Exterior
24/06/2021

Gasto público y déficit fiscal: mucho más altos en países desarrollados

Gasto público y déficit fiscal: mucho más altos en países desarrollados | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En la pandemia el gasto del Estado para sostener a las grandes economías se acercó al 10%, contra un 3% en naciones de ingresos medios como Argentina. Fuertes diferencias en el déficit fiscal. Un estudio en nuestro país del equipo Proyecto Económico y de Ocipex propone “audacia” y “justicia social” para la reconstrucción.

En 2020, el primer año de pandemia, la expansión del gasto público se acercó al 10% del PBI (Producto Bruto Interno) en países desarrollados, en comparación con alrededor del 3% en los países de ingresos medios -entre los que se encuentra Argentina- y menos del 2% en los países de ingresos bajos. Asimismo, los más desarrollados tuvieron un déficit fiscal primario -o sea, sin contar el pago de deuda- del 12%, mientras que en los emergentes fue del 8%.

Esta información se desprende de un estudio realizado en conjunto por el equipo de investigación Proyecto Económico y por Ocipex (Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior), y que se denomina “Estar en el medio”. Analiza los “efectos de la crisis en la clase media y el mundo emergente”, y fue dirigido por Fernanda Vallejos -actual diputada nacional por el Frente de Todos- y la licenciada Sofía De Nícolo.

En el documento, se sostiene que “según un estudio reciente del Pew Research Center, más de 150 millones de personas (en todo el mundo) dejaron de ser parte de la denominada clase media durante el 2020, lo que significa la caída más grande en las últimas tres décadas. La clase media emergente fue la más afectada en los países del sudeste asiático e India, que habían logrado incluir a una importante cantidad de personas al consumo y al trabajo formal”.

Más adelante se señala que “en los países emergentes la actual crisis económica impacta necesariamente en el mercado laboral, donde se espera que la recuperación del empleo sea más lenta. Es decir, el aumento de la pobreza tiene un correlato en la disminución de las clases medias. O dicho de otra manera: personas que integraban la clase media pasaron a la pobreza”.

“Sin embargo, no sucede lo mismo con los sectores medios de los países desarrollados que fueron los ‘perdedores’ de la globalización”, aclara el estudio, para luego explicar que “en un mundo donde gran parte de la disputa pasa por sostener o aumentar los puestos de trabajo, los países desarrollados toman medidas para contener el empleo y repatriar inversiones que anteriormente se habían ‘deslocalizado’. Necesariamente, esto afecta a las clases medias de los países en desarrollo, como la Argentina, porque, en parte, los trabajos se pierden porque retornan a los países desarrollados”, señala el informe.

Haz lo que yo digo”

En un apartado que se titula “Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”, el trabajo afirma que “como señala el informe del FMI sobre el Panorama Económico Mundial de abril (2021), las economías avanzadas, como Estados Unidos y Japón, continuarán con la expansión del gasto tal como lo hicieron en 2020”.

Agrega que “durante el primer año de pandemia la expansión del gasto se acercó al 10% del PBI en países desarrollados, en comparación con alrededor del 3% en los países de ingresos medios y menos del 2% en los países de ingresos bajos. Europa ya acordó una expansión fiscal al mismo tiempo que el presidente estadounidense Joe Biden anunció que invertiría u$s 1,9 billones en medidas para reactivar la economía”.

En un párrafo posterior, se destaca que estos países -los desarrollados- “tuvieron en el 2020 un promedio de déficit fiscal primario -es decir, sin contar los servicios de deuda- del 12%, y piensan mantenerlo prácticamente igual para este año. Mientras tanto, los países emergentes tuvieron un déficit del 8% en 2020”.

La investigación dirigida por Vallejos y De Nícolo consigna después que “si miramos por el lado del gasto público, también se ven las profundas asimetrías entre países ricos, emergentes y menos desarrollados. Los países desarrollados y del G-7 (Grupo los Siete) aumentaron casi un 10% la participación del gasto estatal en el total de sus economías”

Explica que “esto fue impulsado principalmente por los planes de estímulo económico, inversión en salud y políticas sociales, que llegaron a superar el 47% del total del PBI. Mientras tanto, los países en desarrollo aumentaron un escaso 4% su participación, alcanzando un 34% del total”.

