Argentina
05/04/2020

Coronavirus

El peso de la cuarentena y el intento de reabrir la grieta

El peso de la cuarentena y el intento de reabrir la grieta | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Los altos niveles de adhesión que tienen el gobierno nacional y su política frente a la pandemia son interpelados por la crisis económica, la duración del aislamiento y los cacerolazos de la oposición. ¿Cómo seguir frente a realidad incierta y cambiante?

Daniel Hernández

Igual que en una novela distópica el mundo cambió para siempre. No se trata del mundo como generalidad, como ese espacio que habitan otros, sino de la vida cotidiana de todos y cada uno de nosotros. La pandemia del Covid-19 está cerca del millón de infectados y los 50.000 muertos en todo el planeta. Más de 1.300 enfermos y al menos 42 muertos en la Argentina.

¿Cómo afecta esto la vida de los argentinos? ¿Cómo perciben al gobierno de Alberto Fernández? ¿Qué opinan de las políticas para paliar la crisis? ¿Cuáles son los miedos, las dudas, las esperanzas? ¿Cuánto se puede sostener el aislamiento social obligatorio? ¿El retorno a escena de la derecha Hay espacio para reabrir la grieta?

Estas son algunas de las preguntas formuladas a fines de marzo por la consultora Trespuntozero que hoy, a ocho días del fin de la cuarentena abren interrogantes hacia el futuro, tanto económico como político, cuando grandes empresarios y oposición política se mostraron esta semana dispuestas a mover el avispero.

El relevamiento abarcó más de 1.000 casos en todo el país y se realizó a mayores de 16 años en forma online. De las respuestas se desprenden conclusiones importantes: un amplio apoyo al gobierno nacional y a las políticas para enfrentar la pandemia; la valoración del trabajo conjunto entre oficialista y opositores; el apoyo al decisión oficial de anteponer la salud a la rentabilidad económica.

“Esto es una foto. No veo una escena sólida. Es cierto que las medidas tomadas hasta ahora dieron resultado, la Argentina ha logrado controlar la situación mucho mejor que Italia o Ecuador. Pero sigue siendo día a día. Estamos en una escena de imprevisibilidad e incertidumbre fenomenal”, advierte  Shila Vilker, directora de Trespuntozero, a Va Con Firma.

Más que números

De acuerdo al relevamiento la gestión del gobierno nacional es calificada como “buena” o “muy buena” por el 77,3% de los consultados, en tanto que el 16,3% la considera “mala” o “muy mala”, creciendo la primera de ellas más de 22 puntos respecto a diciembre de 2019, fecha en asumió Alberto Fernández. 

Un 83,1% de los encuestados consideró además que los políticos “están teniendo una actitud positiva, trabajando juntos y llegando a acuerdos”. Un 90,4% dijo tener “mucha confianza” o “algo de confianza” en la capacidad del gobierno para controlar el coronavirus. Esto incluye al 82,1 % de los votantes de Macri el año pasado.

Además, el 82,7 % dijo que el gobierno de Alberto Fernández está mejor capacitado para lidiar con el Covid-19 que el de su antecesor, al que prefirieron solo el 17,3% de la encuestados. Más de la mitad de quienes votaron por Juntos por el Cambio (51,6 %) comparte esta posición.

La percepción política de la pandemia se completa con las preocupaciones en términos económico-sociales, con el temor a un mayor aumento de la inflación y a la desocupación en el tope de las inquietudes. 

Respecto al aislamiento social obligatorio dispuesto por el gobierno nacional desde el 20 de marzo pasado, el 96 % dijo cumplirlo, en tanto que sólo el 0,4 % reconoció el incumplimiento injustificado.

Respecto a la cuarentena, que el gobierno analiza flexibilizar a partir del 13 de abril, tiene a la economía familiar como dificultad central: el 43, 3% de los encuestados dijo tener recursos para aguantar sólo una semana de cuarentena, la mitad de cuales ya la había cumplido al momento de realizarse el relevamiento. 

Medidas

La valoración positiva del gobierno del Frente de Todos se traslada a las medidas adoptadas por la Casa Rosada para enfrentar el Covid-19: el 94,2 % de los consultados las califica son “muy buenas” (63,9 %) o “buenas” (30,3 %).

Aquí aparece el respaldo al apotegma presidencial “la salud antes que la economía”. Los encuestados respondieron en un 90,4 % que la prioridad del gobierno debe ser “cuidar la salud y la vida de las personas”, en tanto que sólo 6,6 % eligió la opción “cuidar la economía, la actividad y el empleo de las personas”.

En consonancia con esto el apoyo a las decisiones adoptadas por el Poder Ejecutivo suscitan altos niveles de respaldo: suspensión de clases (97,6 %),  cuarentena obligatoria (97,2 %), congelamiento de alquileres y prohibición de desalojos (91,7 %), bono a monotributistas y trabajadores informales (90,1 %) y suspensión del corte de los servicios públicos (80,4 %).

