Abril comenzará con aumentos en el gas y en los combustibles, dos insumos claves que sumarán presión sobre la inflación descontrolada que atraviesa la economía nacional.

El próximo lunes comenzarán a regir las nuevas tarifas de gas para domicilios y comercios, que promediará un 29 %, pese a que los esquemas presentados por las distribuidoras en la audiencia pública superaban el 35%. 

La decisión que oficializará en las próximas del secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, seguramente traerá confrontaciones con el sector empresarial, ya que el aumento se hará en tres cuotas en abril, mayo y junio, para amortiguar el impacto en los caldeados ánimos de la población en un año electoral en el que la alianza Cambiemos se juega su futuro en medio una crisis auto inducida de proporciones trágicas.

De todas maneras, las empresas cobrarán todo el incremento de entrada y el Estado se hará cargo de la diferencia que no alcanzará al usuario. También financiará el interés que se generará por el descuento del 20 % que se aplicará a los consumidores en las boletas del invierno y que luego deberán pagar en verano. 

De todas formas, este tipo de medidas del gobierno, junto con la reducción de los subsidios al gas de Vaca Muerta, paralizarán el desarrollo de varios bloques gasíferos este año. 

Mientras que los combustibles subirán a partir del lunes. Las refinadoras tenían planeado aplicar un 3% para absorber el impacto del incremento de los impuestos que gravan a esos productos y la suba del dólar. 

El año pasado las naftas y el gasoil acumularon subas del orden del 70 % lo cual provocó un cambio en el consumo de los automovilistas que se volcaron hacia las opciones más baratas del mercado. En el último trimestre del año las ventas de combustibles premium cayeron un 30 %.

Sin embargo, la variación del tipo de cambio de los últimos días, que pasó de los 40 pesos a los 45, hacen que las empresas empiecen a recalcular sus números, y la remarcación en las pizarras podría ser de entre el 5 y el 10 %. Sucede que el principal insumo para elaborar los combustibles, el petróleo, está dolarizado. Habrá que ver si el gobierno intercede para contener el aumento.

El descontrol del dólar de esta semana también pone presión sobre las cuentas fiscales, ya que el Estado había presupuestado los subsidios a la generación eléctrica con un tipo de cambio a $40,10, con lo cual deberá optar entre destinar más fondos y complicar su compromiso de déficit primario cero que mantiene con el Fondo Monetario Internacional, o trasladar la suba a los usuarios, alimentar la espiral inflacionaria y atenerse a las consecuencias del caldeado ánimo social. 

La paciencia se está colmando. El gobierno nacional dejó este año de financiar la tarifa social eléctrica que recibían las familias más vulnerables, y le transfirió la responsabilidad a las provincias y municipios.

En muchas ciudades, esas personas quedaron desamparadas y recibieron tarifazos brutales. Tal es el caso de la provincia de Tucumán, donde ayer los usuarios protestaron en varias localidades contra la Empresa de Distribución Eléctrica de Tucumán, y llegaron a incendiar un local. Cada vez más personas no pueden pagar las tarifas y la paciencia se empieza a agotar.