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Con fecha 17 de enero de 2022, los abajo firmantes se dirigieron a la Academia Sueca postulando a Noé Jitrik al Premio Nobel de Literatura 2022. El texto de la misiva es el que sigue.
SEÑOR PRESIDENTE
SVENSKA AKADEMIEN
Los abajo firmantes, hombres y mujeres vinculados al quehacer cultural de la República Argentina, autoconvocados y constituidos como comisión ad hoc para promover la candidatura de Noé Jitrik al Premio Nobel de Literatura 2022, tenemos el honor de dirigirnos a usted impetrando su intercesión para poner esta propuesta en conocimiento de la Honorable Svenska Akademien. La referida propuesta consta en el documento que agregamos en archivo adjunto.
Dicho documento está firmado por gran cantidad de escritoras, escritores y artistas e instituciones de la Argentina, Hispanoamérica y Europa y constituye el testimonio de lo que reputamos la justa procedencia de nuestro reclamo.
Agradeciendo la atención y consideración que pueda usted prestar a esta petición, hacemos propicia la oportunidad para saludarlo con las seguridades de nuestra consideración más distinguida.
Adrián Desiderato Luisa Valenzuela Roberto Ferro Conrado Yasenza Mempo Giardinelli Juan Chaneton
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El documento-presentación de Noé Jitrik a la Academia sueca es el que sigue.
BUENOS AIRES,ENERO,2022
AL SEÑOR PRESIDENTE
SVENSKA AKADEMIEN
S. / D.
Muy señor nuestro:
Los firmantes de este informe sobre una escritura original y sorprendente, la de Noé Jitrik, nos dirigimos a esa Honorable Academia con el fin de proponer el nombre de este Caballero de las Artes y las Letras para acceder al Premio Nobel de la especialidad que la institución que usted preside discernirá en el próximo año 2022.
Creemos que la literatura de Noé Jitrik meritúa las más altas distinciones en la medida en que su narrativa cruza, de un modo asaz prístino y peculiar y en una doble secuencia, por una parte, la complejidad del acto de escribir, la difusa identidad de todo narrador, y la -por eso- inaprehensible -por multívoca- esencia de su decir, con, por la otra parte, el áspero pedernal de una terrenalidad histórica y social que late en los pliegues de su sintaxis de un modo coral y por detrás de la escena y configurando, de ese modo, un cruce de literatura y política devenidos herramientas con las que Jitrik mira y denuncia las reconfiguradas injusticias y azoramientos de un tiempo que se llama globalización pero que también se puede llamar tiempo de la esperanza del ser humano en lucha contra la tierra.
La obra literaria de Noé Jitrik ha mezclado siempre, de modo seminal y alumbrador, una moral social con un compromiso político hecho de desafíos asumidos contra el terrorismo de Estado que sufrió su país y Latinoamérica en la segunda mitad del siglo XX. Su exilio mexicano y europeo le ha conferido, muy luego, a su escritura, la seña identitaria de una erudición que lo convierten en maestro de las letras hispanoamericanas.
La elegancia de su prosa, asimismo, nunca dañada por los azares de la trashumancia, antes bien, potenciada al ritmo de su deslumbrante aptitud para percibir lo que no se ve pero late en el mundo, hace el resto y la diferencia.
La voz de Noé Jitrik se ha vuelto inconfundible por la abrasiva suavidad de su escritura -valga, así, esta especie de oxímoron-, la que devela constantemente nuevos pespuntes y rebordes de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo. Junto a Borges, Cortázar o Juan Gelman, por no citar sino sólo algunas referencias del país de los argentinos, Noé Jitrik es, a una, profeta y precursor en la expresión del espíritu hispanoamericano del siglo XX, al tiempo que se instituye, con su decir personalísimo y singular, en lúcido perceptor de las borrosas insinuaciones que laten en el presente como anticipación de un futuro cuyo verdadero ser-en-síconstituye un enigma, que no un misterio, siguiendo, con esta oposición, al mismo Jitrik cuando nos dice que aquél tiende a revelarse y se revela, en tanto éste permanece, siempre, incógnito, pues incógnita es la fe religiosa a la que sirve.
