Javier Iguacel visitó la semana pasada Vaca Muerta por primera vez como ministro de Energía, marcando un fuerte contraste con su antecesor, Juan José Aranguren, quien recorrió el proyecto energético más importante de Sudamérica recién avanzados dos años de su gestión. Y por si hiciera falta, fue directo a Loma Campana, el yacimiento no convencional estrella de YPF, empresa con la cual el ex CEO de Shell tenía una tirante relación.

Más allá de las declaraciones de rigor sobre la importancia estratégica de Vaca Muerta como polo energético y como fábrica de divisas ante la inminente apertura de exportaciones de gas, la estadía de Iguacel dejó preocupación en una provincia que, pese al contexto nacional adverso, atraviesa un año positivo desde los números, por la devaluación y el incremento de los precios de los hidrocarburos. 

Tras su paso por Neuquén, Iguacel dejó trascender que no piensa desempolvar de los cajones del ministerio los 12 proyectos que solicitan ingresar el Plan Gas, que establece para este año un precio superior a los del mercado, de 7,50 dólares el millón de BTU, y 7 dólares en 2019. 

La diferencia entre ese valor y los 4,50 dólares en promedio que se comercializa el gas en el mercado interno es cubierta por el Tesoro nacional. En total son ocho los yacimientos que hoy perciben ese beneficio, con grandes demoras de los pagos, de hasta tres meses. 

Si ya no puede cumplir con los proyectos en marcha, mucho menos aún se podrá hacer frente a las 12 iniciativas en stand by, con el fuerte recorte presupuestario que se espera para el año próximo para suplir con el ajuste condicionado por el Fondo Monetario Internacional. Por esta razón, están en duda inversiones por 3.800 millones de dólares para extraer gas de empresas como YPF, Pluspetrol, Capex, Pampa Energía y Tecpetrol.

A su vez, Iguacel busca la forma de poner coto al esquema de precios dolarizado que dejó Aranguren, y que con la brusca devaluación del peso y la caída de la economía se tornó inviable. Por eso, ayer la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) redujo los precios del gas con destino a la generación de energía eléctrica que se vende a las distribuidoras de los 5,53 dólares por millón de BTU que regían en la Cuenca Neuquina desde abril de 2016, a 4,42 dólares.

La medida impactará de lleno en los ingresos por regalías de la provincia de Neuquén y significa un recorte de los subsidios que perciben las empresas productoras. Se estima que se producirá un ahorro de 17 mil millones de pesos para el Estado Nacional. 

En realidad se trata de un intento por reparar el descalabro generado por la devaluación. Sucede que por la apreciación del tipo de cambio, el Estado destinó más de 11 mil millones de pesos al segmento de generación de energía durante los meses de mayo, junio y julio, el doble de lo presupuestado.

El objetivo secundario del ministro de Energía es amortiguar el impacto de las revisiones de tarifas eléctricas que se realizan cada seis meses. Ayer autorizó una suba del 24,4% para los usuarios residenciales de Edenor y Edesur, las distribuidoras de Buenos Aires. 

Pero como es esperar en la era Macri, los bolsillos serán castigados la semana próxima por un nuevo incremento de los combustibles, que rondará entre el 5 y el 7 por ciento. Según estiman desde las empresas del sector, hacia fin de año deberá concretarse una suba de otro 13 por ciento más para compensar el desbalance del tipo de cambio, siempre que no se vuelva a disparar el dólar. 

El ajuste que encara la Casa Rosada empieza a empañar la buena sintonía con la provincia con medidas de fuerte impacto como son la quita del beneficio de la zona patagónica a las asignaciones familiares y el rumor de su traslado a las jubilaciones, y a los subsidios que sostienen las inversiones en Vaca Muerta.