Exterior
24/07/2020

Cuesta arriba electoral para dos presidentes negacionistas del Covid 19

Cuesta arriba electoral para dos presidentes negacionistas del Covid 19 | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El estadounidense Donald Trump intentará ser reelegido en noviembre pero las encuestas le dan 10 puntos abajo y hasta 15. En la oposición hay temor a que, si pierde, denuncie “fraude” y no admita el resultado. El brasileño Jair Bolsonaro conserva cierto apoyo y este año enfrentará comicios municipales.

Los presidentes de Estados Unidos y de Brasil, Donald Trump y Jair Bolsonaro, son aliados políticos que además de compartir un perfil ideológico de ultraderecha y una retórica violenta, coincidieron en negar la gravedad del Covid-19 y sus países son los dos peores del mundo en cantidad de contagios y de muertos por la enfermedad. La repercusión electoral de sus gestiones se conocerá antes de fin de año.

El norteamericano jugará en los comicios del 3 de noviembre su futuro político definitivo, ya que disputará su reelección por otros cuatro años. En el caso del brasileño serán solo votaciones municipales, pero son muy importantes porque en el país tienen mucho peso político las grandes metrópolis como San Pablo (la ciudad más grande de América Latina) o Río de Janeiro, entre otras.

Trump, del Partido Republicano, competirá contra un veterano dirigente del Partido Demócrata, Joe Biden, quien fue vicepresidente de Barack Obama. Las encuestas coinciden en otorgarle amplias chances al desafiante del actual mandatario. En nueve grandes sondeos nacionales realizados desde mediados de junio hasta ahora, siete de ellos le adjudican unos 10 puntos de ventaja al opositor.

Y esta semana, un relevamiento de The Washington Post y la cadena de televisión ABC que se basó en las respuestas de votantes registrados en todo el país, le dio 15 puntos adelante el candidato demócrata. El 55% de los consultados dijo que votará a Biden, y el 40% respondió que apoyará la reelección de Trump.

En otras ocasiones las encuestas fallaron enormemente, sin ir más lejos en la última votación presidencial, donde el presidente actual venció a Hillary Clinton. Pero faltando poco más de tres meses para el día del comicio, el único antecedente de semejante diferencia en intención de voto es el caso de Bill Clinton, quien aparecía con mucha ventaja previa y efectivamente derrotó al entonces mandatario George Bush padre.

De todos modos, más allá de lo que indiquen las encuestas, en Estados Unidos no gana el que tiene más votos sino que el que consigue mayor cantidad de “electores”, como se denomina a los delegados de cada estado que forman parte del Colegio Electoral, el órgano que finalmente elige al presidente.

El sistema norteamericano se basa en el sistema del Colegio Electoral. No prevalece el voto ciudadano, sino que cada estado realiza su elección y allí el ganador se lleva a dicho órgano una cantidad de representantes proporcional a su población. 

De los 50 estados que conforman el país, las batallas presidenciales se pelean en menos de 10, que son los que tienen mayor cantidad de habitantes y por lo tanto envían un número más grande de delegados al órgano que finalmente resuelve la designación del futuro mandatario.

Este sistema implica que un candidato puede ganar por mayoría de votos, pero si no obtiene los suficientes “electores” -tienen que ser 270 como mínimo- no logrará la presidencia. Eso precisamente le ocurrió en 2016 a Hillary Clinton, quien fue más votada que Trump pero sumó menos representantes para la elección indirecta. Y en 2001 pasó lo mismo con Al Gore, ganador en la votación ciudadana pero superado por George Bush-hijo en la composición del Colegio.

“Crisis post-electoral”

Tanto en el Partido Demócrata como entre expertos electorales ajenos a esa formación política hay coincidencia en advertir sobre la posibilidad de que si Trump pierde la elección, podría denunciar “fraude” y desconocer el resultado. 

“Hay un margen significativo para una crisis post-electoral sin precedentes en este país”, dijo Larry Diamond, un experto en instituciones democráticas de la entidad de tendencia conservadora Institución Hoover, y que fue citado por la cadena de noticias CNN

El fin de semana, en un hecho que agrandó las especulaciones en ese sentido, el actual presidente de EE.UU. fue presionado repetidamente en una entrevista de Fox News para que aclarara su posición, pero se negó a comprometerse a aceptar el resultado de las elecciones. 

