Las críticas a la estrategia sanitaria frente a la pandemia fueron el detonante de protestas populares que también expresan otros problemas largamente acumulados en la sociedad paraguaya. De ese modo, los alarmantes aumentos de contagios y muertes por coronavirus en las últimas semanas derivaron en grandes manifestaciones que reclaman la renuncia del presidente Mario Abdo Benítez y su vice, Hugo Velázquez.

El oficialismo respondió en principio con violencia hacia los ciudadanos que protestan, los cuales empezaron a manifestarse el pasado viernes 5 y continúan haciéndolo diariamente. Pero la represión no ha logrado en lo más mínimo detener el estallido político y social que comenzó tras la explosión de casos de Covid-19 en un país donde la pandemia estaba relativamente controlada.

Este martes pasado, la Dirección General de Vigilancia de la Salud advirtió que Paraguay está en “alerta roja sanitaria” por el aumento sostenido y récord de contagios.

En esa jornada, la segunda de esta semana, el reporte oficial dio cuenta de 2.125 contagios en el día, la cifra más alta desde que empezó a propagarse el virus. Según las autoridades sanitarias, el acumulado de casos durante la pandemia ascendió de ese modo a 171.985, y las personas fallecidas fueron 3.360.

Tras el comienzo de las protestas desde fines de la semana pasada,  diariamente grupos de personas, con destacada presencia de jóvenes, se manifiestan en el centro de Asunción, la capital del país. Participan incluso ciudadanos que se trasladan desde otras zonas de Paraguay. Sin embargo, también se han realizado marchas similares por ejemplo en Ciudad del Este, Caaguazú, Misiones y Encarnación.

Parte de las demandas se relacionan con denunciar la crisis sanitaria que atribuyen al mal manejo oficial ante la amenaza del coronavirus. Los manifestantes exigen provisión de medicamentos y equipos médicos para los hospitales públicos, y el fin de la corrupción que también ocurre a través de maniobras especulativas con insumos y materiales sanitarios.

Los paraguayos también critican la lenta llegada de la vacuna, pues hasta ahora solo han arribado 4.000 dosis de la rusa Sputnik V a un país que cuenta con casi 7 millones de habitantes. El sistema de salud no tiene suministros suficientes para enfrentar la pandemia, según afirman los gremios de enfermeras, que en muchas ocasiones lideran las protestas.

Otro sector numeroso de los movilizados son estudiantes universitarios y secundarios. En varias ocasiones, frente a la residencia presidencial conocida con el nombre de Mburuvicha Róga, repudiaron la corrupción del gobierno y del oficialista Partido Colorado, y rechazaron la reglamentación de una ley denominada “Arancel cero” que tendía a reducir los costos que tiene para la población el sistema educativo.

Por otra parte, los docentes se manifestaron en contra del regreso obligado a las clases presenciales en medio del aumento de los contagios y la inminente saturación del sistema de atención de la salud.

“Que renuncien”

Desde el inicio de la crisis, el presidente Abdo Benítez reemplazó a varios ministros, entre ellos al de Salud Pública. También lo hizo con el jefe de Gabinete Civil y con el ministro de Educación. El jefe del Estado, que solo habló una única vez -el domingo- desde que comenzó el estallido social y político, dijo que modificaba áreas de su gabinete “en aras de la pacificación”.

Pero un fuerte clamor que se escucha en las manifestaciones es que renuncien tanto el presidente como el vice, más allá de los cambios de figuras en la cúpula gubernamental. En ese contexto, los principales partidos de oposición se sumaron a este reclamo, impulsan el juicio político de los dos más altos funcionarios y pidieron nuevas elecciones.

Los diputados de la oposición, integrada por el PLRA (Partido Liberal Radical Auténtico), PEN (Partido Encuentro Nacional), Frente Guasú (frente “grande” en castellano) y Partido Patria Querida, resolvieron elaborar el documento acusatorio para promover el proceso de juzgamiento parlamentario contra al presidente Abdo y el vicepresidente Velázquez.

Sin embargo, toda la oposición unida no tiene mayoría en el Parlamento, donde en cambio conserva amplios espacios de poder el ex mandatario Horacio Cartes, también del Partido Colorado, como el actual presidente. Esta situación derivó en repudios contra los “cartistas” y algunas de las marchas se realizaron frente al domicilio de Cartes, un multimillonario empresario y político que fue repudiado y abucheado.

Desde el mayor partido de izquierda, el Frente Guasú, su presidente Carlos Filizzola fue contundente al afirmar que los actuales gobernantes "tienen que irse por la vía del juicio político, por la vía de la renuncia o por la vía de las movilizaciones y la presión ciudadana".

El grito generalizado en las movilizaciones para pedir que se vaya el presidente es “¡Fuera Marito!”. El diminutivo se debe a que el padre del presidente también se llamaba Mario Abdo. También al actual mandatario se lo califica como “Hijo de la dictadura”. Es que Mario Abdo (padre) fue durante largos años el secretario privado y hombre de máxima confianza del dictador Alfredo Stroessner, cuyo régimen azotó a Paraguay desde 1954 hasta 1989, año en que fue expulsado por una disputa interna entre facciones militares.

Zonas de expansión del virus

La explosión del Covid en las últimas semanas está concentrada en Central, nombre que lleva el departamento que rodea a la capital. Allí fueron informados hasta el martes 72.900 positivos (43,4% del total), seguido por la propia ciudad de Asunción con 40.143 (23,9%) y luego el departamento de Alto Paraná, limítrofe con Brasil, con 12.855 casos (7,6%).

El área de expansión sostenida sigue con Itapúa, en la frontera con Argentina y principal destino en el sur paraguayo del turismo en época veraniega, con 6.827 contagios informados (4,1%). La zona aparece en rojo en el mapa de riesgo que mida la intensidad de la trasmisión en las últimas dos semanas.

Cuando las autoridades de Salud de Paraguay difundieron esta semana una “alerta roja sanitaria” ante el aumento sostenido y récord de contagios, exhortaron a la población a tomar conciencia del peligro que ello representa y advirtieron que, en caso de mantenerse la tendencia, puede “llevar al sistema de salud a un colapso”.