buitre” o el uso discrecional de los decretos de necesidad y urgencia y ahora tornaron a cerrar filas con el resto de la oposición en contra de la política de despidos masivos.

Con todo, esta semana Sergio Massa volvió a tomar distancia de una oposición consecuente. El miércoles pasado se reunió con el titular de la Cámara baja, Emilio Monzó, y con el jefe de bloque del PRO, Nicolás Massot y a posteriori miembros de su bloque se prestaron a una jugada que busca quebrar el frente opositor en torno al proyecto de ley de emergencia elaborado en Diputados.

Lo hicieron presentando una propuesta alternativa, supuestamente destinada a preservar a la pequeña y mediana empresa.

Una postura que amenaza con una fisura en el interior del propio bloque renovador entre los sectores que vienen del empresariado como José Ignacio De Mendiguren y los de extracción gremial, como Facundo Moyano y Héctor Daer, que siguen respaldando la ley antidespidos.

También, y luego de agitar la posibilidad del veto, si se sanciona la norma, el presidente Mauricio Macri sacó de la manga a último momento un proyecto de ley de Empleo Joven, presentándolo como “una promesa de campaña”.

La iniciativa introduce una reducción de los costos laborales para las empresas por un período de tres años, una receta conocida que ya fracasó en los ‘90 provocando el desfinanciamiento de la seguridad social.

La respuesta de los bloques opositores del Senado, donde el FpV cuenta con amplia mayoría, fue apurar su propio proyecto, que si bien es menos contundente que el de Diputados, porque no es retroactivo y extiende la emergencia por sólo 180 días, está animado por el mismo objetivo: frenar la sangría de despidos en la que está embarcado el gobierno de Cambiemos.

Finalmente, el miércoles el Senado le dio media sanción a la declaración de emergencia ocupacional por 48 votos a favor y apenas 16 en contra.

La apoyaron el FpV, el Peronismo Federal, el MPN, el Movimiento Popular Fueguino, Proyecto Sur, el GEN y la Coalición Cívica. Hasta el salteño Rodolfo Urtubey, del FpV pero alineado con su hermano el gobernador Juan Manuel Urtubey, votó a favor. Sólo el Pro y la UCR votaron en contra.

La flamante conducción del Partido Justicialista, integrada por José Luis Gioja y Daniel Scioli, hizo llegar su apoyo al proyecto al bloque del FpV que preside el rionegrino Miguel Angel Pichetto.

Paralelamente, en un gesto inédito desde el comienzo de la democracia, que reivindica el viejo criterio gremial de “unidad en la acción”, las cinco centrales obreras del país acordaron realizar hoy, en ocasión de la celebración del Día de los Trabajadores, una marcha de protesta contra los despidos y la falta de respuestas del gobierno.

Por las dudas, Moyano advirtió que el presidente Macri cometería un "error muy grande" si vetara la ley. Y no descartó realizar un paro general más adelante si no es escuchado el planteo gremial.

Ahora sólo resta ver qué hará la oposición en Diputados. En principio, la postura del FpV es tratar de aprobar el proyecto que tiene media sanción del Senado y convertirlo en ley. La expectativa es que si fuera vetado el Senado, donde hay amplia mayoría opositora, lo termine ratificando por los dos tercios de los votos.

Al cabo de cuatro meses y medio la sociedad argentina le empieza a poner límites a un cambio traumático.

29/07/2016

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