“Tengo que ver”, contestó Trump. “No, no voy a decir que sí. No voy a decir que no, y tampoco lo hice la última vez”, completó su respuesta.

Según CNN, “casi 20 expertos electorales, ex legisladores, estrategas políticos, estudiosos legales e historiadores indican que existe un temor generalizado a un escenario de pesadilla en noviembre, donde el comportamiento de Trump de romper las normas, junto con los desafíos sin precedentes de la votación de la era de la pandemia, pongan a prueba los límites de la democracia estadounidense y sumerjan al país en una crisis constitucional”.

Municipales en Brasil el 15 de noviembre

Los comicios municipales en Brasil estaban previstas inicialmente para fines de octubre pero se postergaron para el 15 de noviembre. En caso de segunda vuelta -rige ese sistema también para este tipo de elecciones- tendrá lugar el 29 del mismo mes.

El resultado será un indicador del grado apoyo que mantiene el gobierno de Jair Bolsonaro, quien junto con Trump es el otro presidente negacionista del coronavirus y ambos dejaron avanzar los contagios y muertes de forma extrema. En el reverso, la elección mostrará la fortaleza o no de sectores opositores.

El presidente no tiene una fuerza política nacional que lo represente en todo el país sino que depende de múltiples alianzas locales. Su capital político es completamente personalista, y se sustenta en gran parte en el apoyo militar. El apoyo electoral estimado es del 30% de los votos pero hace poco más de un año y medio ganó con el 55%, como recordó Darío Pignotti, periodista argentino radicado en Brasil, en entrevista con Va Con Firma.

Las principales ciudades brasileñas están gobernadas hoy por dirigentes de derecha, incluyendo religiosos evangélicos, empresarios y dirigentes de clubes de fútbol, que fueron aliados de Bolsonaro para que este llegara al gobierno pero durante la pandemia tuvieron posturas diametralmente opuestas y hoy son grandes enemigos.

Es el caso de San Pablo (Bruno Covas), Río de Janeiro (Marcelo Crivella) y Salvador de Bahía (Antonio Carlos Magalhaes, cuyo abuelo homónimo ya fallecido, dominó la política del Noreste durante décadas). En una perspectiva más amplia, las 100 ciudades de más de 270.000 habitantes están al mando de partidos conservadores y políticos de derecha que, en su mayoría, buscarán la reelección en noviembre.

Desde un perfil ideológico diferenciado, el que tiene mayor cantidad de municipios en ese rango de ciudades es el PSB (Partido Socialista de Brasil), una fuerza de centro que por momentos ha sido aliada del PT (Partido de los Trabajadores) liderado por Lula, aunque también muchos de sus dirigentes apoyaron el derrocamiento de Dilma Rousseff.

Los “petistas” no gobiernan en ninguna de las 100 ciudades mencionadas. Ello es resultado, entre otros motivos, de cómo organizó su coalición gubernamental cuando estaba en el poder: para acordar las alianzas que necesitaba en el Parlamento, por ejemplo en las municipales del 2012 optó por dejar que las candidaturas fueran asumidas por “socios” locales y no por dirigentes propios, iniciando así la debacle municipalista del partido.

Durante la presente etapa bolsonarista, algunos discursos de Lula dieron ciertas pistas sobre la importancia que el PT la asigna actualmente a una recuperación de la presencia a nivel de los gobiernos municipales, para así poder proyectar mejor la “polarización” con Bolsonaro mientras este siga siendo presidente.

El actual mandatario, según la Constitución, todavía tiene mandato hasta diciembre de 2022. La estrategia de Lula y su espacio es promover el “impeachment” (juicio político) y conseguir su destitución por vía parlamentaria, pero esa posibilidad por ahora parece muy lejana por falta de apoyo de otros partidos en el Congreso. 

Las elecciones municipales de noviembre dejarán un escenario político que puede ser diferente del actual. En gran parte todo estará determinado por la evolución de la pandemia.

29/07/2016

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