El pasado 2 de abril, en Ecuador, la fórmula de la Alianza PAIS encabezada por Lenín Moreno y Jorge Glas resultó elegida con el 51% de los votos en la segunda vuelta electoral frente al binomio de la Alianza por el Cambio, alineado a la derecha de ese país.

El presidente Rafael Correa fue en gran parte el artífice de la victoria de quien consideró su sucesor, dada la fuerte incidencia en la campaña y el apoyo absoluto a sus candidatos. En los días posteriores al triunfo de su sector político, el entonces presidente de Ecuador había asegurado que se dedicaría a los “quehaceres domésticos”.

Sin embargo, las circunstancias políticas en el país, el viraje del actual presidente y las acusaciones de “traición” manifestadas tanto desde el sector del ex presidente como del actual mandatario, colocaron nuevamente a Correa en el centro de la escena política del país.

El miércoles 24 de mayo, Lenín Moreno asumió el poder en un acto donde prestó juramente en el congreso unicameral ecuatoriano. Lo hizo tras una ceremonia centrada en despedir a su antecesor, que fue tres veces presidente de Ecuador y se convirtió en uno de los líderes latinoamericanos más importantes de la época.

En su discurso, Moreno se presentó como “el presidente del diálogo”, sosteniendo que "es el momento de renovar los compromisos, como el de enfrentar juntos los nuevos retos. Trabajaré por cada uno de ustedes, por los que votaron por mí y por quienes no", dijo dirigiéndose a los ecuatorianos.

Las diferencias y el malestar no tardaron en llegar, y se comenzaron a exteriorizar por medio de cruces en las redes sociales entre el nuevo jefe del Estado y su antecesor, apenas un mes y medio después de la asunción del mandatario elegido este año.

Luego de que el actual presidente se mostrara complaciente con la prensa privada, sectores bancarios y empresariales e incluso con fuerzas políticas conservadoras, Correa expresó que la “estrategia de ‘diferenciarse’ no solo es desleal”, sino que “es mediocre”.

Incluso, llegó a asegurar que “esta gente está aplicando el programa de la oposición, nos está persiguiendo, nos está haciendo quedar como corruptos, como inútiles. Es una deslealtad, una ingratitud terrible”.

Pero la guerra no quedó en Twitter. Luego de una gran presión del nuevo gobierno, vino una “sospechada” persecución política a los “correístas” y un par de reveses judiciales en su contra. El vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, hombre de confianza de Correa, fue destituido y encerrado en una prisión común en Quito, la capital del país.

La detención llegó luego del avance de una causa referida a la investigación por una supuesta asociación ilícita que vincula a Glas con el cobro de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.

Frente a esto, el encarcelado ex vicepresidente denunció que "sin pruebas y con indicios forjados, solo les queda el linchamiento. Acudiré a instancias nacionales e internacionales para defenderme", sostuvo.

Mientras que Correa aseguró que "lo de Glas es una vulgar persecución política. Es el mismo guión, el mismo libreto que aplicaron en Brasil con Dilma". Correa dijo minutos posteriores a la detención del vicepresidente que "lo conozco de toda una vida. Es una persona que no roba y no deja robar. Por eso uno se gana enemigos. No hay media prueba contra Jorge Glas, pero ya la prensa lo condenó”, advirtió el líder de la llamada Revolución Ciudadana.

Aunque la ley impide al presidente destituir al vicepresidente por tratarse de un cargo de elección popular, Glas se vio forzado a renunciar desde su prisión. En su lugar, asumió María Alejandra Vicuña, quien se desempeñaba como ministra de Vivienda del gobierno actual.

Continuando con la embestida, Lenín Moreno amenaza con una “consulta popular” para avanzar con una reforma que incorpore una inhabilitación política de personas condenadas por corrupción, para evitar que tanto Glas como Correa pueda ser candidatos en el futuro.

En las últimas horas, en una entrevista a la cadena de noticias rusa RT, el ex presidente anunció que “si siguen destruyendo lo logrado, vamos a impulsar una Asamblea Nacional Constituyente, (para disolver el gobierno) y si se impulsa esa Asamblea Nacional Constituyente, tendré que volver como candidato”

También en esa aparición pública, Correa aseguró que "Lenín Moreno ha hecho en tres semanas lo que no pudo hacer la oposición en 10 años: descalificar nuestra revolución”.

“Los gobiernos de derecha de América Latina quieren desbaratar toda la integración regional, están bloqueando Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), casi ha desaparecido Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), y están apostando por la Alianza del Pacífico", advirtió el ex presidente de Ecuador.