A seis meses de haber liberado el mercado de los combustibles, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, se vio obligado a guardarse su concepción ideológica y empresarial en el bolsillo para contener -de forma momentánea- el fuerte aumento de las naftas y gasoil que se vendrá por la conjunción de varios factores: el incremento del precio del crudo y los combustibles, y -fundamentalmente- el descalabro económico-financiero del gobierno que provocó un explosivo aumento del dólar.

Las petroleras aseguran que deben incrementar sus precios en un 12% para reflejar la depreciación del tipo de cambio y la suba del crudo internacional.

Para no sumar más leña al fuego inflacionario que viene en alza por los tarifazos y que seguirá en ascenso por la devaluación, Aranguren se reunió esta semana con los máximos directivos de YPF, Pan American Energy y su ex empleadora Shell -las-principales refinadoras del país- para patear los aumentos para el segundo semestre.

Acordaron congelar los precios hasta el 1° de julio, y a cambio las petroleras obtuvieron luz verde del Poder Ejecutivo para aplicar incrementos durante el segundo semestre. Es decir que en la segunda mitad del año los surtidores se remarcarán todos los meses. Un aumento en cuotas: Ahora 6.

"El Poder Ejecutivo Nacional, a través del ministerio de Energía y Minería, suscribió un acuerdo de estabilidad de precios con las empresas YPF, Pan American Energy y Shell Argentina, y ha invitado a adherir a las restantes empresas refinadoras y comercializadoras que actúan en el país, por el que las citadas empresas aceptan mantener los precios actualmente vigentes de los combustibles, antes de impuestos, durante los meses de mayo y junio de 2018, y compensar las diferencias resultantes de las variaciones de costos acumuladas en dicho período durante un periodo a partir del 1 de julio de 2018", señaló el ministerio de Energía mediante un comunicado.

Los presidentes de YPF, Miguel Angel Gutiérrez, y de Shell, Teófilo Lacroze, de Shell, junto a Marcos Bulgheroni, director ejecutivo de PAE, se fotografiaron con Aranguren tras sellar el pacto.

El ex CEO de Shell debió recurrir a una maniobra digna del ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, para frenar la suba de los combustibles. Del otro lado del mostrador –o de ambos- Aranguren ahora tiene frente a sus ojos los resultados de su política liberalizadora. En tiempos de gobierno kirchnerista, al mando de Shell, era el primero en aumentar los precios ante cualquier movimiento del tipo de cambio o de los costos de producción. Su enfrentamiento con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner fue público y notorio, lo cual lo catapultó al sillón que hoy ocupa, de la mano de Mauricio Macri.

El arquitecto de la desregulación del mercado de los combustibles, del mega-tarifazo y del modelo de subsidios cero a la energía, hoy ve tambalear su esquema ultraliberal, al ritmo del anunciado desenlace fatal hacia el cual se encamina la economía argentina, que en breve comenzará a someterse a los designios del Fondo Monetario Internacional.