La controversia desatada en Brasil por el respaldo político de Jair Bolsonaro para que la Copa América se dispute en ese país mientras el Covid hace estragos en la población brasileña, es apenas uno de los problemas derivados de la posición negacionista del presidente frente al virus. Reiterados cacerolazos y marchas en los últimos días exhiben un importante rechazo de amplios sectores al jerarca ultraderechista.

Por tener similar actitud también pagaron o pagan costos políticos otros gobernantes del mundo, como el primer ministro británico Boris Johnson -a pesar de que modificó su opinión inicial y cambió la política pública sobre el tema luego de padecer él mismo la enfermedad el año pasado- y el ex mandatario de EE.UU. Donald Trump, quien fuera derrotado en su intento reeleccionista.

Mientras que en Argentina, el tradicional asesor de Mauricio Macri en estrategia, comunicación y marketing políticos, Jaime Durán Barba, incluyó al ex presidente argentino entre los que no hubieran podido sostenerse en el poder si les tocaba gobernar en esta época de tragedia sanitaria.

“El gobierno de Macri se hubiera caído con esta misma pandemia, con esta misma inflación y con este mismo encierro”, dijo recientemente el influyente experto. Agregó que “Argentina es una sociedad corporativista, y hay una serie de instituciones que contienen el conflicto”.

Para ejemplificar su teoría, aunque implícitamente estigmatizó a los dirigentes gremiales por ser supuestamente “corporativistas”, mencionó al referente de los docentes Roberto Baradel y al líder del sindicato de Camioneros Hugo Moyano como algunos de los que “defienden” al gobierno de Alberto Fernández y de esa manera contribuyen a la “estabilidad”.

Grandes protestas en Brasil

En Brasil, esta semana se realizaron los más significativos cacerolazos contra Bolsonaro, de entre los muchos que han tenido lugar en las ciudades más importantes del país durante su mandato. El miércoles, por ejemplo, la ruidosa protesta se hizo sentir al mismo tiempo que el mandatario hablaba por cadena nacional.

“Impeachment (juicio político a Bolsonaro) y vacuna Ya!”, el cartel que encabezó una marcha en San Pablo.

El discurso presidencial defendió la realización de la Copa América en el territorio nacional, fustigó a los gobernadores estaduales (de los “estados”, equivalentes a “provincias” de Argentina) por haber dispuesto confinamientos y restricciones a la circulación para detener la propagación del coronavirus, y además ofreció vacunarse a quien quisiera hacerlo.

“Todos los brasileños que lo deseen, este año, serán vacunados”, dijo Bolsonaro, quien durante su gestión fue un férreo opositor a la adquisición de vacunas y hasta llegó a sancionar económicamente a los Estados que sí se proveyeron de la sustancia inmunizante. Pero su política cambió drásticamente y en el reciente discurso prometió que el ministerio de Salud enviaría 100 millones de dosis a las distintas regiones y municipios. 

Durante meses en Brasil se aplicaron vacunas pero no por una decisión y un plan del gobierno central sino por políticas públicas que implementaron los gobiernos estaduales. Por el contrario, desde que comenzó la pandemia el presidente intentó imponer a la cloroquina como remedio para el coronavirus, cuando se trata de una sustancia utilizada para tratar la malaria pero cuyos efectos contra el Covid-19 carecen de comprobación científica.

Desde fines de abril, una comisión del Senado investiga la gestión de Bolsonaro durante la pandemia. En ese ámbito parlamentario se multiplican los testimonios y opiniones críticas contra el presidente ultraderechista, quien ha sido sindicado como responsable de un “genocidio” porque decidió causar “cientos de miles de muertes para mantener las actividades económicas”.

El británico Johnson

También en el Parlamento de Gran Bretaña se realizan constantes evaluaciones sobre el desempeño del primer ministro Boris Johnson durante la crisis sanitaria. El gobernante tuvo una actitud negacionista al principio de la pandemia pero luego él mismo sufrió la enfermedad y modificó la política pública en la materia.

Dominic Commings, quien fuera uno de los principales asesores del primer ministro, declaró ante legisladores según creía inicialmente el jefe de gobierno, el Covid era “un cuento de miedo”. El ex asesor sostuvo que por esa razón “decenas de miles de personas murieron sin necesidad”.

En enero de este año Gran Bretaña había superado los 100.000 muertos a causa del coronavirus y fue el primer país de Europa en llegar a esa trágica cifra. Boris Johnson declaró en la ocasión que “como primer ministro, asumo la completa responsabilidad por todo lo que ha hecho mi gobierno”.

El drástico cambio respecto de la postura inicial determinó largos confinamientos y restricciones a las actividades en el territorio británico, al tiempo que se realizó una vacunación masiva. Datos recientes, de fines de mayo, indicaban que se administró una primera dosis a más de 39 millones de personas (74,9% de la población adulta) y dos dosis a más de 25 millones (48,9%).

En ese marco, tras un largo y estricto tercer confinamiento durante el invierno europeo, el Reino Unido está levantando progresivamente las restricciones. Johnson dijo sin embargo que “tenemos que ser muy cautelosos” antes de decidir una reapertura total de las actividades económicas y la circulación de personas.

Trump, el derrotado

A nivel mundial, el caso de un gobernante negacionista del coronavirus más emblemático fue el de Donald Trump. En el país más poderoso del mundo, el ex presidente fue criticado por no desplegar el liderazgo necesario para enfrentar la situación y se lo acusó de actuar en forma errática o caótica. El mal manejo de la pandemia fue una de las causas por las que Trump perdió la reelección.

En sentido contrario, el combate contra el Covid-19 es una prioridad absoluta para Joe Biden. y la vacunación es masiva y gratuita. Sin embargo, un problema grave que enfrenta Estados Unidos es el negacionismo de una parte considerable de la población que se niega a recibir la sustancia inmunizante.

El pasado 17 de mayo, el presidente Joe Biden informó que “por primera vez” los contagios disminuyeron en todos los estados que integran la Unión, pero “no puedo prometer que vaya a continuar de esta manera” sino que “habrá avances y retrocesos” y “pueden ocurrir muchos rebrotes”.

“Pero si los no vacunados se vacunan -prosiguió- se protegerán a sí mismos y a otras personas no vacunadas a su alrededor. Si no lo hacen, los estados con bajas tasas de vacunación podrían ver cómo aumentan los casos, y es posible que el progreso actual retroceda”.

En tono persuasivo pero también de advertencia, el presidente norteamericano afirmó que “al final, quienes no estén vacunados terminarán pagando el precio. Los vacunados seguirán protegidos contra enfermedades graves (N. de R. se refería a cuadros graves de Covid), pero es posible que otros no lo estén si usted no está vacunado”, afirmó Biden.