Once meses después del derrocamiento de Evo Morales, en Bolivia se realizan hoy elecciones generales dentro de un clima de intimidación general, proscripción del ex mandatario exiliado en Argentina y persecución a dirigentes y militantes opositores por parte de la dictadura surgida tras el golpe de Estado.

Todo es incierto respecto de lo que pueda ocurrir durante y después de la votación. Existe una sospecha generalizada de que el régimen de facto, encabezado por Jeaninne Áñez y sostenido con apoyo de Estados Unidos, no permitirá un regreso al poder del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Evo, que postula la fórmula integrada por Luis Arce como presidente David Choquehuanca como vice.

Sus principales rivales son por un lado Carlos Mesa, un conservador favorable a políticas neoliberales que se postula por un grupo llamado “Comunidad Ciudadana”; y por otro Luis Camacho, con la boleta identificada con el nombre de “Creemos”, quien es jefe de los grupos de ultraderecha con fuerte apoyo en Santa Cruza de la Sierra, desde donde fue instigador y partícipe del golpe del año pasado.

Los resultados finales no se conocerían esta noche sino durante la semana entrante. Las razones de la demora estarían dadas por una probable manipulación del escrutinio, también por dificultades habituales en Bolivia para computar votos de ámbitos rurales alejados de los centros urbanos, y finalmente porque un porcentaje mínimo puede definir que haya o no segunda vuelta, y en consecuencia debería esperarse que el escrutinio esté muy avanzado.

El clima de intimidación generado por la dictadura deriva en dificultades para que las encuestas resulten confiables. Distintos sondeos atribuyen una ventaja a Arce (MAS) pero con una alta probabilidad de segunda vuelta. En ese caso, el candidato masista debería competir en un balotaje con Mesa (Comunidad Ciudadana) o bien con Camacho (Creemos), según quien sea que ocupe al segundo lugar. 

La Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia establece que para ganar en primera vuelta un candidato debe superar el 50% de los votos, o bien obtener el 40% pero con una diferencia mayor a 10 puntos porcentuales sobre su más inmediato seguidor. 

En la elección previa al golpe, realizada el 20 de octubre de 2019 -casi exactamente un año atrás- Evo obtuvo 10,7 % de ventaja, pero la oposición no reconoció el resultado y denunció “fraude”. Lo mismo hizo la Organización de Estados Americanos (OEA). Con esa maniobra, respaldada por los medios de comunicación más influyentes, se crearon las condiciones para el golpe que finalmente fue perpetrado el 10 de noviembre.

Aparte de Arce, Mesa y Camacho, también se postulan como presidentes Chi Hyun Chung (Frente para la Victoria, FpV); Jorge Quiroga (Alianza Libre 21); Fabián Mamani (Partido de Acción Nacional Boliviano, Pan-Bol); y María Bayá (Acción Democrática Nacionalista, ADN).

Voto en Argentina

Un factor que suele ser determinante en las elecciones en Bolivia es el voto de los migrantes en el extranjero, particularmente en Argentina. Del total del padrón electoral boliviano, los residentes en otros países representan alrededor del 2% de los votantes, y aproximadamente la mitad de ellos viven en Argentina.

Sin embargo, cerca de este fin semana el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) no había actualizado su base de datos para que los ciudadanos sepan dónde votar fuera del territorio de Bolivia. Además, el periodista Guillermo Mamani afirmó que “borraron de un plumazo a 25.000 electores de Argentina, de los 41.000 en todo el exterior”, con el pretexto de que no habían votado en los comicios anteriores.

Durante el gobierno de Evo Morales, su partido fue apoyado por más del 80% de quienes votaron en nuestro país, y en ocasiones por más del 90%. Esos sufragios podrían ser decisivos en una elección reñida y determinar, por ejemplo, si habrá o no segunda vuelta.

Hostigamiento a veedores

Como muestra del clima de violencia política generada por el régimen de facto boliviano en el contexto de las elecciones, se destaca el hostigamiento y las agresiones de personal armado del Estado contra veedores internacionales, incluidos algunos de nuestro país. 

Una caso resonante tuvo lugar el viernes, cuando el diputado argentino Federico Fagioli (Frente de Todos) fue retenido ilegalmente al llegar al aeropuerto de El Alto (ciudad vecina a La Paz, la capital de país). Después de varias horas de maltrato y amenazas, el legislador pudo ingresar al país vecino con protección de la embajada argentina.

El presidente Alberto Fernández dijo por Twitter que lo ocurrido era “directa responsabilidad del gobierno de facto de Jeaninne Áñez”. 

Legisladores argentinos fueron maltratados al llegar a La Paz para cumplir con sus tareas de veedores de las elecciones del próximo domingo. Es directa responsabilidad del gobierno de facto de @JeanineAnez preservar la integridad de la delegación argentina.#EleccionesBolivia2020 https://t.co/MiMjt497bj

— Alberto Fernández (@alferdez) October 17, 2020

Antes de este fin de semana, similares situaciones de “amenazas, intimidación y calumnias” fueron denunciadas por corresponsales de medios extranjeros. Entre ellos, el periodista y escritor estadounidense Ben Norton alertó sobre “la sofocante atmósfera de la derecha de Bolivia” en vísperas de la elección.

También dirigentes españoles de Podemos y de Izquierda Unida apuntaron contra el “acoso del gobierno golpista” hacia los veedores llegados de otros países. 

El dirigente catalán Gerardo Pisarello, ex vicealcalde de Barcelona, advirtió que “están preparando un escenario en el que, si el resultado del domingo no es el que ellos quieren, generar conflicto en las calles y apuntar a los observadores internacionales, que según ellos seríamos los causantes de la situación fraudulenta que se habría producido”.

Por otro lado, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet, pidió evitar cualquier acción que impida la celebración de elecciones pacíficas en Bolivia. Afirmó que “nadie quiere que se repitan los acontecimientos del año pasado, que dieron lugar a vastas violaciones y abusos de los Derechos Humanos” en ese país.