La baja de equipos de Tecpetrol, la multitudinaria concentración del gremio petrolero en Añelo, los reclamos de la Provincia a Nación, son capítulos de una novela en la que se debate el futuro inmediato de las inversiones en Vaca Muerta, tras la decisión del secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, de recortar los subsidios a la producción de gas.

Por un lado, el gobernador Omar Gutiérrez, envió una carta al funcionario nacional advirtiendo que “no respetar los compromisos asumidos no está a la altura de lo que Vaca Muerta y Neuquén significan como ejemplo del desarrollo de la Argentina”. 

Luego, pasaron a la acción los gremios petroleros, con el senador Guillermo Pereyra a la cabeza, que reunió unos 15 mil trabajadores en Añelo para demostrar el poder de movilización y advertir que está en riesgo el blindaje contra los conflictos y el acuerdo sectorial del que goza Vaca Muerta.

A las pocas horas del acto trascendió que Tecpetrol, la compañía del grupo Techint, dará de baja tres de los cuatro equipos de perforación que tiene en Fortín de Piedra, el yacimiento que está en el centro de la discusión por ser el mayor beneficiario de los subsidios establecidos por la Resolución 46, y que quedarán suspendidos 300 empleados de firmas contratistas.

Ayer, Tecpetrol presentó ante el Poder Ejecutivo una solicitud de impugnación de la modificación que la Secretaría de Energía hizo del criterio de cálculo correspondiente a los pagos de las compensaciones económicas a la producción de gas de Vaca Muerta.

Se trata del primer paso administrativo que toma la empresa del Grupo Techint en busca de cobrar subsidios por el total de la producción de Fortín de Piedra.

La compañía aseguró que las nuevas “liquidaciones constituyen una clara violación del Artículo 17 de la Constitución Nacional, al afectar derechos adquiridos de la Sociedad que habían sido reconocidos por la propia conducta del Estado”.

Según los argumentos de la petrolera, Nación ya reconoció el año pasado que toda la producción de Fortín de Piedra, que crecía mes a mes, debía ser reconocida con el subsidio que cubría la diferencia entre el precio del mercado y el precio estímulo de 7,50 dólares el millón de BTU. 

Tras varias rondas de negociaciones, donde circuló un borrador que podía límites al precio subsidiado, entre otras modificaciones a la Resolución 46, Lopetegui cortó por lo sano y decidió que sólo se pagará la producción declarada por las empresas a la hora de presentar los planes de inversión de los 8 proyectos que perciben el beneficio.

Tecpetrol, que había declarado que llegaría a 8,5 millones de m3 diarios de gas y terminó elevando su producción a 17,5 millones de m3, considera que por ese cambio de cálculos dejará de ganar 5.655 millones de pesos.

También se ven perjudicadas otras operadoras que tienen 11 proyectos aprobados por Neuquén pero frenados por Nación. 

El secretario de Energía prefirió dejar sin modificaciones el texto de la Resolución 46, advertido que un cambio normativo podría desatar una avalancha de juicios. Decidió que lo mejor era pagar por la producción declarada durante la presentación de cada proyecto. Sin embargo, el recorte de la torta de subsidios a repartir deja varios heridos que no se quedarán de brazos cruzados. 

Por estos días las compañías se encuentran reconfigurando sus planes de inversión, ante lo que consideran un cambio de reglas de juego, a la vez que evalúan si los reclamos judiciales son viables. 

Según trascendidos, Lopetegui convocará para la semana que viene a las principales empresas y al sindicato petrolero para repasar la agenda del sector, el avance de las inversiones y el cuidado del empleo en las operaciones. Se trata de reactivar la mesa Vaca Muerta, pero con los máximos representantes de las compañías. 

Gobiernos, empresas, gremios, todos presionan. Sin embargo, el ajuste a los subsidios fue ordenado por un actor que hoy en la Argentina tiene más peso de decisión sobre la política económica que el resto de los actores en disputa: el Fondo Monetario Internacional, que presiona para que se ejecute una drástica rebaja del gasto público. 

Atado de pies y manos por el endeudamiento récord, el presidente Mauricio Macri queda en offside con un sector poderoso del círculo rojo como es la industria petrolera.

El encargado de cumplir con los mandatos del FMI, es Nicolás Dujovne. El ministro de Hacienda logró eyectar del sillón de Energía a Javier Iguacel, quien tenía como misión encaminar las negociaciones con las petroleras, pero prometió el pago de un monto de subsidios que no se podrá cumplir. 

Sin embargo, la bomba de tiempo la dejó armada el ex CEO de Shell, Juan José Aranguren, ideólogo de una Resolución 46 que no puso límites a los aportes que debía desembolsar el Estado para hacer competitivo el negocio del gas de Vaca Muerta.