Columnistas
30/04/2020

Covid-19

Tiempo ganado, mucho por recorrer y algunas enseñanzas

Tiempo ganado, mucho por recorrer y algunas enseñanzas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El autor de esta columna de opinión afirma que “la llegada un poco más tardía a nuestro continente nos ha dado la oportunidad de prepararnos, y la estamos aprovechando”. Destaca que hay “cifras que nos alientan” pero “debemos ser cautos: todavía no nos hemos topado muy de frente con el virus”.

Facundo Cornejo *

Vamos bien. Todavía no hemos ganado nada, pero vamos bien.

O sí hemos ganado algo: tiempo. Un tiempo necesario para organizarnos, para aprovisionarnos, para aprender mejor como atender los casos sin enfermarnos.

El espejo de los países vecinos nos dice que vamos bien. Con dificultades, con incertidumbres (¿quién no las tiene?), pero con una idea clara: evitar que tengamos una cantidad de casos (personas enfermas) simultáneos que no podamos atender como corresponde y se merecen.

La ruta del virus nos ha dado la chance de enfrentarlo con algunas ventajas respecto a otros países. La llegada un poco más tardía a nuestro continente nos ha dado la oportunidad de prepararnos. Y la estamos aprovechando. 

Es dificultoso encontrar datos que den cuenta real de la situación. Los datos de “contagiados” están muy influenciados por las distintas modalidades de testeo de cada país/provincia, así como también por el momento de la epidemia en cada región. A su vez, la cantidad de testeos por sí sola no nos dice nada de cómo se procede con las detecciones para evitar/morigerar los contagios. Los datos de fallecidos sin población de referencia tampoco son fiables.

Son las (horribles) tasas de mortalidad a causa del Covid-19 las que nos están diciendo que vamos bien. Si bien todo es muy preliminar, pareciera ser que esta mortalidad comparada nos enseña que los países que no han implementado medidas de distanciamiento social (entre otras) a tiempo y sincrónicamente, no están teniendo buenos resultados. Ni los que tienen una respuesta sanitaria semejante a la nuestra (la mortalidad -proporcional a la población- de Brasil es extremadamente superior a la argentina, ver abajo), ni los que supuestamente tienen una respuesta sanitaria “primermundista” (la tasa de mortalidad en algunos estados -¿un país dentro de otro?- de EEUU es catastrófica).

Este gráfico (tomado del reporte diario de la Dirección de Epidemiología de la Provincia de Neuquén) compara tasas de mortalidad por Covid-19 entre países vecinos. La ventaja de este tipo de gráficos es que refieren los casos (de fallecidos en este ejemplo) a la población de cada país, permitiendo así una comparación más acabada.

Son estas cifras las que nos alientan a pensar que vamos bien. Aunque debemos ser cautos: todavía no nos hemos topado muy de frente con el virus. Los recientes testeos serológicos (valoración de anticuerpos que dan idea del contacto que ha tenido una persona con el virus recientemente) realizados en la ciudad de Buenos Aires, que han arrojado altos grados de negatividad, también aportan en el sentido de que -medidas de bloqueo y confinamiento mediante- aún no hemos tomado contacto masivamente con el Covid-19. Debemos saber que la infección masiva va a llegar a nuestras comunidades, no es posible sostener indefinidamente este nivel de distanciamiento social.

El tiempo ganado nos permitirá también llegar a una próxima etapa en la que los avances científicos puedan dar mejores respuestas a la pandemia. Conocer más del virus, de su biología, de su relación con el sapiens, de sus debilidades, de posibles terapéuticas, y hasta de algunas otras maneras de control/prevención poblacional, una posible vacuna entre ellas. Es innumerable la cantidad de estudios científicos en proceso actualmente para entender mejor esta enfermedad, y es muy probable que vayamos encontrando maneras de combatirla mientras preservamos a los que hoy sabemos son más vulnerables: adultos y adultas mayores, y quienes tienen algunas enfermedades previas.

Sería una necedad negar que las medidas extremas de confinamiento no conllevan múltiples problemas de diversa índole (incluyendo incremento/exacerbación de enfermedades mentales, pérdida del seguimiento de pacientes crónicos/de riesgo, incremento de situaciones derivadas de la vulnerabilidad aumentada de algunos grupos sociales que ven dificultado el acceso al trabajo necesario para su subsistencia diaria). También es preciso mencionar que los gobiernos (nacional, provinciales y municipales) están realizando enormes esfuerzos para mantener las condiciones básicas de subsistencia en esta difícil e inédita situación socio-sanitaria. 

Debemos mencionar que -paradójicamente- países que no implementaron medidas de distanciamiento en principio, han tenido que hacerlo posteriormente, sumando así los dos problemas: una mortalidad aumentada y las consecuencias económico-sociales de las medidas sanitarias.

La verdadera evaluación de la eficacia, beneficios, oportunidad (y también efectos colaterales indeseables) de las drásticas medidas de confinamiento, sólo podremos hacerla una vez pasada la pandemia. Allí podremos evaluar los niveles de enfermedad y mortalidad globales por distintas causas en esta temporada, incluyendo las que no son en relación directa al nuevo virus y las devenidas del parate económico mundial y de cada país. Pero no podemos ahora esperar esos análisis para tomar decisiones, ahora hay que actuar, y es lo que se está haciendo.

Por último, es menester mencionar que la pandemia nos está (re)enseñando otras cosas. Se enumeran aquí somera y desordenadamente algunas que creemos importantes: 

1.- La incorporación de medidas de higiene y distancia social podrán ser una ganancia social muy valorable a futuro. 

2.- No es posible enfrentar situaciones como esta sin un Estado fortalecido, sin una conducción ministerial con alta credibilidad y capacidad técnica, sin “salud pública”. 

3.- Situaciones como las vividas en Italia o España podrían ser devastadoras en nuestro país, y hasta pudieran poner en riesgo la paz social.

4.- Es necesario incorporar miradas desde diversas áreas de la sociedad (la sociología y la comunicación, entre otras) para enfrentar situaciones complejas como esta. La mirada sanitaria (médica-infectológica-epidemiológica) no es suficiente para dar cuenta de los miedos, incertidumbres y conductas comunitarias. 

5.- El nivel de colaboración y consenso logrado por gobernantes de distinto signo político puede ser leído como un posible germen para la implementación de algunas políticas de Estado sanitarias a futuro. Asimismo, queda en claro que existe una diferencia abismal entre mirar de afuera (sin responsabilidades concretas) y tener que tomar decisiones de gobierno.

Estos y otros aprendizajes serán nuestra ganancia social para próximas y mejores épocas.



(*) Médico General. Especialista en Epidemiología. Sistema de Salud Pública de Neuquén.
29/07/2016

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