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Mañana a partir de las 9 comenzará la maratónica audiencia pública por la tarifa del gas, en la Usina del Arte del barrio porteño de La Boca. Además, durante su transcurso habrá comunicaciones por video-conferencia con ocho puntos del país, uno de ellos en Neuquén capital, desde el Concejo Deliberante de la ciudad.
El primer expositor será el ministro de Energía de la Nación, Juan José Aranguren, quien presentará su remozado modelo “gradualista”, esta vez con subas semestrales, que prevé el fin de los subsidios al consumidor hacia fines de 2019, y que irá acompañado de un aumento escalonado del precio del gas en boca de pozo, hasta llegar a un horizonte de 6,72 dólares el millón de BTU para los usuarios residenciales. Es decir, que de los 0,16 dólares el MBTU que pagan hoy, en tres años los hogares alcanzarán una suba del 4.100 por ciento.
Entre los primeros expositores también figura el ministro de Energía de Neuquén, Alejandro Nicola, quien presentará “el camino para la reducción del déficit energético”, que gira en torno a la posibilidad de desarrollar los yacimientos no convencionales de la provincia para suplir la importación de gas.
El documento, que ya fue elevado al Enargas, destaca que Neuquén “tiene en la mano una herramienta indispensable para generar una revolución energética, cuyo desarrollo le permitirá a la Argentina autoabastecerse por más de 400 años, si se toman las medidas correctas”. Recuerda que, según un informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), las formaciones no convencionales ubican a la Argentina en segundo lugar en el mundo, en volumen de recursos de gas no convencionales.
El informe proyecta que, con una inversión de 4.000 millones de dólares en los próximos tres años en la explotación de shale gas, Neuquén está en condiciones de aportar los 30 millones de m3 cúbicos de gas diarios que hoy importa el país para hacer frente a la demanda. Indica que eso permitirá a la Argentina el ahorro de 7.800 millones de dólares en compras al exterior, y generar 2400 empleos directos, indirectos e inducidos, mediante la incorporación de 10 equipos de perforación que deberán realizar unos 250 pozos.
La Provincia planteará que hay dos caminos posibles: o se opta por desarrollar los yacimientos no convencionales, o habrá que importar volúmenes cada vez mayores a precios internacionales, con la consiguiente pérdida de divisas.
“Las preguntas que nos debemos hacer son: ¿Queremos depender del gas importado, o lo vamos a producir nosotros? ¿Queremos generar empleos y riquezas en nuestro país, o queremos seguir enviando dinero a los países de los cuales importamos Gas Natural Licuado (GNL) como Trinidad y Tobago o Qatar, para que se invierta allí y así pagamos sus puestos de trabajo, sus impuestos, y generaremos su riqueza?”, indica el documento enviado al Enargas.
Neuquén ni siquiera mencionará el tema tarifas, sino que defenderá, a su criterio, la necesidad de fijar precios diferenciales en boca de pozo para poder desarrollar los yacimientos de tight y shale. Cómo se pagará ese gas, si el costo debe ser trasladado a la tarifa o se cubre en parte a través de subsidios, es un problema que deja en manos del gobierno nacional.
Para argumentar la necesidad de valores diferenciales, se mostrará que entre 2004 y 2013 la producción anual de gas natural en Neuquén cayó de 27.000 a 18.000 millones de metros cúbicos, periodo en el que los precios en boca de pozo se mantuvieron congelados por una decisión política del kirchnerismo para paliar el descalabro socioeconómico de la crisis de 2001.
La falta de inversiones, junto a la declinación natural de los yacimientos tradicionales, decantó en una fuerte caída de la extracción gasífera. A partir de 2013, tras la recuperación del control estatal de YPF y de la implementación del Plan Gas, que estableció mejores precios para el “gas nuevo”, la producción neuquina comenzó a repuntar. Redujo su curva de declinación de – 8.4 % en 2012 a -6.92 % en 2013. Mientras que en 2014 pasó a ser positiva en +3.69 %. En el primer semestre de 2016 aumentó un 7,5 % la extracción total de gas, y un 42 % si se mira solo el comportamiento del gas no convencional, según cifras del ministerio de Energía neuquino.
En esa misma sintonía, la presentación que realizará YPF en la audiencia pública indica que, en promedio, hoy necesita un valor de 5 dólares por millón de BTU.
Al desagregar por tipo de gas, indica que el shale necesita un valor marginal de 7,6 dólares el millón de BTU para que el negocio cierre económicamente. Para el tight el precio se ubica en los 6,2 dólares y para el gas convencional en 4 dólares.
Si logra salir del enredo de las idas y vueltas del tarifazo, el próximo paso de Aranguren será cerrar el acuerdo con los gremios y las empresas petroleras para redefinir la modalidad de trabajo. Una fuerte señal en ese sentido fue el encuentro del lunes en la Quinta de Olivos entre Mauricio Macri, el gobernador Omar Gutiérrez, Guillermo Pereyra (Petroleros Privados), Manuel Arévalo (Jerárquicos), y directivos de YPF, PAE y Total.
Ya están definidos los ejes del nuevo convenio colectivo de trabajo que regirá a la actividad en los yacimientos no convencionales de la Cuenca Neuquina. Los gremios deberán ceder terreno para que los proyectos tengan rentabilidad en un escenario de un barril de crudo que se mantendrá amesetado en los próximos dos años.
Se discutirá, entre otras cuestiones, la eliminación de las “horas taxi”, de manera que se remunere a los operarios sólo cuando un equipo torre está en actividad y no durante los tiempos de stand by.
La idea es reformar el convenio colectivo de trabajo y homologarlo en el ministerio de Trabajo para comenzar 2017 con el nuevo sistema, cuando, según las estimaciones oficiales más optimistas, se reactivaría la industria con los nuevos precios del gas y una baja de costos que hagan viable el desarrollo del petróleo de Vaca Muerta.
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