Incluso medidas con las que el macrismo duro busco meter una cuña entre la sociedad y el gobierno arrojan resultados similares. Sumar médicos cubanos al combate y prevención de la enfermedad logra un 64,8 % de adhesión. En tanto que un 75,9 % de los encuestados dijo que no hay que repatriar a quienes están en el exterior mientras dure la crisis.

Cuarentena y aguante

“Lo que puede hacer variar esto son muchos factores, por ejemplo, cuánto tiran los argentinos en cuarentena. Se da la paradoja de que muchos de los adherentes al planteo del gobierno responden que no pueden aguantar porque no tienen recursos para hacerlo”, explica Vilker.

Según la analista “Hay una ciudadanía conmocionada. Cómo dispara esto, para un lado o para el otro, es impredecible. Cuando hicimos la encuesta más del 90% de te decía que acompañaba el encuadre sanitario del gobierno. Pero a medida que la situación económica se vaya volviendo cada vez más álgida, cuánto va a prender una visión más economicista es algo a dilucidar”.

Esta posibilidad es la que siguen de cerca en la Casa Rosada. Y el equilibrio es difícil, ya que si la situación hoy percibida como relativamente controlada se dispara el escenario puede cambiar rápidamente el humor social con consecuencias impredecibles, tanto en lo político como en la sanitario.

Para Vilker, “el hecho de que la pandemia en la Argentina esté bastante controlada, que no tengamos una cantidad imposible de infectados ni de muertos, es por un lado un éxito de las medidas tomadas pero también un límite para éstas, porque son medidas que implican un parate total del país”.      

En este contexto Alberto Fernández sigue dos variables que van de la mano: la sanitaria y la política. Respecto a la primera es casi un hecho que a partir del 13 de abril el aislamiento se flexibilizará, dejando “en casa” a los grupos de riesgo, extendiendo la suspensión de clases y promoviendo el trabajo remoto en todos los sectores donde esto sea posible, fundamentalmente en el ámbito estatal. 

En cuanto a la política son seguidos con atención los movimientos de la oposición, fundamentalmente los del macrismo duro. La apuesta de algunos sectores de Juntos por el Cambio de reabrir la grieta que el sondeo muestra sin manifestaciones evidentes en el contexto de la pandemia, encendió la alarma con los cacerolazos que la semana pasada. 

Grieta y cacerolas

“Cuando nosotros hicimos la medición estaba a flor de piel la foto de Alberto Fernández flanqueado por Rodríguez Larreta, sucedáneo de Mauricio Macri, y Axel Kicillof, que representa a Cristina Kirchner. Una foto de unidad y mediación que fue tremendamente bien valorada por la ciudadanía”, asegura la consultora.

La pregunta que por estas horas circula por algunos despachos oficiales, y también por los de la oposición, es hasta dónde se puede tirar de la cuerda. De un lado y del otro, claro. Apostar a reabrir la grieta supone riesgos, no solo para la oposición. 

“La grieta tiene tres dimensiones: la grieta según la adhesión político-partidaria, la grieta de ricos contra pobres y la grieta de “blancos” contra “negros”. Una dimensión ideológica, otra clasista y una tercera cromática. La disputa del gobierno con los empresarios expresa esas dimensiones”, analiza Vilker. 

La consultora asegura que “hay que empezar a pensar qué está pasando con la grieta, qué se suspendió con el coronavirus y qué no. Veníamos de una escena donde además de la grieta había escepticismo, desconfianza, enojo hacia la política. Es parte de una agenda que se había suspendido, pero los reclamos para que los políticos se bajen los salarios reactiva esta demanda”. 

“Es cierto que puede haber oportunistas, aún en una situación que no da para la especulación política, pero también es cierto que agitar algunos enojos sociales que venían de antes puede caminar, al menos en algunos sectores. Yo estaría mirando más atentamente la reacción social, que es la que puede hacer prosperar esto o no”, agrega.

Dislocados

Las largas colas y padecimientos que sufrieron el viernes pasado jubilados y beneficiarios de los programas sociales es un “error no forzado” que el gobierno no se puede permitir. Contraría lo dicho y hecho por la Casa Rosada hasta el momento. Y lo puede pagar caro. Aún más con el macrismo duro y el poder económico y mediático que se puso en movimiento esa misma semana. 

“El coronavirus dislocó a la sociedad argentina, la dislocó en lo social, en lo económico, en lo sanitario, en la previsibilidad; no hay área de la vida social que no haya quedado dislocada. El mecano se desarmó y las piezas con la que hay que rearmarlo son las piezas con las que veníamos”, considera Vilker.

“Es una época dramática – concluye la analista- que a la Argentina la encuentra muy mal, con altos niveles de pobreza, con crisis sociales de distinto orden y en un mundo que necesita menos mano de obra para producir como no lo hizo nunca antes, y donde no hay un problema de generación de riqueza sino de cómo repartirla”.     

Una situación inédita y excepcional es siempre una oportunidad. Una oportunidad para dar un salto cualitativo, para sentar las bases de una sociedad más justa y con mayor bienestar, para ser mejores. Pero también es una posibilidad: la de hundirnos todavía más en el egoísmo, la depredación y la crueldad. Es la encrucijada que ya empezamos a recorrer. 

29/07/2016

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