Exterior
02/09/2021

El martes 7 promete ser un día conflictivo en Brasil

El martes 7 promete ser un día conflictivo en Brasil | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Jair Bolsonaro, quien afirma que el año próximo le harán “fraude” electoral, convocó a una jornada de marchas contra el Supremo Tribunal y el Congreso. Días atrás llamó a la población a “comprar fusiles”. Dilma Rousseff, destituida hace cinco años, dijo que el bolsonarismo prepara “un autogolpe”.

El agravamiento generalizado de la tensión política en Brasil provocado por decisiones y declaraciones del presidente Jair Bolsonaro, promete tener un nuevo pico conflictivo el próximo martes 7. Para ese día el mandatario convocó a manifestarse contra el Supremo Tribunal Federal (STF), al cual acusa de estar “preparando el terreno” para detenerlo, y ante el Congreso, que a mediados de agosto rechazó su pretensión de eliminar el sistema de urnas electrónicas para votar. La oposición advierte contra un intento de “autogolpe”.

El gobernante ultraderechista, tras denunciar que el método electoral vigente permitirá realizar un “fraude” para perjudicarlo, viene amenazando con no respetar el resultado de los comicios del año próximo. Días atrás llamó a “ganar la guerra contra el cáncer” brasileño, aunque no dio precisiones sobre a quién se refería, y por otra parte exhortó a la población de “comprar fusiles” para “no ser esclavizados”.

También dijo que su futuro se definirá entre tres opciones, que son las de “estar preso, muerto, o la victoria”. Por otra parte, lanzó una crítica -atenuada- al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a quien le cuestionó una supuesta “obsesión” por el medio ambiente debido a críticas estadounidenses por la deforestación de la Amazonia, aunque aclaró que “siempre estamos de puertas abiertas” para dialogar con el gobierno norteamericano.

El 7 de septiembre es el Día de la Independencia de Brasil, de la cual se cumplirán 199 años. Oficialmente el jefe del Estado llamó a movilizarse en defensa de la “libertad de expresión”, ya que en los procesos legales en su contra se lo acusa por sostener un ejército de activistas en las redes sociales destinado a propagar noticias falsas (fake news), y asimismo por ataques a la democracia por parte de grupos extremistas que responden a su mando.

Hace poco más de 10 días Bolsonaro pidió la destitución del juez que lo investiga al más alto nivel del sistema de administración de justicia. Se trata de Alexandre Moraes, miembro que integra el STF e instruye los expedientes de mayor importancia. Los seguidores del jefe del Estado reclaman, directamente, una intervención militar en el Supremo Tribunal.

El presidente está involucrado en varias causas penales. La primera de ellas, iniciada meses atrás, fue abierta porque no realizó una denuncia ante hechos de corrupción del que tuvo conocimiento, vinculado a la compra fraudulenta de vacunas contra el coronavirus.

Esta semana el mandatario acusó a los integrantes del máximo órgano judicial de estar “preparando el terreno” para detenerlo. En declaraciones periodísticas, argumentó que “lo que ellos están buscando es esperar el momento para aplicarme una sanción restrictiva, quizás cuando deje el gobierno, más adelante”.

El sábado pasado había dicho, en un acto con líderes evangélicos en la ciudad de Goiania, que “tengo tres alternativas para mi futuro: ser arrestado, morir o la victoria”. Agregó que “ningún hombre en la Tierra me amenazará, soy consciente de que estoy haciendo lo correcto”

En esa ocasión Bolsonaro planteó una autorreferencia mesiánica y una implícita negativa a aceptar una eventual derrota electoral, al afirmar que “Dios” lo puso en el cargo de presidente de la República y “solo Dios” podrá desbancarlo del cargo.

Sus planteos sobre un supuesto “fraude” comenzaron meses atrás, cuando el ex presidente Lula Da Silva recuperó sus derechos políticos por decisión del Supremo Tribunal Federal y anunció su deseo de ser candidato presidencial en los comicios que se realizarán a fines del año próximo. A partir de entonces, y de forma constante, las encuestas otorgan ventajas electorales a Lula

Comprar fusiles”

En pleno agravamiento de la tensión política por la convocatoria bolsonarista para el día 7, el mandatario dijo el pasado fin de semana ante partidarios suyos que “todos tienen que comprar un fusil. Un pueblo armado jamás será esclavizado. Yo sé que cuesta caro tener uno, pero hay unos idiotas que dicen ‘que no, que hay que comprar porotos’. El que no quiera comprar un fusil que no lo compre, pero no le rompan las pelotas al que quiera”, exclamó frente a sus seguidores.