Las consideraciones que siguen aspiran a completar, en síntesis prieta, una mirada, más detenida y acuciosa sobre la escritura que Noé Jitrik desplegó en la narrativa, la poesía, el ensayo o la crítica literaria, géneros que, con eficacia y plenitud, el escritor nos brinda con la feliz disposición subjetiva de quien, en suma, ennoblece y justifica, con su literatura, la vida humana.
Noé Jitrik en nuestro tiempo
La sola mención de Noé Jitrik atrae la atención sobre ese vasto campo de imágenes, especulaciones, fantasmagorías, pensamientos, debates que llamamos literatura; a lo largo de más de siete décadas su vida ha ido tejiendo un vínculo indisociable con la literatura, a través de la investigación, de la indagación crítica y teórica, de la docencia y, básicamente, de su escritura.
Noé Jitrik es un nombre en el que confluyen varias trayectorias y múltiples resonancias. “Nada literario le es ajeno”, podría decirse acerca de una obra como la que venimos a presentar para su consideración a un tan distinguido premio. Declaración audaz, pero verdadera: desfilan en sus desbordantes páginas de los más variados géneros y discursos, textos, referencias, sobreentendidos, alusiones, reflexiones, el universo de la literatura en fin, una constelación de palabras, que son también conceptos, mediante los cuales Noé Jitrik ha tramado una relación pasional e intelectual con la literatura de su tiempo y en la que resuenan ecos de la gran literatura de todos los tiempos.
Una mirada retrospectiva siempre supone un riesgo, que habrá de sortear: la distancia temporal puede provocar un aplanamiento y la consecuente pérdida de la diversidad, de las entonaciones, de la modulación de los registros. Esa reducción a fórmulas y la posterior puesta en articulación a menudo conllevan una merma de matices y de atención a las particularidades. En este sentido, puede decirse que ese es uno de los rasgos distintivos del pensamiento de Noé Jitrik porque la sutileza de los matices y la captación de cada particularidad son marcas salientes de sus lecturas y de su escritura. La luminosidad de sus ideas y el innegable efecto fascinante que tiene su escritura lo ponen al reparo de la extrapolación y de la reproducción epigonal, porque en el tratamiento de las cuestiones más arduas sus trabajos tienden a aparecer como dispositivos abiertos que habilitan la posibilidad de múltiples derivas de interpretación y, por consiguiente, no funcionan como consignas dogmáticas que clausuran cualquier instancia del debate.
Los distintos estratos de la escritura de Noé Jitrik son configuraciones multilineales sin contornos definitivos, modos de sedimentación y de fractura siempre en desequilibrio; las diversas formas genéricas que ha abordado —artículos, ensayos, poemas, cuentos, novelas, crónicas periodísticas— exhiben la imposibilidad de pensar sus textos como un proceso separado de la lectura. Jitrik no solamente escribe, también construye, en su textualidad, un dispositivo abierto de lectura que desbarata todo intento de hacer identificables sus trabajos como formando parte de una unidad cerrada.
Y en la urdimbre de su escritura siempre se alude a un más allá de la letra impresa, un exceso que hace que cada fragmento sea parte de una red tendida hacia la ausencia de otros textos, como si cada trazo se diese a leer escindido, como si fuese un reverso incesante de sí mismo y de una totalidad sin fin.
En Jitrik se percibe, como en muy pocos, el modo en que un escritor produce teoría al leer. La crítica como mera aplicación está alejada tanto de sus textos como de su forma de enseñar la literatura en los que abomina de toda traslación mecánica. Su manierade concebir la literatura convoca a sus lectores a desconfiar de cualquier variante crítica y/o teórica pensadas como herramientas dispuestas para el uso reiterativo de procedimientos reglados a priori.
Por otra parte y en ine
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