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El fin de la vigencia del Decreto 566, que había congelado por 90 días los precios de los combustibles y del petróleo, tras la brusca devaluación posterior a las PASO, desencadenó en un nuevo aumento en los surtidores, del orden del 5%.
Se trata de la segunda suba en las últimas dos semanas y se espera que haya otra a principios de diciembre. Las refinadoras buscan recuperar el desfase que entre los costos y los precios al consumidor que produjo el congelamiento.
Ayer, el secretario de Energía de la Nación, Gustavo Lopetegui, dejó en claro que el gobierno no piensa intervenir en el mercado y que todo quedará librado a los intereses de las compañías del sector.
“No es responsabilidad nuestra, sino que es responsabilidad de las empresas. Imagino que van a actuar con prudencia y no van a pretender cerrar la brecha inmediatamente. Además de prudencia también primará un sentido de su negocio, ya que un aumento tan grande de golpe los puede perjudicar”, dijo el funcionario nacional. Sus palabras son un claro síntoma de que el Ejecutivo ya ha dejado de gobernar, a días de entregar el poder.
Si bien antes del DNU 566 reinaba en el gobierno el espíritu del libre mercado, los aumentos de las naftas y el gasoil se negociaban entre las autoridades nacionales e YPF, el principal jugador del mercado, por la implicancia de las subas en la escalada inflacionaria.
Ahora con un Ejecutivo en retirada, todo dependerá de los privados. Si bien el retraso de los precios locales con respecto a la paridad de importación rondan entre el 15 y el 17 por ciento, parece improbable que se traslade de una vez a los consumidores, en un contexto de varios meses de caídas delas ventas, y habrá subas escalonadas.
En este contexto, habrá una puja entre las productoras y las refinadoras por el precio del barril de petróleo en el mercado interno.
El famoso día 91 alcanza a Vaca Muerta con una fuerte caída de la actividad, sobre todo por parte de las grandes empresas de servicios que ofrecen servicios de fractura hidráulica para poner a producir los pozos.
El secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas privado, Guillermo Pereyra, señaló que ya son 1.800 los obreros suspendidos y que varias empresas están proponiendo retiros voluntarios. Los despidos están a la vuelta de la esquina.
Tras la sanción del DNU 566 las operadoras empezaron a desacelerar sus inversiones y pusieron en revisión sus planes para el año próximo. Todo indica que costará varios meses recuperar el nivel de actividad que traía Vaca Muerta hasta antes de las PASO. Alberto Fernández, entre varias urgencias económicas, deberá dar señales rápidas para que el sector se recupere y pueda ser un importante generador de divisas, tal como indica su potencial.
Si bien los números de producción de Vaca Muerta siguen el alza, tanto en petróleo como en gas, por la mejora constante de la productividad de los pozos, es de esperar que en los próximos meses comiencen a decaer. El shale necesita de perforaciones constantes para sostener los volúmenes de hidrocarburos. Entre octubre y agosto la cantidad de fracturas en la cuenca neuquina cayó a la mitad, lo cual marca el impacto que tuvo el DNU y lo que se puede venir en los próximos meses de continuar la tendencia.
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