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Informe Especial
07/04/2019

Elecciones 2019

Si Macri no repunta, en la UCR no descartan barajar y dar de nuevo

Si Macri no repunta, en la UCR no descartan barajar y dar de nuevo | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Macri con Cornejo, Morales y Rodríguez Larreta.

En un intento de darle aire a la alicaída reelección presidencial, la Casa Rosada gira y se muestra dispuesta a darle la vicepresidencia a la UCR. La decisión también busca debilitar a los radicales que quieren terminar con Cambiemos y evitar que reflote el Plan V. Pero si en un mes Macri no repunta en el radicalismo no descartan barajar y dar de nuevo.

Daniel Hernández

La reunión fue el jueves a la noche en un restorán porteño, cerca de la Facultad de Derecho. Ahí radicales y macristas acordaron que la fórmula presidencial de Cambiemos se definirá recién a finales de mayo o principios de junio, en cualquier caso antes de la Convención Nacional de la UCR, y que no será monopolizada por el Pro, como es de uso y costumbre.

Los comensales, los gobernadores radicales Alfredo Cornejo y Gerardo Morales, y la mesa política del Pro, integrada por Marcos Peña, Rogelio Frigerio, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, lograron así lo que buscaban: dar una señal pública de que a la coalición le queda una vida más.

La urgencia la había instalado días antes la propia Casa Rosada, cuando filtró al diario Clarín que estaba dispuesta a que un radical secunde a Mauricio Macri en la fórmula presidencial que presentará el oficialismo en los comicios de octubre, algo que hasta ahora el macrismo nunca había considerado.

La jugada buscó descomprimir el frente de tormenta que acumula el radicalismo, con acusaciones cruzadas, y cada vez más públicas, entre quienes pretenden continuar en Cambiemos y aquellos que consideran agotada la alianza. También desalentar a quienes, tanto en la UCR como en el Pro, dicen que la candidata debe ser Vidal y no Macri.

De lo que se trata, en definitiva, es de explorar un camino que ayude a recomponer la alicaída imagen presidencial. Tal vez la Casa Rosada decidió mover sus piezas cuando esta misma semana escuchó por televisión el sondeo realizado por la socióloga Analía Del Franco. Si Macri aceptara competir con Martín Lousteau en las PASO, como con malicia reclaman algunos radicales, perdería 29,6% a 26,7%.

Sin embargo, abrir la fórmula presidencial será insuficiente si la crisis económico-social se profundiza y la imagen de Macri sigue cayendo. “Acá no se trata del vicepresidente ni de cargos sino de un cambio en la política del gobierno, de un cambio de la ideología que está llevando adelante el Pro”, dijo Ricardo Alfonsín al ser consultado por Va Con Firma.

¿Entonces?

El acuerdo sellado en la medianoche de la Recoleta le permite a la conducción del radicalismo mostrar que el macrismo “está dispuesto a escuchar” y a darle al partido un mayor protagonismo en un hipotético segundo mandato. Además, le asegura llegar con cierto aire a fines de mayo, cuando se reúna la Convención Nacional para decidir la continuidad o no en Cambiemos.

Es cierto que todavía no puede mostrar el nombre del radical que acompañará a Macri en la fórmula, pero eso no es lo que más preocupa. Después de todo, ni siquiera a quienes apuestan a mantener la alianza con el Pro les seduce jugar un nombre en una fórmula que, de acuerdo al escenario actual, tiene destino de derrota.

Para que el “vicepresidente radical” le importe a alguien necesitan que Macri tenga las chances de reelección que hoy todos los sondeos de opinión le niegan. De ahí que quienes participaron del cónclave del jueves se encarguen de minimizar la discusión “por los cargos” e insistan que lo importante ahora que lograr que el gobierno adopte medidas que permitan “mejorar la situación económica”.

Prefieren insistir en la necesidad de fomentar el consumo, acotar los tarifazos y frenar la caída del poder adquisitivo. Morales y Cornejo saben que si no se morigeran los efectos del ajuste Macri no será competitivo al momento de inscribir a los contendientes en las PASO, es decir, a fines de junio.  

Si eso ocurre, ni siquiera a ellos les interesará poner “al vicepresidente”. Ese escenario es el que macrismo intenta evitar, sobre todo cuando también en el radicalismo empiezan a ver el plan V como un salvavidas para Cambiemos. A tal punto disgusta esta posibilidad a la Casa Rosada que el presidente salió a decir públicamente, sin que nadie se lo preguntara, que Vidal irá por la reelección en la provincia de Buenos Aires.

También para el macrismo el tiempo ganado en la reunión del jueves vale más que cerrar una fórmula, ya que necesita que la UCR no se rompa mientras sigue empujando a su candidato para que saque la cabeza de abajo del agua. De ahí que le pidieron a los gobernadores radicales que en la reunión que reeditarán la semana próxima propongan medidas que el equipo económico del gobierno pueda analizar.

