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La jornada del “1-O” estuvo cargada de escenas de violencia, marchas, disturbios y una profunda intranquilidad y tensión general. La región española de Cataluña celebró el referéndum con el objetivo de consultar a su población si debe Cataluña ser un Estado independiente, o debe seguir dentro del Estado español.
El referéndum, anulado por el Tribunal Constitucional semanas atrás, fue evitado por orden del gobierno central, con el despliegue de las fuerzas de seguridad, principalmente, la Guardia Civil y la Policía Nacional.
Desde que el Tribunal Constitucional anulara la Ley del Referéndum y también la Ley de Transitoriedad Jurídica y Fundacional de la República Catalana, la jornada “1-O” desconoció los límites constitucionales, instalándose así en la más absoluta ilegalidad jurídica.
En términos políticos, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, debía evitar la imagen de la represión policial, la foto de las fuerzas de seguridad secuestrando las urnas y la presencia de niños, o ancianos presionados por la policía.
Por el otro lado, el presidente de la Generalitat (Gobierno catalán), Carles Puigdemont, uno de los máximos referentes de la corriente independentista actual, debía conseguir una amplia presencia popular en las calles, y movilizaciones masivas que acompañen al legítimo reclamo, poder de expresión y sentimiento de independencia por parte de un sector de la sociedad.
En ese sentido, La jornada se puede entender en clave de movilización masiva y legítima, pero de los datos no se puede sacar ninguna lectura ni se pueden utilizar como palanca para la independencia.
El “choque de trenes” de este primero de octubre, tenía que ver más con los episodios y con las imágenes que a los españoles y al mundo le brindarían cada uno de los sectores de poder enfrentados.
Como resultado de una jornada violenta, hubo un registro de 844 heridos, de los cuales 33 son agentes de las fuerzas de seguridad y el resto ciudadanos que se manifestaban en las calles y en los distintos centros de votación.
La represión policial, fue la imagen más dura que tuvo que enfrentar Rajoy, junto a la Guardia Civil golpeando a un anciano cuando intentaba votar, y a varios videos de secuestro de urnas y destrucciones de mesas de votación.
Pero en la lucha por la imagen, los independentistas debieron dar respuestas a las imágenes de personas votando más de dos veces en distintos centros de votación, y de urnas repletas de boletas por el “Sí”, antes de ser abierta al público.
En cadena nacional, el presidente español sostuvo que "hoy no ha habido un referéndum, lo de hoy ha sido una mera escenificación. Hemos constatado que el Estado de derecho mantiene su vigencia". Rajoy sentenció que "el referéndum no ha existido. Se ha evitado con el fundamento de la ley, con el respaldo de los demócratas, la actuación de los tribunales y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado".
Por su parte, y desde el sector contrapuesto, Carles Puigdemont insinuó que en los próximos días declarará la independencia de forma unilateral. "Hoy Catalunya ha ganado muchos referéndums, nos hemos ganado el respeto de Europa. No puede mirar hacia otro lado"
"El camino que tenemos que recorrer a partir de ahora lo tenemos que hacer juntos, con civismo y en paz. Lo tenemos que hacer abiertos a las propuestas de diálogo que sirvan para respetar la voluntad de los catalanes", sostuvo el líder del ejecutivo autonómico catalán.
Entre las diversas imágenes que dejó la jornada, una de ellas fue la de la estrella del Barcelona, Gerard Piqué votando en la consulta. A su vez, su equipo decidió jugar a puertas cerradas su partido frente a Las Palmas en el Camp Nou. El presidente del club donde juega Lionel Messi, pidió que “el mundo vea lo que está sucediendo en Cataluña” en relación a la represión de las fuerzas de seguridad españolas a los votantes del referéndum.
Una vez concluido el 1-O, lo que resta a los españoles es la gestión de lo que viene. A las repercusiones de una jornada violenta, le seguirá la intención independentista y la posible declaración unilateral de la independencia. El domingo marcó el inicio de un fin de año intenso entre Cataluña y Madrid.
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