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04/09/2016

Brasil: el golpe de las tres B

Brasil: el golpe de las tres B | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La “república vieja” se activó para dar el golpe contra la presidenta Dilma Rousseff, pero ahora bajo el bloque de los partidos conocidos como Bala, Buey y Biblia.

María Beatriz Gentile *

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Se dijo que el golpe contra el presidente Zelaya en Honduras en el año 2009 no era lo último de lo viejo, en el sentido del pasado dictatorial del continente, sino lo primero de lo nuevo. El que se hizo contra el presidente paraguayo Fernando Lugo en el 2012 y el reciente golpe parlamentario en Brasil contra Dilma Rousseff, lo confirman. ¿Será en Venezuela el próximo?

Es evidente la desmesura y avidez de los poderes fácticos que enfrentan hoy las sociedades latinoamericanas. No se trata de ensayar una victimología colectiva ni aquello de la “venas abiertas”, sino de confirmar el carácter aristocrático, jerárquico y neocolonial de las clases propietarias locales que no logran aceptar otro Estado que no sea el que reproduzca sus intereses, otro Régimen político que no garantice un sucesor de su entorno en el gobierno, otra sociedad que no sea la desigual y excluyente.

En América Latina las mayorías populares caminaron el siglo XX intentando que la puja distributiva por la riqueza no las ahogara en sangre. La primera piedra nunca vino de abajo, siempre cayó de arriba. Nacidas sin cuna y sin títulos de nobleza, las elites criollas convocaron a la desobediencia masiva contra el imperio español para independizarse primero y heredar después los beneficios de un orden social colonial al cual nunca quisieron cambiar. Convertidas en clases dirigentes, consideraron que su supervivencia como tal dependía exclusivamente de su alianza con poderes extranjeros. Fue Gran Bretaña en el siglo XIX, Estados Unidos en el XX. Cualquier intento de articular hacia dentro fue rechazado. No aceptaron siquiera transformarse en burguesías nacionales, ni aun cuando el Estado les protegió el mercado y se hizo cargo de la reproducción de la fuerza de trabajo con la expansión de los derechos económicos y sociales. Profesionalizaron a las Fuerzas Armadas para que las protegieran, abrazaron el liberalismo económico pero nunca el político y se hicieron “nacionalistas” sólo para restaurar sus derechos de propiedad, familia y tradición vernácula.

El proceso seguido para la destitución de la presidenta de Brasil puso al descubierto todo ello. El Brasil de la “república vieja” se activó para dar el golpe; pero ahora bajo el bloque parlamentario de partidos conocido como “las tres B”:Bala -Frente Parlamentario de Seguridad Pública vinculado a la policía militar y los escuadrones de la muerte-, Buey -Frente Parlamentario Agropecuario, el de los agronegocios- y Biblia -Frente Parlamentario Evangélico de fundamentalistas religiosos y misóginos-. A su vez las siete familias dueñas del 90% de los medios de comunicación se encargaron, en las doce semanas previas al golpe, de formatear la opinión pública a través de las tapas de los principales periódicos en contra del gobierno.

¿Razones para el golpe? Ensayar una explicación en base a las contradicciones del gobierno y sus intentos por democratizar a las clases propietarias, ya no tiene sentido. La conspiración golpista fue motivada por los aciertos del gobierno del PT y no por sus errores. Entre el 2003 y el 2015 -según la Cepal- en Brasil la tasa de pobreza pasó de 35,8 al 14, 3%; la de indigencia del 11,5 al 3,4; la mortalidad infantil bajó en un 45%; el desempleo pasó de dos dígitos a uno y el peso de la deuda externa en el PBI bajó del 38 al 14%. ¿Se podría haber hecho esto sin tocar los intereses de las clases dominantes? De ninguna manera.

Por la vía revolucionaria o por la reformista, con populismos o con socialdemocracias criollas, con socialismos reales o liberalismos sociales, las mayorías populares latinoamericanas vienen intentando construir sociedades menos desiguales y más inclusivas. Entre ensayos fallidos y logros alcanzados, se aprende y se avanza. Y habrá que seguir haciéndolo. "Esta historia no acaba así. Estoy segura de que la interrupción de este proceso por un golpe de Estado no es definitiva…no voy a decirles adiós. Estoy segura de que puedo decir 'hasta pronto'”,Dilma Rousseff.



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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