La gran nota política de la semana será gremial y la protagonizarán todas las centrales obreras argentinas, las tres CGT y las dos CTA.

Las cinco centrales obreras confluirán por primera vez el próximo viernes 29 de abril, cuando marchen desde las 15 horas frente al Monumento al Trabajo por el Día del Trabajador, en una convocatoria marcada por los despidos y la inflación.

La CGT Azopardo de Hugo Moyano, la CGT Alsina de Antonio Caló, la Azul y Blanca de Luis Barrionuevo, se movilizarán sin paro, mientras que la CTA de los Trabajadores de Hugo Yasky y la CTA Autónoma de Pablo Micheli lo harán acompañados con una huelga nacional de 24 horas.

Las consignas centrales serán el freno a los despidos y a la inflación, la eliminación del impuesto a las ganancias, y la actualización y universalización de las jubilaciones.

Mientras tanto en Neuquén, el panorama será bien distinto. En el caso de ATE, la organización que comanda Carlos Quintriqueo convoca a marchar a la Legislatura neuquina a partir de las 10 horas, para presentar el proyecto de ley que busca revertir el déficit del Instituto de Seguridad Social de la provincia.

ATEN, por su parte, movilizará hacia casa de gobierno una hora después, en el marco del mismo paro nacional pero pidiendo la erradicación de la zona desfavorable en el cálculo del impuesto a las ganancias. Hasta ahora, ninguno de los dos poderosos sindicatos de la CTA neuquina anunciaron que las medidas se unificarán.

Por el lado de la CGT –que en Neuquén no se dividió-, la movilización será a… Buenos Aires. Bastante lejos del monumento a San Martín enclavado en el centro de la capital neuquina. Según la conducción colegiada que comandan Jorge Bascur (Sanidad), Carlos Rojas (Camioneros) y Sergio Rodriguez (CEC), cada gremio hará lo que le venga en gana. En el caso de los empleados de comercio que dirige Rodriguez, planean enviar colectivos a la capital para la Gran Marcha.

El otro peso pesado de la CGT que en Neuquén casi no está dentro de la CGT, Guillermo Pereyra, también estará en Buenos Aires, por lo que sus afiliados quedarán aquí pegados al televisor de su tráiler, mirando al líder vociferar desde los rayos catódicos de la caja boba.

Del resto, poco se sabe hasta ahora, salvo la previsible inclinación que alguno de sus dirigentes tendrá a la hora de elegir el menú para el almuerzo.