"Ante la inmensidad y omnipresencia de los actuales sistemas económico-financieros, podemos ser tentados a resignarnos al cinismo y a pensar que, con nuestras pobres fuerzas, no podemos hacer mucho. En realidad, cada uno de nosotros puede hacer mucho, especialmente si no se queda solo”.

Es la conclusión del documento difundido por el Vaticano con el título “Oeconomicae et pecuniariae Quæstiones” (traducido del latín, “Cuestiones económicas y financieras”).

Aprobado por el papa Francisco y elaborado por la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Congregación para el Servicio para el Desarrollo Humano Integral, el texto propone "consideraciones para un juicio ético sobre algunos aspectos del sistema económico actual y financiera".

Al momento de expresarse sobre la calidad de vida y la igualdad de los hombres y mujeres, manifiesta que “todo progreso del sistema económico no puede considerarse tal si se mide solo con parámetros de cantidad y eficacia en la obtención de beneficios, sino que tiene que ser evaluado también en base a la calidad de vida que produce y a la extensión social del bienestar que difunde”.

En épocas de endurecimiento de ajuste a costa de la obtención de números, los organismos pontificios afirman que “el bienestar debe evaluarse con criterios mucho más amplios que el producto interno bruto (PIB) de un país, teniendo más bien en cuenta otros parámetros, como la seguridad, la salud, el crecimiento del “capital humano”, la calidad de la vida social y del trabajo. Debe buscarse siempre el beneficio, pero nunca a toda costa, ni como referencia única de la acción económica”.

Además, al realizar una crítica directa a las cuentas offshore y a los paraísos o guaridas fiscales, sostienen que “bastaría un impuesto mínimo sobre las transacciones offshore para resolver gran parte del problema del hambre en el mundo”.

Si bien allí no se hace ninguna mención específica, cabe destacar que el propio Mauricio Macri y gran parte de su gabinete poseen innumerables empresas y cuentas bancarias en guaridas fiscales, y en el último tiempo se han convertido en el único gobierno del mundo que defiende dichos enclaves de evasión financiera.

El documento respaldado por Francisco afirma que “los paraísos fiscales se han convertido en operaciones financieras al límite de la legalidad, tanto desde el punto de vista normativo como ético, es decir de una cultura económica sana, y libre del mero propósito de elusión fiscal”.

“No es posible ignorar que esas sedes offshore se han convertido en lugares de lavado de dinero sucio, es decir, fruto de ganancias ilícitas (robo, fraude, corrupción, asociación criminal, mafia, botín de guerra…)”, asegura después, y considera que esa “evasión y el lavado de dinero sucio” es otra razón del “empobrecimiento del sistema normal de producción y distribución de bienes y servicios”.

Deuda pública

En otro duro golpe, que si bien no es directo pero que describe casi en su totalidad el conjunto de medidas del gobierno neoliberal de Cambiemos, el pronunciamiento sostiene, en relación a la deuda pública, que la misma surge como el resultado de una “gestión imprudente -cuando no dolosa- del sistema de administración pública. Numerosas economías nacionales se ven agobiadas por el pago de los intereses que provienen de esa deuda y, por lo tanto, se ven en la necesidad de hacer ajustes estructurales con ese fin”.

Por último, desde la Santa Sede se realiza una profunda crítica al manual de estilo de los economistas liberales, que a pesar de los sucesivos fracasos continúan sosteniendo que los mercados son capaces de regularse por sí mismos. Al respecto dice que "la experiencia de las últimas décadas ha demostrado con evidencia lo ingenua que es la confianza en una autosuficiencia distributiva de los mercados, independiente de toda ética".

Y asegura que “no son suficientes” las "intenciones buenas y correctas" de los agentes. No se puede "ignorar el hecho de que hoy en día la industria financiera, debido a su ubicuidad y su capacidad para acondicionar inevitable y, en cierto sentido, a dominar la economía real, es un lugar donde los egoísmos y los abusos tienen un potencial sin igual para causar daño a la comunidad”, advierte el documento oficial del Vaticano.