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18/08/2019

Un país mejor

Un país mejor | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Al poner los intereses nacionales por delante de los propios, algo que pocos líderes han hecho en la historia, Cristina logró el objetivo principal: recuperar el espacio del campo popular disgregado durante los últimos años de su último gobierno.

Héctor Mauriño

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El contundente triunfo del Frente de Todos en las PASO de todo el país confirma el agotamiento de la sociedad argentina por un gobierno que ha vapuleado a la democracia y hecho retroceder al país como pocos en la historia.

Pero también demuestra lo acertado de la decisión de Cristina Kirchner de dar un paso al costado y no ir por la presidencia como tributo para la construcción de una unidad lo más amplia posible.

El suyo fue un gesto de una gran generosidad, pero no sólo con Alberto Fernández sino con el pueblo argentino, y una muestra de inteligencia política y visión estratégica.

Fernández muestra la amplitud y la flexibilidad necesarias para esta etapa y encarna lo posible desde el campo nacional y popular en un momento histórico caracterizado por la necesidad de acceder a un gobierno de transición que siente las bases para la reconstrucción del país.

Pero además, al poner los intereses nacionales por delante de los propios, algo que pocos líderes han hecho en la historia, Cristina logró el objetivo principal frente a un gobierno que ha sembrado el odio y dividido a los argentinos: recuperar el espacio del campo popular disgregado durante los últimos años de su segundo gobierno.

Los resultados del domingo confirman que con Massa, con Solá, con Moyano y con el propio Fernández, entre otros más, el Frente de Todos no podía sacar menos que Scioli en el 2015, sino bastante más.

La reunificación de ese espacio, vertebrado por el peronismo no fue lo único que posibilitó una ventaja tan abultada como la que se obtuvo en las primarias. Casi seguramente muchos de los no peronistas que votaron a Macri esperanzados con la promesa largamente incumplida de que “lo que está bien se va a mantener y lo que está mal se va a mejorar” ahora optaron por darle la espalda. 

Entre ellos seguramente algunos que por pudor de reconocer que fueron estafados o por temor a enfrentar al abrumador poder mediático -que siembra el odio y expresa casi exclusivamente los intereses de los dueños del país y de Estados Unidos- lo ocultaron, pero cuando entraron al cuarto oscuro votaron a Fernández.

Quedó claro también que las encuestas de ciertas consultoras -que trabajan para el gobierno en combinación con la prensa canalla- en los días previos se intentó crear la sensación de un virtual empate que no era tal y, más aún, se camufló los indicios que apuntaban a una derrota contundente del macrismo como se verificó después.

Tal como se sospechaba la empresa contratada por el gobierno para el escrutinio provisorio se mostró ineficiente e intentó confundir a la opinión pública. Como la victoria fue aplastante no pudo tergiversar los resultados pero lo que hizo fue impedir que estos se conocieran hasta muy tarde. Además se equivocó en la sumatoria de la provincia de Buenos Aires, en la que Axel Kicillof ganó por un porcentaje mayor al que le atribuyó.

En un gesto que demuestra su desprecio olímpico por la democracia, la gente y el país, a la mañana siguiente de su arrasadora derrota el presidente Macri provocó un golpe cambiario para “castigar” a las mayorías por su voto. No lo decimos nosotros, lo dice Redrado, que no puede ser sospechado de “populista” y que conoce el monstruo desde sus entrañas.

Macri lo hizo al ordenar al Banco Central que no intervenga en el mercado como venía haciendo desde hace meses, con el resultado de que de un zarpazo catapultó la inflación y le bajó casi un 30 % el sueldo a los argentinos. De paso, le echó la culpa al “kirchnerismo”, sin tomar siquiera nota de que Todos es algo mucho más amplio que eso. 

Como si fuera un patético Nerón criollo, ‘Mauricio’ incendió el país para vengarse por su derrota. Ese es el calibre moral y el equilibrio emocional del actual presidente.

Al día siguiente, anoticiado de él mismo es quien había desconcertado a los mercados cuyo fantasma agita, y que al hacer de hombre bomba se llevaba puestos también a socios con algún futuro político como Larreta o Vidal, Macri pidió disculpas y lanzó una serie de paliativos destinados a impedir que el incendio se propague y se adelante su eyección del gobierno. Su objetivo ahora no es ganar sino llegar a diciembre.

Pero esas medidas no alcanzan para remediar el daño acumulado durante cuatro años de desatinos y además no forman parte de ningún plan sino de la desesperación y de la falta de responsabilidad. Servirán, en todo caso, para potenciar más aún la bomba de tiempo que les deja a sus sucesores.

En Neuquén los resultados vinieron a confirmar que en la provincia el macrismo no cuenta con la simpatía del electorado, no sólo del peronismo y del Frente de Todos sino tampoco de buena parte del electorado del MPN y de muchos independientes.

El peronismo ganó sin agitarse. En medio de la pelea entre Parrilli y Darío Martínez no hubo casi campaña. El trabajo lo hizo la sombra de Cristina y de Alberto y el rechazo a un gobierno nacional que ha destrozado el país.

Como ocurre en las elecciones nacionales en las que no está en juego el destino de la provincia, el MPN tuvo una cosecha disminuida. Si hubo o no castigo por la promiscuidad de su relación con el macrismo, es difícil de establecer. Neuquén está mejor que el resto del país y ese es un dato incontrastable al momento de votar.

Más probable es que la cantidad de votos anulados responda a errores en el corte de boletas de aquellos que optaron por Fernández para presidente y Pereyra para senador. Así las cosas, seguramente el aparato oficial será puesto al servicio de descontar la reducida diferencia que lo separa de Cambiemos. ¿Será posible, inclusive, un volantazo para pasar a apoyar la fórmula Fernández – Fernández? No se puede descartar.

“Pechi” Quiroga salió segundo sí, presumiblemente más por el voto propio que por el de Macri. En todo caso, su relativamente modesta performance podría ser atribuida a su pacto con ese salvavidas de plomo que es el presidente.

Ahora conviene no olvidar que solo hubo primarias y nada más. Tampoco nada menos. Aunque la tendencia para octubre pueda parecer prácticamente irreversible, falta mucha tela por cortar sobre todo ante un gobierno que ha demostrado ser capaz de cualquier cosa.

“Estamos seguros que el país que vamos a hacer va a ser mejor", dijo Alberto Fernández en los festejos del domingo. Si la ciudadanía confirmara la tendencia de las PASO, seguro que sí. 

29/07/2016

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