Como ocurre anualmente en la misma fecha, aunque cada vez con características particulares, Chile vivió ayer otra jornada de fuerte significación política al cumplirse 47 años del golpe de Estado que, el 11 de septiembre de 1973, derrocó al gobierno popular del presidente socialista Salvador Allende. Comenzaba así la dictadura terrorista encabezada por Augusto Pinochet, que se prolongaría durante 17 años y cuyo modelo económico-social todavía conserva sus bases.

La conmemoración estuvo marcada esta vez por tres factores que determinaron una situación inédita. Por un lado los efectos políticos y sociales de la rebelión popular que se inició el 18 de octubre del año pasado, por otro y como derivación de ello los preparativos para un plebiscito el mes próximo para votar el llamado a una reforma constitucional, y todo enmarcado la pandemia del coronavirus.

La Constitución se sancionó en 1980, en plena dictadura, y sigue vigente en lo esencial aunque tuvo cambios parciales. El mencionado plebiscito se hará el 25 de octubre, donde la ciudadanía votará “apruebo” o “rechazo” la redacción de un nuevo texto constitucional. Las encuestas y otros indicadores políticos anticipan que el resultado sería favorable a la aprobación.

Las conmemoraciones de ayer fueron lideradas por organizaciones de familiares de desaparecidos y asesinados en la dictadura, referentes de la lucha por los derechos humanos, partidos de izquierda, sindicatos, jóvenes militantes surgidos de la rebelión del año pasado, agrupaciones estudiantiles y numerosas organizaciones políticas y sociales.

Una de los hechos conmemorativos tuvo lugar en el Cementerio General de Santiago, donde grupos de personas marcharon hacia el memorial de víctimas del régimen dictatorial. "Yo no olvido, exijo justicia", se leía en el lienzo de la manifestación que reunió a centenares de personas y empezó en la plaza de Los Héroes, en el centro de la capital chilena.

La manifestación recordó a las más de 3.200 víctimas, entre muertos y desaparecidos. Debido a la pandemia y a las restricciones de reunión que existen por razones sanitarias, la manifestación congregó a menos participantes que años anteriores. La mayoría portaba tapabocas y se mantenía cierta distancia física entre las personas.

Esperanza por el plebiscito

Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos, declaró que "este es un año lleno de esperanza, más difícil y en cuarentena, pero de posibilidades de cambios reales. Primera vez en la historia del país que tenemos al frente la posibilidad real de terminar con esta Constitución pinochetista".

Desde otra organización similar, la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, su presidente Alicia Lira afirmó que “hay que unirse, estar organizados para el logro que queremos, más justicia y más verdad”. También exaltó la necesidad de aprobar en el plebiscito la convocatoria para reformar la Constitución.

En relación con el acto en el cementerio, la mujer dijo que “este homenaje lo estamos haciendo con responsabilidad, resguardo a nuestra salud y familia. La conmemoración a nuestros héroes, a nuestras víctimas, lo queremos hacer también por los que asesinaron desde octubre (de 2019) en adelante y por los mutilados, más de 400 personas", denunció Lira.

En la entrada del cementerio se produjeron algunos enfrentamientos violentos de un grupo de personas contra agentes armados del Estado. En el lugar se habían apostado los Carabineros, la violenta fuerza represiva que sigue teniendo mucho poder y fue causante también de crímenes contra manifestantes en las protestas posteriores a la rebelión de octubre pasado.

Otro acto se realizó en el monumento que recuerda a la figura de Allende frente al palacio presidencial La Moneda, donde Salvador Allende murió tras resistir el ataque militar que incluyó un bombardeo aéreo contra la sede gubernamental hace 47 años

En ese lugar se congregaron integrantes de los partidos Comunista, Socialista y representantes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Dirigentes de estos sectores expresaron su esperanza de que los cambios sociales que él propuso se puedan concretar finalmente a través del plebiscito constitucional de octubre.

Terrorismo de Estado y modelo económico

Los sucesos de 1973 en Chile tuvieron múltiples implicancias en la historia de América Latina y del mundo. Con posterioridad al golpe, la dictadura implantó en primer experimento económico-social de lo que con el tiempo sería llamado el “modelo neoliberal”. 

Ese esquema de organización capitalista impuesto mediante el terrorismo de Estado, consiguió perdurar en el tiempo incluso a pesar de que Pinochet dejó la presidencia en 1990. Coincidentes análisis de la situación chilena evalúan que el estallido “Chile despertó”, hace casi 11 meses, expresó el hartazgo de una mayoría social contra dicho modelo.

Otra derivación de aquellos hechos fue la emigración masiva hacia el exterior de decenas de miles personas, en muchos casos familias completas, huyendo de la persecución y los crímenes de la dictadura. Parte de esos contingentes humanos se radicaron en el Alto Valle, particularmente en la ciudad de Neuquén, y también en otras localidades de la provincia.