¿Alcanza?

La decisión de la Casa Rosada de abrir la fórmula presidencial puede desacelerar la disputa al interior del radicalismo pero no alcanza para cerrarla. “El Pro hace lo que tiene que hacer, defiende su posición. El problema es el radicalismo, que es el que tiene que plantearle al Pro un cambio de política”, asegura Alfonsín, crítico de la continuidad de Cambiemos.

El ex candidato presidencial, que está entre los dirigentes radicales que ve con buenos ojos un acuerdo con Roberto Lavagna, insiste en que no promueve la ruptura, pero hace una advertencia: “salvo que los que fueron mayoría en Gualeguaychú (donde en 2015 se aprobó integrar Cambiemos) ahora sean minoría y rompan”.

“Lo que hay que plantearle al Pro es una alianza más amplia, que sume a otros sectores y que nos permita cambiar el rumbo. Entonces el Pro dirá lo que cree que hay que hacer, y yo espero que se pueda coincidir, pero si no es así cada uno debe seguir su camino”, enfatizó Alfonsín.

Sin embargo, quienes plantean la necesidad de mantener la alianza con el macrismo actúan como si el partido ya tuviera una posición tomada y eligieron como blanco de los díscolos a Jorge Sappia, presidente de la estratégica Convención Nacional y crítico de la gestión de Mauricio Macri.

Esta semana un grupo de convencionales encabezados por el segundo de Sappia, Agustín Campero, difundieron un documento donde acusaron al titular del cuerpo de “confundir a la opinión pública” y lo conminaron “a desistir de avanzar en sentido contrario a lo que decide el partido". Además, obvio, convocaron a “fortalecer Cambiemos”.

Días antes Sappia había acusado a la conducción partidaria de no tener “ningún interés” en convocar a la Convención Nacional porque "la mayoría del radicalismo votaría por terminar con la alianza Cambiemos", a la que calificó como “una experiencia frustrante".

En un anticipo del alto voltaje que tendrá la Convención, Alfonsín dijo a Va Con Firma que “Sappia siempre respetó las decisiones del partido” y se preguntó “si ellos, los que hoy lo cuestionan, harían lo mismo en caso de quedar en una posición minoritaria”.

El dirigente disparó mención gruesa: “Hay dirigentes que parecen más preocupados por quedar bien con el Pro que en respetar las opiniones diferentes dentro de la UCR”, Además insistió en que debe convocarse a la Convención partidaria “para definir qué queremos”. “A mí no me gusta que los escenarios los armen otros”, concluyó. 

Apurados

La ficha que movió la Casa Rosada pone en apuros al radicalismo. Para la mayoría de la conducción partidaria, que apoya la continuidad de Cambiemos y no tiene objeciones de fondo hacia la política económica, obtener la vicepresidencia es un triunfo que no alcanza si Macri no mejora en las encuestas.

Hasta que eso suceda se conforma con mostrar la nueva instancia de negociación como un triunfo. Una formar de contener el avance de quienes no quieren seguir en Cambiemos, que agitan que en cuatro años las decisiones las tomó el Pro pero la cuenta la pagaron todos.

Mientras tanto la conducción del radicalismo va a esperar cómo evoluciona la apuesta reeleccionista y a intentar sacar los pies del plato cada vez que se vea arrastrada por necesidades ajenas, como sucedió cuando decidió desdoblar las elecciones en Jujuy, Mendoza y Corrientes.

En cuanto al macrismo, está lleno de urgencias. La primera es evitar que la UCR se vaya de Cambiemos, lo que erosionaría aún más su base electoral.

En la misma línea aparece la necesidad de fortalecer al sector afín del radicalismo, para quien en definitiva fue el guiño de habilitar la discusión en torno de la vicepresidencia, un lugar en el que hasta el momento sólo sonaban Carolina Stanley (para darle un rostro humano al ajuste), Patricia Bullrich (si el escenario es de “bolsonarización”) y Gabriela Michetti (un esquema de continuidad).

Además necesita acallar las voces que plantean, cada vez con menos disimulo, que Macri ya no pude revertir su suerte. Estas incluyen a sectores del Pro y del resto de los partidos que componen Cambiemos, pero también a algunos medios de comunicación y a una parte del establishment, que ven en la gobernadora Vidal a una candidata mucho más competitiva.

Sin embargo, todos saben que el nuevo acuerdo sólo puede funcionar si Mauricio Macri no sigue cuesta abajo en las encuestas. De lo contrario, habrá que barajar y dar nuevo. Y encima con los tiempos cortos. Peor imposible.

29/07/2016

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