Dos días después del lanzamiento mundial de “Pokemon Go”, el 15 de julio pasado, la empresa Nintendo pegó un salto bursátil de 7.500 millones de dólares.

“Pokemon” es una franquicia de la multinacional Nintendo, dedicada al mercado de los videojuegos y a la electrónica de consumo, con sede en Japón.

El origen del negocio hay que rescatarlo de la década del ‘90, cuando empezó como un videojuego. Después siguieron las cartas, luego la serie de televisión y por último el merchandising, en el que se destacó el famoso muñequito “Tamagochi” -antepasado directo del “go”- que permitía “criar” pokemones virtuales. De ahí que el primer “mercado” que buscaron fue el de personas de entre 25 y 35 años, que crecieron con aquellas historias, de medio y alto poder adquisitivo.

En setiembre del año pasado y luego de dos años de estancamiento económico en los valores de sus acciones en las bolsas de comercio planetarias, la compañía anunció el lanzamiento de una aplicación de realidad aumentada llamada “Pokemon Go”.

La aplicación es gratuita, pero su popularidad mundial y la posibilidad de -luego de descargada en el Smartphone- comprar insumos virtuales con dinero real para seguir jugando, elevaron las acciones de Nintendo en más del 100% de su valor en apenas 48 horas.

Un negocio de tres

El negocio planetario tiene tres patas. En primer lugar la explosión ya descripta del valor bursátil de los dueños de la franquicia.

En segundo lugar el comercio directo de compra y venta de mercancía virtual a valores reales, pagaderos con tarjeta de crédito. La mercancía virtual la conforman los insumos que necesita el usuario para seguir adelante con el juego cuya descarga inicial fue, por su puesto, gratuita.

Y en tercer lugar las operadoras de telefonía móvil. En nuestro país, la empresa “Personal”, que controla un tercio del mercado, informó que en tres semanas contabilizó más de 300 mil descargas. Los expertos señalan que la proyección mensual de las tres grandes operadoras móviles sumaría el millón y medio de descargas.

De ese total, 30 mil serán neuquinos, ya que nuestra provincia tiene una participación promedio de 2% del mercado nacional, con la característica de ser uno de los tres distritos con mayor penetración por habitante. Cada 100 comprovincianos existen 233 líneas habilitadas, según datos oficiales al año 2012 de la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC).

Las telefónicas ganan por la cantidad de datos que insume el juego. Cada usuario que descarga el juego consume entre cinco y 10 megabytes por hora de su cuota de datos, según la información proporcionada por Personal.

De mantenerse el ritmo, ese consumo promete agotar rápidamente los planes de abono a datos, que por lo general se ubican entre dos y cinco gigabytes al mes. De modo que habrá que pagar una extensión del paquete de datos, que también es más cara.

En este punto las empresas argentinas se frotan las manos y los bolsillos ya que la tecnología 4G permite una mayor velocidad de navegación, pero también eleva el consumo. Y como no vivimos en Europa, el wi fi de uso público para localizar a los personajes está muy poco desarrollado en nuestro país, por lo que no hay más remedio que hacerlo por la vía paga.

Realidad aumentada

La realidad aumentada consiste en agregar capas de virtualidad a contextos físicos reales, por ejemplo, unos muñequitos que aparecen en la pantalla del celular cuando tenemos encendida la cámara y el gps del móvil, de modo que mientras vemos la vereda que estamos a punto de pisar se nos puede aparecer uno de ellos, sólo en el teléfono, claro.

La genialidad del proyecto que le hizo ganar tanto dinero a la empresa consiste en salir a la calle en búsqueda de estos pequeños monstruos (gracias a la cámara del teléfono y mediante el gps) que están escondidos en las diferentes ciudades del mundo. El sentido del juego es atrapar a la mayor cantidad de pokemones posibles.

La idea de salir a la calle para jugar con entornos reales desafió el paradigma de los videojuegos, cuya lógica obligaba a encerrarse en una habitación durante horas.

Pero hay otra realidad aumentada y es económica.

A un contexto físico real estancado (el valor accionario de Nintendo antes de Pokemon Go) se le agregaron capas de virtualidad (una gigantesca parafernalia publicitaria disfrazada de noticias que hablan en simultáneo de un “fenómeno mundial”) que crearon las condiciones de florecimiento económico de la multinacional.

El nombre “Pokemon” resulta de la combinación de los vocablos anglosajones “pocket monster”, que traducidos al español significan algo así como “monstruo de bolsillo” o la acepción más común “pequeño monstruo”.

Mientras los medios de comunicación nos inundan con noticias empáticas sobre “el furor mundial” o “el fenómeno”, con los jóvenes aficionados de todo el planeta que se chocan con las paredes, son atropellados por colectivos o violentados por ladrones de teléfonos; los pequeños monstruos dueños del negocio piensan en el próximo gran engaño global.