El último balance oficial de víctimas por la masacre en un festival de música country al aire libre, cerca de un casino en Las Vegas, indica que murieron al menos 59 personas y que otras 527 fueron hospitalizadas. Al principio el hecho se lo atribuyó la organización llamada Estado Islámico -el EI, que también es conocido por sus siglas en inglés como ISIS- pero ayer la policía federal (FBI) descartó por ahora que el autor tuviera vínculo con cualquier grupo “terrorista”.

El mortal ataque a tiros contra la multitud reunida el domingo a la noche en el concierto “Route 91, Harvest”, fue atribuido a un individuo llamado Stephen Paddock, quien se suicidó después de la matanza. El criminal se alojaba en el piso 32 del hotel Mandalay Bay, y desde allí disparó a las 22.08 de ese día contra más de 22.000 personas que asistían al espectáculo musical.

El EI reivindicó el múltiple atentado y dijo que había sido ejecutado por uno de sus “soldados”, que se había “convertido al islam hace algunos meses”. En cambio, el FBI aseguró que no habían “determinado por el momento ninguna conexión con un grupo terrorista internacional”.

El hecho fue el tiroteo más grande de la historia norteamericana, y supero a los 49 muertos causados en 12 de junio del año pasado en el club gay Pulse de Orlando, en el estado de Florida, donde el criminal fue un estadounidense de origen afgano que posteriormente fue abatido por la Policía.

El presidente Donald Trump dijo en el mensaje televisado que lo ocurrido era “un acto de pura maldad”, y no mencionó el nombre de Paddock ni tampoco al EI. “Sé que estamos buscando algún tipo de significado en el caos, algún tipo de luz en la oscuridad, pero las respuestas no vienen fácilmente”, dijo el mandatario de Estados Unidos, quien anunció que mañana viajará a Las Vegas.

Era adinerado y jugaba apuestas

Según reconstruyeron medios periodísticos en base a información policial y de otras fuentes, Stephen Paddock vivía desde hace varios años con su novia Marilou Danlay, una mujer asiática de 62 años, en una comunidad de jubilados de la ciudad de Reno, estado de Nevada.

Algunos vecinos lo describieron como una persona extremadamente distante. Como parte de la investigación, fuerzas policiales detuvieron a la mujer pero, según las primeras averiguaciones que trascendieron, no estaría relacionada con la matanza.

El aporte de familiares permitió saber que el autor de la masacre era un jubilado muy adinerado y aficionado las apuestas, que había realizado trabajos contables y financieros durante muchos años.

Un hermano suyo, de nombre Erick, dijo en declaraciones a medios locales en su casa de Florida que Stephen había hecho fortuna en negocios inmobiliarios, y agregó que “no tenemos idea de cómo pudo ocurrir esto”.

Precisó que su familiar de sangre tenía casas y departamentos en Orlando y no tenía hijos. Agregó que habitualmente viajaba en cruceros y su costumbre era “jugar y jugar” por dinero. Según ese hermano, en las últimas semanas apostó unos 70.000 dólares en casinos y otras salas de juego de Las Vegas.

Por el momento, al menos lo que trasciendo a través del periodismo, deja en la incógnita que fue lo que pudo llevar a Paddock a acabar con la vida de decenas de personas. El FBI reiteró que no integraba ningún grupo religioso o político, y que actuó solo. “No tenemos ni idea de cuáles eran sus creencias”, dijo un portavoz oficial de la Policía.