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Durante los dos años de gestión de Cambiemos, el sector petrolero volvió a dar saldos negativos tras el repunte que se registró en el último tramo del gobierno de Cristina Kirchner, con la recuperación estatal de YPF como principal motor de la actividad.
La producción total de petróleo en 2017 fue 27.801 millones de metros cúbicos (Mm3), un 6,4% menor a la registrada en 2016, el peor registro de los últimos 25 años, según indica un informe del Instituto Argentino de la Energía (IAE) General Mosconi.
La declinación productiva es de larga duración: comenzó en 1998, cuando alcanzó su máximo histórico con 49.148 Mm3 anuales, tendencia que se quebró en 2015, cuando volvió a crecer.
En el caso del gas natural, la producción disminuyó en 2017 respecto al año anterior un 0,9% y volvió a decaer luego de los crecimientos de 2015 y 2016, pese a los mejores precios en boca de pozo.
El único dato positivo viene de las formaciones no convencionales neuquinas, que están fuertemente subvencionadas. La producción de tight gas creció 15,1% entre 2016 y 2017, y la de shale gas aumentó 45,7% en el último año. En conjunto, la extracción de gas no convencional fue 20,2% superior a la de 2016.
Según el IAE, la caída de los hidrocarburos se enmarca en un contexto de baja inversión en exploración de riesgo en las áreas convencionales, lo que se manifiesta claramente en una disminución de las reservas comprobadas de petróleo y gas natural según los datos oficiales del ministerio de Energía de la Nación.
La baja de la producción doméstica fue compensada con una suba de la importación de gas natural de Bolivia de 10,4% entre 2016 y 2017. El 14,2% del total de gas inyectado proviene de este país.
Del mismo modo, la importación de gas natural licuado (GNL) aumentó un 3,2% entre el año 2016 y 2017y representó el 9,9% del total inyectado al sistema.
Toda la nueva producción gasífera que se suma en el país está sostenida por los millonarios subsidios que destina Nación a las petroleras mediante el Plan Gas. El programa recibió $ 16.575 durante 2015, $ 38.461 en 2016 y $17.571 en el acumulado de 2017 en términos reales a moneda de diciembre de 2016.
Por otro lado, durante 2017 el déficit comercial energético fue de US$ - 3.272 millones, y representó el 39% del déficit comercial total del país.
Sin embargo, el dato más relevante es que volvieron a caer las reservas hidrocarburíferas tras el sendero de crecimiento iniciado en 2013.
Las reservas comprobables de crudo, aquellas que están en condiciones técnicas y económicas de ser extraídas, alcanzaron los 344.525 Mm3, alcanzando el nivel más bajo de los últimos 20 años.
Mientras que las reservas comprobadas de gas alcanzaron el 2016 los 336.526 miles de millones de m3, y cayeron con respecto a 2015, año en que se habían vuelto a recuperar tras una década de declinación.
Un país tiene un horizonte saludable de reservas cuando incorpora volúmenes de hidrocarburos en condiciones de ser extraídos similares a los que consume. Es decir, que si el índice de reposición es menor a 100, va agotando sus recursos.
La menor inversión en exploración redunda en un menor nivel de descubrimientos de nuevos yacimientos, lo que trae aparejado, indefectiblemente, una menor producción conforme el paso del tiempo.
“La exploración en áreas poco exploradas de cuencas existentes, o en nuevas cuencas, ha tenido escaso desarrollo en Argentina en al menos los últimos 20 años, dando como resultado la extracción de hidrocarburos en yacimientos maduros y de alto costo de producción con rendimientos decrecientes. De esto se desprende que sin exploración de riesgo la producción hidrocarburífera del país indefectiblemente continuará su declinación en el mediano/largo plazo”, asegura el informe del IAE.
Si bien el aporte de Vaca Muerta permite compensar la caída de los yacimientos maduros, aun falta mucho camino por recorrer para que permita recuperar el autoabastecimiento energético.
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