La convulsionada vida política de Venezuela vivirá otra jornada trascendente este domingo, cuando se realice la elección de los integrantes de la Asamblea Nacional (AN), que es el parlamento de una sola Cámara que tiene el país. La votación definirá cómo se repartirá el poder en el corto y mediano plazo entre el gobierno chavista por un lado, y por el otro distintas fracciones de la oposición.

Las autoridades nacionales, encabezadas por el presidente Nicolás Maduro, tienen expectativas de recuperar la mayoría de la AN, perdida en el comicio anterior realizado a fines de 2015. El dominio del órgano legislativo por parte de sectores contrarios al oficialismo fue la condición necesaria para poner en marcha, en enero de 2019, la designación como “presidente encargado” de la República al diputado Juan Guaidó, quien era precisamente el presidente de la Asamblea.

A pesar del “reconocimiento oficial” y el respaldo financiero que Guaidó tuvo por parte de Estados Unidos y las principales potencias de la Unión Europea, no logró consolidar una base social suficiente ni tampoco apoyo en las fuerzas armadas como para derrocar a Maduro. El actual jefe del Estado ganó dos veces una elección presidencial luego de la muerte en 2013 de Hugo Chávez, el fundador y líder de la Revolución Bolivariana.

Desde el gobierno, la posición minoritaria dentro del parlamento fue contrarrestada por otro órgano surgido del voto ciudadano, llamado “Asamblea Constituyente”, que funcionó en paralelo desde 2017 tras una elección específica convocada por Maduro. Su función inicial era la elaboración de una nueva Constitución, pero asumió amplias atribuciones que en parte diluyeron la fuerza de la oposición en la Asamblea Nacional.

Para la votación de este domingo, 6 de diciembre, los sectores afines al gobierno presentan varias listas. Entre ellas, el Partido Socialista Unido de Venezuela y la alianza del Gran Polo Patriótico, la denominada Alianza Popular Revolucionaria. Con discrepancias internas y estrategias electorales propias, se trata de espacios políticos que coinciden en defender al proceso chavista y oponerse a la injerencia que Estados Unidos pretende ejercer sobre Venezuela.

La oposición, en tanto, tiene una explícita división entre quienes participan de la elección y quienes directamente decidieron no intervenir. Entre estos últimos, a su vez, hay grupos que siguen teniendo como referente a Guaidó, mientras que otros cuestionan su figura política y tomaron distancia.

Por el lado de los espacios antichavistas que sí participarán de la votación, existe una amplia diversidad de partidos, agrupaciones y listas electorales. Se agrupan en identidades tales como Avanza Progresista, Soluciones para Venezuela, El Cambio, Primero Venezuela, Movimiento al Socialismo y una parte del tradicional partido Acción Democrática (AD).

El sector de Guaidó no presenta candidatos pero en cambio el fin de semana siguiente, concretamente el sábado 12, realizará una campaña nacional que denomina “consulta popular”, y que cuenta con la difusión de los medios de comunicación contrarios a la Revolución Bolivariana.

En dicha “consulta” se formularán tres preguntas a quienes participen. “¿Exige usted el cese de la usurpación de la presidencia por parte de Nicolás Maduro y convoca la realización de elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables? ¿Rechaza usted el evento del 6 de diciembre y solicita a la comunidad internacional su desconocimiento? ¿Ordena usted adelantar las gestiones necesarias ante la comunidad internacional para activar la cooperación, acompañamiento y asistencia que permitan rescatar nuestra democracia?

Cambio en Estados Unidos

El nuevo reparto de poder institucional que surgirá de la elección del domingo a la Asamblea Nacional, coincidirá con una novedad trascendente a nivel internacional: la reciente derrota electoral en Estados Unidos de Donald Trump, el principal respaldo extranjero de los golpistas venezolanos. Desde hace dos años, la estrategia trumpista incluyó amenazas de ataque militar contra el país suramericano. 

El vencedor de la elección estadounidense, Joe Biden, debe asumir el 20 de enero. Ni el gobierno de Caracas ni el conjunto de los analistas internacionales esperan un cambio drástico de la política estadounidense hacia Venezuela, pero por el momento queda abierta una expectativa hasta conocer las decisiones de la nueva administración con sede en Washington.

Apenas se supo del resultado en EE.UU. -el cual todavía no es reconocido por Trump-, Maduro lanzó mensajes en busca de diálogo con Biden."Trabajaremos con fe, con paciencia, por retomar canales de diálogo decentes, sinceros (y) directos entre el gobierno futuro de Joe Biden y el gobierno legítimo y constitucional de Venezuela, que presido", ha dicho el mandatario venezolano.