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Informe Especial
30/06/2019

Elecciones nacionales

Preocupado por las encuestas, el gobierno embarra la cancha

Preocupado por las encuestas, el gobierno embarra la cancha  | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Desde el frustrado intento de suspender las PASO hasta la avanzada para eliminar al economista Espert de la lista de candidatos, la ingeniería electoral de la Casa Rosada busca atajos para evitar una derrota de Macri en los comicios presidenciales. A malos números, malas prácticas. Y la campaña recién empieza.

Daniel Hernández

El temor de la Casa Rosada a una derrota electoral en las presidenciales de octubre próximo la lleva a avanzar en una ingeniería electoral en la que parece que todo vale. De sus últimos movimientos, el más osado naufragó sin poder tomar cuerpo: suspender las PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias), que finalmente se realizarán el 11 de agosto, como lo dispone la ley vigente.

La otra movida, menos significativa pero también fracasada sobre el cierre de esta nota, fue el intento de quitar de competencia al economista ultraliberal José Luis Espert. La lógica es aritmética e inapelable. Si se confirman la que dicen algunas encuestas, Espert no solo toma votos del macrismo sino que lo hace en una proporción preocupante para una elección polarizada y en la cual al oficialismo no le sobra nada. Seis puntos para algunos sondeos. Diez para los más optimistas.

Estos movimientos no deben confundirse con los otros, los que llegarán cuando comience de lleno la campaña electoral y de los que una foto reciente es solo un adelanto. La imagen tiene 31 años atrás pero circuló ahora por los medios y las redes sociales. En ella se observa a un joven que es el hoy candidato presidencial del Frente por Todos, Alberto Fernández, con uno de los miembros del clan Puccio.

En unas semanas, tal vez, ya nadie recuerde qué medios publicaron una fotografía de 1988 ni con qué excusa. Tampoco que el candidato peronista estaba en la escena en calidad de defensor oficial -es decir, designado por el Estado y no por elección propia- de Guillermo Fernandez Laborde, socio del clan dedicado al crimen y a la extorsión durante la década de los años ‘80.

De lo que se trata ahora es de algo previo: definir el tablero en que se desarrollará la campaña electoral. Incluida, por supuesto, la campaña sucia compuesta por noticias falsas, datos no verificados (ni verídicos) puestos a circular a través de las redes sociales, y una activa participación de trolls y de periodistas que actúan como si lo fueran.

Es en esta suerte de delimitación de teatro de operaciones (o de las operaciones, podría decirse sin tanta malicia) sobre la que van a operar los contendientes y donde el oficialismo, por tener el control de los resortes del Estado, corre con ventaja a la hora de imponer alguna de sus reglas.

La necesidad de “inclinar la cancha” por parte del macrismo incluyó, por ahora, el intento de eliminar las PASO para la categoría de Presidente y Vice; correr a candidatos que restan votos a la fórmula oficialista; y prohibir por decreto de las colectoras en la provincia de Buenos Aires para impedir un candidato peronista con múltiples candidatos a presidente, medida que estuvo a punto de ser anulada (también vía decreto) para establecer lo contrario cuando la coyuntura indicaba que podía favorcer a Juntos por el Cambio (ex Cambiemos).

También se puede anotar en esta lista el intento de cambiar las reglas por las que votan los argentinos residentes en el exterior, los personas privadas de su libertad y los integrantes de las Fuerzas Armadas; la tentativa de modificar el sistema de transmisión de los resultados de los comicios; la polémica por los faltantes en el padrón de jóvenes de 16 y 17 años; y las disposiciones para duplicar los días de campaña y reducir los espacios en medios audiovisuales para los partidos.

Movimientos

“Lo que estamos viendo es parte de la ingeniería electoral para tratar de generar un escenario favorable, teniendo en cuenta que la elección se define sobre una oferta cerrada”, explica a Va Con Firma la analista de opinión pública Shila Vilker.

Para la directora de la consultora Trespuntozero, “hubo tres movimientos que podemos reconocer como parte de esa ingeniería: el intento de suspender las PASO; que Gómez Centurión no presente candidatos en la provincia de Buenos Aires, algo que finalmente consiguió; y bajar la candidatura de Espert, incluido el pase de (el dirigente Alberto) Assef al macrismo y el retiro de su sello partidario, que le permitía a Despertar (la denominación electoral de Espert) presentarse en los comicios”.

Shila Vilker es analista de opinión pública y dirige la consultora Trespuntozero. 
 

El tablero en que se desarrollará la disputa no es lo único que se construye, con buenas o malas prácticas, sino también los actores que se desenvolverán en él. Esto incluye, por supuesto, tanto la presencia como ausencia de actores que pueden tener un rol protagónico.

En el primer caso, Vilker dice que “la incorporación de (Miguel) Pichetto debe pensarse como parte de esa ingeniería, lo mismo que la de Alberto Fernández en el caso del peronismo”. En el segundo caso, el de los contendientes que se “eliminan”, la analista menciona la incorporación de Sergio Massa al Frente de Todos y los intentos del oficialismo por sacar de la cancha a Espert. En este último caso, por las malas.

