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Energía
12/07/2018

La pesada herencia de Aranguren

La pesada herencia de Aranguren | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Los fuertes aumentos de precios no mejoraron el desempeño de los yacimientos de petróleo y gas. Sólo Vaca Muerta dio signos positivos. Logró un ahorro de los subsidios energéticos pero produjo una fuerte transferencia de los consumidores hacia las empresas.

Juan José Aranguren fue catapultado del ministerio de Energía por una gestión sin ningún tipo de contemplación sobre el impacto social de sus medidas de dolarización, con bruscos aumentos de los precios y las tarifas energéticas, y por su falta de cintura política, que primero lo puso en la mira de Elisa Carrió y luego de los radicales, los socios destratados de la alianza gobernante. 

El ex CEO de Shell rompió el silencio la semana pasada con el canal de televisión La Nación + y envió un mensaje sutil a Mauricio Macri, al asegurar que se sintió decepcionado por su salida nada elegante. Según se rumorea, Aranguren teme correr a suerte de Julio De Vido si cambian los signos políticos, por las causas que acumula por su desempeño en el ministerio. 

Pero más allá de sus escándalos de incompatibilidad con la función pública por ser accionista de Shell o de confesar que no traía su dinero en el exterior porque no confiaba en el país, o de sus tarifazos impagables, su gestión ha tenido un discreto desempeño en el segmento de la exploración y producción de hidrocarburos. 

Aranguren hizo carrera en otro campo de la industria petrolera como es el downstream, es decir el negocio de los combustibles. Tomó trascendencia por ser un férreo opositor a la regulación estatal del kirchnerismo, incluso fue acusado de generar una corrida cambiaria. Hizo ganar mucho dinero a Shell importando combustibles cuando la capacidad de refinación local no daba abasto por los desmanejos de YPF cuando estaba controlada por la española Repsol. 

Es decir, que la actividad en los yacimientos no es su especialidad. Recién en sus últimos años frente como CEO, Shell se aventuró a invertir en el upstream con el desembarco en Vaca Muerta.

Muchas de sus decisiones como ministro lo llevaron a conformar con sus pares de otras petroleras. Su relación con YPF no era la mejor.

Si se revisan las cifras del último año, la producción de petróleo -que tuvo sus peores desempeños en una década- cayó 2,6%, según el Informe de tendencias energéticas del Instituto Argentino de Energía “General Mosconi” (IAE) de junio. Recién el mes pasado se cortó una racha de 21 meses de caída ininterrumpida.

Sólo Vaca Muerta se salvó del desastre, gracias al desempeño de los nuevos pozos -en su mayoría de YPF-. Las petroleras van acortando la curva de aprendizaje lo cual les permite incrementar la productividad de las perforaciones. La producción de petróleo no convencional aumentó 27,4% en el acumulado de los últimos doce meses a marzo de 2018.

Mientras que en el gas, pese a los fuertes incrementos de los precios, la mejora fue de apenas 1% en el último año móvil. Nuevamente, sólo el gas no convencional neuquino dio buenas noticias, con una suba del 21,5%.

Existe una marcada diferencia entre el precio del gas en Argentina y la referencia de uno de los mercados competitivos a nivel mundial, como el Henry Hub de Norteamérica, que en mayo fue de 2,80 dólares el millón de BTU. 
En el caso argentino, el precio del gas en boca de pozo (lo que reciben los productores locales), calculado sobre las regalías gasíferas, fue de 4,13 dólares en enero. Por otra parte, el precio del Gas Natural PIST (Precio al Ingreso al Sistema de Transporte, que paga la demanda residencial) es de 4,19 dólares. Este precio es regulado por resolución del Ministerio de energía, y tiene un sendero de incremento creciente semestral hasta octubre de 2019. 
Debido al aumento del valor promedio ponderado del gas entre el primer trimestre de 2017 y el mismo periodo de 2018, las empresas productoras tuvieron ingresos 46% superiores en pesos. Esto les permitió recaudar $ 12.508 millones más. 
Uno de los datos positivos para el gobierno que mantuvo durante un buen tiempo en su sillón a Aranguren pese a los fuertes cuestionamientos fue la reducción de los subsidios, que fueron compensados por el bolsillo del consumidor. Según datos del Ministerio de Hacienda, el monto pagado por el Estado Nacional en subsidios energéticos se redujo un 16% en el acumulado de 2018 respecto a 2017.
A todas luces, la gestión de Aranguren tuvo un alto costo social y un retroceso en el camino hacia la soberanía energética. Claro que ese nunca fue su problema, ya que su cosmovisión se basaba en el concepto de soberanía energética, que consiste en asegurarse el abastecimiento de energía sin importar su origen. Una idea alejada de la protección de los intereses nacionales. 

29/07/2016

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