Las recientes estadísticas el Indec revelan un dato que desnuda la fragilidad que atraviesa la economía real en la Argentina, derivada de las decisiones del gobierno nacional. Se trata de la caída de la actividad industrial del 8,1 por ciento en junio pasado con respecto del mismo mes de 2017. Pero la cifra se torna más alarmante al analizar el sector de la refinación de petróleo, que descendió un 19,9 por ciento.

El Estimador Mensual Industrial (EMI) además mostró un descenso de 5,6% en la industria de refinación de crudo en el acumulado del primer semestre de 2018 respecto los primeros seis meses del año anterior.

El informe del Indec asegura que la baja en el crudo procesado se debe a paradas de planta. Las principales bajas en de junio se dieron en gasoil y fueloil y, en menor medida, en naftas.

Los números no hicieron más que poner en relieve el desabastecimiento de combustibles que se registra en varias zonas del país en los últimos meses, sobre todo en la zona agraria de la Pampa Húmeda. 

Se trata de la caída en la refinación más alta en la última década, y el regreso a la época de escasez de combustibles en la Argentina que no ocurría desde que Repsol controlaba YPF, la empresa que domina el mercado de los combustibles.

Esta semana las petroleras volvieron a incrementar los precios en los surtidores. Esta vez el aumento rondó el 5 %, y desde enero se acumula una suba del 35 % en los combustibles premium y cerca del 30 por ciento en los comunes. 

Pese a los fuertes incrementos, las refinadoras aseguran que aún no absorbieron el impacto de la brusca devaluación, por lo cual seguirán remarcado las pizarras. Sucede que la conjunción de la liberación del precio del barril de petróleo que decidió el gobierno nacional, la cotización del dólar y el precio internacional del crudo, elevaron los costos de forma exponencial.

En el sector aducen que aún los precios en los surtidores están retrasados entre un 7 y un 12 %, dependiendo el producto.

En este contexto, la política del gobierno nacional impactó de lleno en la rentabilidad de YPF. En el segundo trimestre del año registró utilidades por 471 millones de dólares, un 30 % menos que en el mismo periodo de 2017. La caída se explica en la imposibilidad de trasladar el efecto de la devaluación a las estaciones de servicio.  

“Los precios de los combustibles medidos en dólares cayeron un 3,2% en naftas y un 1,7% en gasoil", comunicó YPF, y agregó que “el downstream tuvo un resultado operativo de sólo $ 361 millones (-88,3%). Entre otros factores, esto se explica por las importantes fluctuaciones que se registraron en el tipo de cambio y el precio del crudo, entre otros”. En dólares, la utilidad operativa de ese negocio se resintió un 92,2%: de 197 millones de dólares en 2017 a 15 millones en 2018.

Las cifras demuestran que la baja de la actividad del parque refinador está relacionada con la especulación de las empresas, que con los actuales precios tienen resultados operativos muy bajos, y en algunos casos rozan las pérdidas. El desabasteciendo es una herramienta poderosa de presión. 

La devaluación y los precios dolarizados de la energía también produjeron un descalabro en el sector del gas. Por estos días las distribuidoras y las productoras negocian los nuevos contratos. Las primeras proponen una baja del orden del 25 % del precio del gas en el punto de ingreso al sistema de transporte que afectará directamente a Neuquén. Pretenden que el gas destinado a domicilios, comercios y pymes ronde los 3,60 dólares el millón de BTU, es decir un dólar menos que los 4,68 dólares actuales. Además buscan que los contratos se pesifiquen para evitar la citación actual de fuerte deuda generada por la devaluación, ya que los precios que rigen en la actualidad se fijaron en dólares.

Por supuesto que las compañías productoras no están dispuestas a una rebaja tan brusca. Deberán llegar a un acuerdo en los próximos días para presentar una propuesta al Enargas, organismo estatal que tendrá la palabra final.