La alusión al poroto fue para responder a las críticas por la inflación creciente que sufre el país, particularmente por el aumento de la canasta de alimentos. El frijol es una de las bases en los hábitos alimentarios de la población brasileña.

Acerca de las manifestaciones del martes, Bolsonaro dijo: “Voy a participar de los actos y voy a contar varias verdades al mundo. Defenderemos la libertad por encima de nuestra propia vida”. Y a pesar de la violencia potencial generada por sus propias decisiones y declaraciones, agregó que en las protestas “no habrá disturbios” porque participará “gente de bien” que “no agrede a la Policía”.

Deforestación de la Amazonia

El actual gobernante brasileño volvió a incursionar en un tema conflictivo a nivel internacional, cual es su decisión de fomentar aún más la deforestación de la Amazonia. Cuando empezó su mandato tenía como aliado a Donald Trump en su política negacionista del Cambio Climático, pero desde la asunción de Joe Biden debió bajar el perfil público sobre el tema, si bien continuó con la misma política. Por este asunto recibió críticas de líderes internacionales como el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Bolsonaro dijo este lunes que “obviamente el gobierno de Biden es más a la izquierda, un gobierno que tiene casi una obsesión por la cuestión ambiental. Entonces eso nos obstaculiza un poquito. De mi parte, estamos de puertas abiertas para hablar con el gobierno estadounidense, admiro al pueblo de Estados Unidos”.

Luego aclaró que si bien tiene “diferencias” con el mandatario norteamericano, conversa habitualmente con autoridades de EE.UU. que están “preocupadas” por el crecimiento de la izquierda local, suramericana y mundial, dijo el presidente brasileño.

Rousseff, cinco años después

La oposición de Brasil, representada fundamentalmente por el PT (Partido de los Trabajadores), ha denunciado la gravedad de la convocatoria del mandatario ultraderechista para el próximo martes, y advirtieron que quiere provocar un “autogolpe”.

La ex presidenta Dilma Rousseff se pronunció sobre el tema este martes (31/08), al cumplirse cinco años de su derrocamiento mediante un golpe de Estado parlamentario. Esa destitución fue avalada por el Poder Judicial y los principales medios de comunicación encabezados por la cadena O Globo, que sin embargo tuvieron disputas internas con Bolsonaro dentro del bloque de poder hegemónico y se pasaron a la oposición.

Para la ex jefa del Estado, su salida del poder fue el parte de una “guerra híbrida” destinada a implementar en Brasil el modelo neoliberal, tal como ocurrió desde que en su reemplazo asumió el entonces vicepresidente Michel Temer, quien puso en marcha decisiones favorables a los poderes económicos y a la estrategia de Estados Unidos en la región.

“Es necesario entender este juego. El golpe ocurrió el 31 de agosto de 2016”, cuando ella fue obligada a dejar su cargo. “Lo que estamos viviendo ahora es la posibilidad de un nuevo golpe basado en las derivaciones de la guerra híbrida. Antes hubo un golpe parlamentario, judicial y mediático, pero sobre todo del sector financiero, del capitalismo financiero”.

La destituida mandataria definió a la etapa actual como “el posible endurecimiento del régimen político”, ya que “el gobierno está coqueteando con la posibilidad de un golpe dentro del golpe”, y advirtió que las protestas promovidas por Bolsonaro para el día 7 pueden ser “un ensayo general” de la escalada golpista.

Acerca de las disputas actuales entre el presidente ultraderechista y sectores judiciales, fundamentalmente el Supremo Tribunal Federal, Dilma preguntó irónicamente “¿recién ahora el Poder Judicial percibió la situación? Lo hacen porque les llegó a ellos. Cuando hace cinco años dije que el golpe no sé qué quedaría ahí (solo en destituirla a ella), fue porque sabía que habría un avance sobre todas las instituciones” democráticas, declaró la ex presidenta Rousseff

29/07/2016

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