“La candidatura de Espert -explica la consultora- es un problema para el gobierno porque en un escenario polarizado los puntos que puede conseguir en la elección son vitales, aunque sean pocos, y pueden definir la elección. El perfil del votante de Espert es el mismo que votaría a Macri”.

En la definición de la ingeniería electoral va contando también el humor de los votantes que marcan, fundamentalmente, las encuestas. Así, el oficialismo pasó de impulsar el desdoblamiento de las comicios en los grandes distritos a unificarlos; y de cerrarle el camino a las colectoras vía decreto en territorio bonaerense a estar a punto de volver sobre sus pasos, con otro decreto. Siempre, con la calculadora en la mano.

“En nuestra última encuesta, que es de mediados de junio, nosotros tenemos una ventaja para la fórmula Fernández-Fernández de siete puntos, que parece mucho pero no lo es”, advierte Vilker.

Agrega que “teniendo en cuenta que la campaña todavía no empezó formalmente, podemos suponer que la elección todavía puede ser competitiva para el oficialismo”. Lo cual anticipa que las maniobras y atajos pueden no haber terminado con los proyectos que legisladores del radicalismo presentaron (y retiraron) en el Congreso para suspender las PASO.

Así las cosas, todavía se puede esperar algún nuevo intento de torcer las reglas para crear un escenario favorable a la reelección de Macri. “Hay que tener en cuenta que los ciudadanos menos interesados por la política y los indecisos se deciden al final, por lo que hoy tenemos un escenario de final abierto”, asegura la experta en temas de política y opinión pública.

Espert, economista ultraliberal que quiere ser candidato. El gobierno teme los votos que pueda sacarle a Macri.
 

A seguir tallando

Si algo le queda por hacer al oficialismo en el diseño de un tablero un poco más acorde a sus necesidades, es que la oferta electoral no ofrezca flancos de fuga para sus votantes. Esto incluye a los decepcionados con Cambiemos y a los que no les alcanza con que la alianza ahora se llame “Juntos por el Cambio” para votar a Macri, como lo hicieron en 2015.

La primera candidatura que el oficialismo intentó bajar fue la de Roberto Lavagna, a quien imaginaba fogocitado por “el peronismo racional” de la ya extinta Alternativa Federal. De este espacio, el gobierno logró sumar al senador Miguel Angel Pichetto pero no pudo con su principal objetivo: neutralizar al ex ministro de Economía de Néstor Kirchner, quien también toma la mayor parte de sus votos entre los desencantados del oficialismo.

La otra maniobra fue intentar que el economista ultraliberal José Luis Espert no pueda participar de los comicios. El intento naufragó a última hora del viernes, cuando la Justicia habilitó a participar al candidato que había denunciado al eufemismo “una operación del gobierno” para no dejarlo competir.

Las “dificultades” que tuvo que superar Espert son dignas de un manual de operaciones (sucias, por supuesto) y hubieran escandalizado a más de un medio de comunicación y a la tan mentada “opinión pública” si no fuera porque el beneficiario es el oficialismo. 

La primera de ellas rozó el escándalo cuando Alberto Asseff anunció que dejaba Despertar para irse con el macrismo, dejando sin partido al economista, en una operación que muchos atribuyeron a la mano del flamante candidato a la vicepresidencia por el oficialismo, Pichetto. 

Albeto Assef, repentino candidato a diputado por el oficialismo.
 

En palabras de Hugo Bontempo, apoderado del Frente Despertar, “el punto más importante” de las idas y vueltas en torno de la postulación de Espert “fue la retirada de Asseff a la gente de Macri, sacándonos el partido”, con la decisión sorpresiva de sumarse a la lista de diputados de Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires.

La otra fue el intento de quitarle a Espert el sello del partido Unite, de la electa diputada provincial por Santa Fe Amalia Granata, con el que el economista buscó seguir en carrera después de perder el otro “sello” con la deserción de Asseff.

La maniobra terminó de diluirse el viernes por la noche, cuando la jueza María Servini rechazó la impugnación presentada por un presunto precandidato de Unite y dio luz verde a la presentación de Espert en las elecciones primarias del 11 de agosto.

Según declaró Bontempo, las trabas para la presentación de Espert fueron “una piedrita más del gobierno porque ya superamos el 10 % de los votos”. En la Casa Rosada mascan bronca. Y miran para otro lado.

Ningún miedo

"El gobierno no tiene ningún temor, ningún miedo a las primarias. Van a marcar a fuego lo que será el resultado de la primera vuelta de octubre", dijo Pichetto cuando naufragaron las iniciativas para archivar las PASO y dejaron expuestos lo temores del oficialismo.

A través de la doble negación al miedo a perder en agosto el oficialismo no hace más que confirmar sus temores: una derrota en las primarias puede ser irremontable en los comicios de octubre.

Con esta certeza la Casa Rosada seguirá intentando afinar su ingeniería electoral y también la campaña, aunque sume derrotas y tropiezos. Al igual que el escorpión que pica a la rana en medio del río no es necedad, es supervivencia.

Asesor presidencial Jaime Durán Barba, junto al jefe del Estado.
29/07/2016

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