Energía
31/05/2019

Vaca Muerta crece en medio de un derrumbe generalizado

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El crecimiento de la producción del shale va a contramano de la caída de la demanda de energía de industrias, hogares y comercios, arrastrada por los fuertes aumentos de precios y una economía devastada.

Los números del mercado energético argentino reflejan del fracaso del proceso económico del gobierno de Mauricio Macri, y delatan los ganadores y perdedores del modelo. En el primer grupo se ubican las compañías privadas y el selecto grupo de beneficiarios del negocio de las energías renovables y en el segundo los usuarios de los servicios públicos y las pymes, comercios e industrias.

Según el último informe del Instituto Argentino de la Energía (IAE) General Mosconi, con datos del primer trimestre del año, el segmento de la producción de hidrocarburos tuvo signos positivos provenientes de Vaca Muerta. En el acumulado de marzo de 2018 al mismo mes de 2019, la producción de petróleo del país creció 3,3%, sostenida por la fuerte suba del shale oil, del 52,1%.

La producción de gas creció 5,6% en el acumulado de 12 meses, debido al aporte de Tecpetrol en Fortín de Piedra, beneficiaria de los subsidios otorgados por el plan de estímulos a la producción no convencional (Resolución 46/2017), cuyo recorte derivó en una demanda judicial de Tecpetrol contra el Estado.

Vaca Muerta es uno de los pocos proyectos económicos que arrojan resultados favorables en la gestión de Cambiemos, sostenido por los subsidios a la producción de gas y una mayor carga de los costos energéticos hacia los ciudadanos. 

Sin embargo, otros números del mercado delatan la peor cara del modelo. Un fuerte indicio de la recesión y del impacto de los tarifazos fue la baja de la demanda total de energía eléctrica, que en marzo de 2019 se redujo 10% con respecto al mismo mes de 2018 y un 1,7% en términos anuales. La crisis golpea fuerte: la demanda anual disminuyó para todas las categorías de consumo: hogares, industria y comercio. 

El consumo energético está íntimamente vinculado con la suerte de la economía, la cual cayó un 5,3% en el primer bimestre del año. El daño más grande lo sufre la industria, que se desplomó un 8,5% en el mismo periodo.

La debacle se da en un contexto inflacionario severo. En el caso de los productos refinados de petróleo, los precios mayoristas acumulan una suba en 12 meses del orden del 70,5%, mientras que la energía eléctrica muestra una variación interanual del 79,7%.

El principal argumento de los tarifazos que intentaba justificar la política energética de Cambiemos era el supuesto derroche de subsidios a la energía heredado del kirchnerismo. Si bien en los primeros años del mandato de Macri hubo una reducción de las subvenciones al consumidor (no así a las petroleras), el descalabro económico hizo que las transferencias del Estado al sector energético aumentaran en el último año un 398% en el acumulado a febrero.

La devaluación de la moneda (+94%) y su impacto en los combustibles, principalmente en el gas doméstico e importado, provocaron el crecimiento de los subsidios tanto a la generación eléctrica por consumo de gas natural como aquellos requeridos por importación de GNL.

La recesión también se siente a la hora de cargar el tanque. Las ventas de naftas y gasoil acumulan en el último año móvil una caída del 3,3%. Las recurrentes subas en los surtidores hicieron que los consumidores optaran por los productos más accesibles del mercado, y que por ello las ventas de naftas premium cayeran un 24,1%.

29/07/2016

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