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Columnistas
16/04/2020

Las enseñanzas del paciente inglés

Las enseñanzas del paciente inglés | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Hacia fines de la segunda guerra mundial, William Beveridge y Frederick Hayek discutieron sobre cómo recuperar a la sociedad británica. El plan “beveridgiano” incluía desde pensiones a la vejez hasta un sistema nacional de salud. Sus debates pueden servir hoy, cuando el capitalismo mundial vive su cuarentena.

Gabriel Rafart *

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En el año 1944 se cruzan las trayectorias intelectuales de William Beveridge y Frederick Hayek. El primero es director del prestigioso London School of Economics de Londres. Hayek es un docente más de ese instituto universitario fundado por pensadores socialistas reformistas y liberales “moralistas” británicos a fines del siglo XIX. En ese mismo año, el profesor Hayek publica un libro que en poco tiempo se transforma en una suerte de manifiesto programático del pensamiento liberal y de aquello que décadas más tarde se llamará neoliberalismo. Referimos a Camino de Servidumbre. 

Una nueva coincidencia se da entre el futuro premio nobel de economía y el director del London School. En ese mismo año, a poco de producirse el desembarco de las tropas aliadas en Normandía, Beveridge publica Pleno empleo en una sociedad libre. Este libro también tuvo un gran impacto. Su contenido fue considerado el segundo informe sobre el tema de la seguridad social y las medidas proyectadas para la población destinado al parlamento, que según el autor, el gobierno británico tendía que implementar después de ganada la guerra mundial.  

Además de que ambos intelectuales han publicado esos libros en el mismo año, tienen en común haber nacido lejos de las islas británicas, igual que su pertenencia al mundo de los liberales. Aún con esto último, hay una enorme distancia entre la imagen que tiene uno y otro sobre el futuro del paciente inglés.  

En las referidas obras, tanto Beveridge como Hayek están pensando qué pasará con el paciente inglés o, en todo caso, con una Gran Bretaña que ha perdido su buena salud como Imperio y como sociedad, ya que la brecha entre ricos y pobres es enorme. Ciertamente, el mundo de los británicos ya no tiene el esplendor de otros tiempos y su participación en la Segunda Guerra ha profundizado su declive. Hayek, está atento exclusivamente al tema de la libertad y con ello busca restablecer el ideario liberal del siglo XIX. Lo dice con claridad: “tenemos ante todo que recobrar la fe en los valores tradicionales que Inglaterra defendió en el pasado y el coraje moral para defender vigorosamente los ideales que nuestros enemigos atacan”. Los enemigos que acusa no son solo los defensores del totalitarismo nazi o soviético, también los liberales que han elegido el camino de reformar el capitalismo. Ciertamente, desde mediados del XIX la pobreza y la cuestión social comenzaron a ser atendidos por un importante sector de intelectuales, publicistas y políticos que podían estar en línea con los ideales del liberalismo pero que eran muy críticos acerca de las consecuencias sociales del capitalismo. Hablamos de un conjunto de hombres y algunas mujeres dispuestos a superar los prejuicios moralistas y políticos que sustentan una sociedad basada en la riqueza de unos pocos.

Entre aquellos reformistas tempranamente se encontraba Beveridge, quien entiende que Gran Bretaña debe emprender una lucha sin cuartel contra cinco males: la indigencia, las enfermedades, la ignorancia, la suciedad y la ociosidad. La propuesta beveridgiana comprendía el seguro de enfermedad, pensiones a la vejez, a viudas y huérfanos, ampliación de la cobertura a los trabajadores por accidentes y enfermedades del trabajo, la asistencia pública y de determinadas categorías de discapacitados. Además, incluía un sistema nacional de salud. Dos principios fundamentales debían sostener esas políticas: uniformidad y universalismo. 

Es sabido que en la inmediata posguerra la mayor parte de los países capitalistas desarrollados lograron dar carnadura al llamado Estado del Bienestar. William Beveridge ofreció un plan para pensar en ello, en el que buscó conciliar la necesidad de libertad y la igualdad en el campo de la distribución, muy lejos de la propuesta contenida en la obra de Hayek. Lo que siguió por más tres décadas fue “ablandar” al capitalismo. Durante aquel tiempo el paciente inglés tuvo una salida para su recuperación.

No cabe duda que esa celebre discusión entre dos tipos de liberales de hace no mucho deja enseñanzas para este tiempo donde el capitalismo mundial vive su cuarentena y cuenta con muchos pacientes. La cuestión es si se sale con más capitalismo o tenemos la oportunidad de ablandarlo un poco para que el paciente pueda vivir una vida plena.



(*) Historiador, autor del Libro “El MPN y los otros”
29/07/2016

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