El descalabro de la economía ya hace mella en la industria petrolera, uno de los pocos sectores que se vieron favorecidos en la gestión de Mauricio Macri. A pocos días del lanzamiento de los “precios esenciales”, un intento del gobierno nacional de contener el desbocado aumento de los alimentos, las refinadoras aplicaron el cuarto incremento de combustibles en lo que va del año, lo cual tendrá impacto directo sobre la espiral inflacionaria.

La primera en aplicar la suba fue Axion, con un 6%, y luego la siguieron YPF, que domina el mercado, con un aumento de entre 3,9% y 4,5%, Shell (operada por Raizen) conun 4,3%, yPuma Energy con un 6%.

La suba de los combustibles se explica por la corrida del dólar y el incremento del barril de petróleo a nivel internacional de petróleo, que ronda los 73 dólares, por la tensión en Venezuela, uno de los países con más reservas del mundo, y por la decisión de Arabia Saudita de mantener los recortes a la producción en momentos en que la administración de Donald Trump decidió avanzar con sanciones contra quienes compren crudo a Irán.

En este contexto, quedan al desnudo las consecuencias de la liberación del mercado de los combustibles decidida por el gobierno de Macri con un modelo económico insostenible.

Las refinadoras aseguran que aún no han trasladado todo el incremento de costos a los surtidores y es de esperar que haya nuevos aumentos el mes próximo.   

Cada vez tienen menos margen de maniobra y deben optar por subir o perder clientes. En marzo la venta de combustibles cayó por séptimo mes consecutivo, esta vez un 3,28%. La baja se explica fundamentalmente por la caída de las naftas premium que desde fines del año pasado se venden un 25% menos, y ya hay disminución en el consumo de súper.

Otro hecho significativo que marca el derrumbe del modelo que la crisis ya impacta en la industria petrolera fue el fracaso de la licitación de cargas para el Tren Norpatagónico, proyecto prioritario para la Casa rosada para reducir los costos de logística de Vaca Muerta.

La licitación establecía que entre todas las empresas debían ofrecer una compra anticipada de 4 millones de toneladas de carga, pero sólo se alcanzaron 3,3 millones de toneladas.

El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, se había puesto al frente de las negociaciones con las petroleras para alcanzar la cifra que justificaría la viabilidad de la inversión.

YPF ofreció 1,5 millón de toneladas, Pan American Energy 300 mil, Shell otras 150 mil, Pluspetrol 115 mil, Vista 102 mil y Chevron, Total y Pampa 100 mil toneladas cada una.

Unas 850 mil toneladas fueron ofertadas por empresas que no tienen interés directo en Vaca Muerta como el Puerto de Bahía Blanca, una constructora y una empresa dedicada al acopio de granos, con lo cual se cree que detrás de esa maniobra estuvo la mano de Dietrich para que no naufragara el proyecto.

La gran duda de las empresas es cuánto y de dónde saldrá el financiamiento del ferrocarril, cuya obra demandará casi 800 millones de dólares, con el riesgo país en ascenso, un gobierno cada vez menos creíble y debilitado por un modelo económico ya agotado.

La gran ausente fue Tecpetrol, enfrentada con el gobierno por el recorte a los subsidios a la producción de gas de Fortín de Piedra. Se espera que el senador Miguel Ángel Pichetto y el candidato a presidente Roberto Lavagna visiten el yacimiento en los próximos días. De concretarse, será, por un lado, una señal al círculo rojo de que en una eventual presidencia del economista no tocará los millonarios intereses de las petroleras, y por otro la confirmación de que Paolo Rocca, uno de los empresarios más fuertes del país, ya habrá ungido a quien pretende que suceda a Macri.