Audacia” y “justicia social” para la reconstrucción

El estudio elaborado por Proyecto Económico y Ocipex dedica un tramo final a las perspectivas sobre “los caminos que se deberían tomar para una verdadera recuperación económica que disminuya la desigualdad entre Estados desarrollados y Estados subdesarrollados, entre Estados y corporaciones y entre sectores sociales”.

Citan en ese punto a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés), cuyos funcionarios “piensan que si no se quiere tener una nueva década perdida debe haber reformas estructurales para redistribuir la riqueza y mejorar la capacidad de gasto e inversión de los países en desarrollo. La propuesta es reconstruir un mundo desde los valores que fundaron las Naciones Unidas: ‘el vínculo entre la interdependencia económica, la paz internacional y la justicia social’”.

Dicha Conferencia, “que tiene fuerte influencia de los países ‘no alineados’, denuncia que en las últimas cuatro décadas la interdependencia ha cedido el paso a la hiperglobalización en las relaciones internacionales, donde el poder territorial de los Estados fuertes se ha entrelazado con el poder extraterritorial de los capitales, que no tienen arraigo. En definitiva, la Unctad hace una dura crítica al sistema vigente, y entiende que sin audacia en las propuestas no va a ser posible un verdadero cambio”, remarca el documento de investigadoras e investigadores argentinos.

Además, “en el Organismo afirman que para que la recuperación sea sostenible es necesario un crecimiento salarial más rápido en los empleos peor retribuidos, a fin de reactivar el crecimiento de la productividad y el empleo. Ven indispensable aumentar la recaudación fiscal mediante el aumento de salarios y un incremento en los impuestos a los deciles más ricos y a las corporaciones”.

Puntualiza que “sus principales propuestas implican expandir el gasto orientado a la inversión, cuidando el equilibrio entre sus componentes monetario y fiscal, hasta que se recupere el sector privado. Por otro lado, entienden que los bancos centrales deben afirmar su autoridad regulatoria para evitar la especulación de los grandes fondos de inversión, la fuga de capitales y la evasión fiscal”.

Por otro lado, “desde el plano de la deuda, la Unctad plantea acciones urgentes y de fondo. En el corto plazo, sostiene que debe haber moratorias a los servicios de deuda (mucho más amplias que las establecidas por el G20), al igual que la necesidad de expandir la capacidad de préstamos de los organismos internacionales. En el largo plazo, sostienen que “‘debería crearse una autoridad mundial de la deuda soberana que fuese independiente, tanto de los intereses de los acreedores como de los deudores (institucionales o privados), con el fin de solventar las múltiples deficiencias en la actual gestión de las reestructuraciones de deuda soberana’”.

El estudio de Proyecto Económico y Ocipex resume que “los planteos de este Organismo son generales y enunciativos, pero sin dudas marcan una hoja de ruta con la cual se puede empezar a debatir la reconstrucción que será necesaria durante y después de la guerra que se está librando contra este enemigo invisible: el Covid-19. La falta de respuestas claras y la crisis de valores, consensos y acuerdos políticos sólo acrecientan la incertidumbre sobre el futuro de los pueblos”.

Sostiene finalmente que “no sólo es necesario reducir la pobreza, sino acrecentar las clases medias, y eso implica crear y redistribuir riqueza, resaltando la importancia de incorporar la perspectiva de género y de la sostenibilidad ambiental en los nuevos modelos de desarrollo. Para países semiperiféricos como Argentina es imprescindible encontrar Estados que sean aliados estratégicos para plantear las acciones necesarias que permitan reconstruir un país y un mundo más justos. Sin mayores niveles de justicia social, no habrá recuperación económica ni cesará la conflictividad global”, concluye el informe dirigido por Fernanda Vallejos y Sofía De Nícolo.

Ver estudio completo

29/07/2016

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