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El gobierno de Neuquén y las empresas petroleras la remaron durante meses, pero encontraron una muralla de autonomía en el gobierno de Alberto Fernández. Querían todo, y de ser posible un poco más: tarifas dolarizadas, retenciones bajas y pesificadas, entre otros condicionamientos que, de no cumplirse, significaría la sentencia de muerte, vaya paradoja, de Vaca Muerta.
Los representantes del pool petrolero, que incluye al gobierno de Neuquén y, según la ocasión, al sindicato que agrupa a los trabajadores, no salieron esquilmados después de la reunión que mantuvieron el martes a la tarde con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. Pero cuando comenzaron a secuenciar las acciones de presión, utilizando todos los medios a su alcance, el objetivo era ir por toda la lana.
Empresas y gobierno de Neuquén no deberían quejarse: tuvieron influencia suficiente y prioridad en la política económica durante el macrismo, una combinación que les dejó alta rentabilidad, todo ello acompañado, al menos durante un tiempo, por una botonera de lujo a cargo de un ministro de Energía, Juan José Aranguren, que administró los dos lados del mostrador.
Aunque pelearon un empate, petroleras y Provincia siguen incómodas con la política del nuevo gobierno, más allá de las expresiones formales que tampoco destilan grandilocuencia. Ambos tienen que digerir el congelamiento de tarifas por 180 días, pero no le subirán porcentualmente las retenciones.
En este punto, vale una aclaración: de ahora en más pagarán como corresponde, siguiendo la evolución de la devaluación del peso, tal como le sucederá al resto de las actividades de la economía a partir del descongelamiento del techo que se había fijado en 4 pesos por dólar exportado, durante el gobierno de Mauricio Marci.
Como recurso de ingreso fiscal, el gobierno actual logra ahora mejorar la recaudación de retenciones, porque si bien la tasa para la industria petrolera pasará del 12% al 8%, los 4 pesos máximos que les había garantizado Macri, ahora representan unos 5 pesos, es decir un 25% más. Y si el dólar se mueve, la retención seguirá la evolución en pesos.
Desde que Alberto y Cristina Fernández de Kirchner ganaron primero las PASO y después las elecciones definitivas, las empresas y todos sus voceros le metieron, casi a diario y a través de letra de molde, delanteros rápidos, buscadores de rebote en el área y defensores altos para cabecear.
El prudente silencio con el que el nuevo gobierno manejó las ansiedades del gobernador Omar Gutiérrez y compañía, le permitió diseñar una estrategia de conjunto que no sólo comprende al sector de los hidrocarburos, sino que forma parte de decisiones que empujan hacia una nueva distribución de los recursos del Estado, totalmente opuesta a la del macrismo.
Cuando en el discurso de asunción Alberto Fernández dijo que todos iban a tener que poner un poco para atender la emergencia social, que significa dar respuesta en primer lugar a la pobreza e indigencia que aumentó el macrismo, y al sector de jubiladas y jubilados más vulnerable, hablaba justamente de esto que está sucediendo ahora.
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