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Panorama Político
07/08/2016

Lo que se puede y lo que no se puede

Lo que se puede y lo que no se puede | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Los que pensaban que no se podían arrebatar las conquistas sociales y económicas de la última década, ahora saben que “sí se puede”. Falta saber si no se puede hacer eso impunemente.

Héctor Mauriño

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Los que creían que no se podía poner al país de rodillas ante los fondos Buitre; los que pensaban que la era del endeudamiento había quedado definitivamente atrás; los que estaban convencidos de que no se podía modificar por decreto la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual; los que estaban seguros de que no se podía ir contra el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de los jubilados; los que creían que los presos políticos eran cosa del pasado; todos los que pensaban que no se podían arrebatar de un saque las conquistas sociales y económicas obtenidas durante la última década, ahora saben que “sí se puede”.

Eso ya está, falta saber si es cierto que en este bendito país ir contra los intereses de las mayorías para beneficiar sin pudor a una minoría privilegiada ‘no se puede’ hacer impunemente, sencillamente porque en algún momento la gente reacciona, se organiza e impone una salida diferente.

La historia argentina autoriza a pensar que semejante ofensiva contra los intereses populares no logrará, a mediano o largo plazo, estabilizarse.

Pruebas de ello son la resistencia de 18 años del peronismo después del ‘55, las luchas contra la última dictadura cívico-militar, y la larga pugna en defensa de los derechos humanos. Eso, para hablar de las experiencias más cercanas sin remontarse a las guerras civiles del siglo XIX.

Prueba de que en esta oportunidad la resistencia no tardó en aparecer son algunos de los hechos acontecidos en las últimas semanas, que dan cuenta de la vitalidad del campo popular para defender sus intereses y de los límites con que empieza a tropezar la restauración conservadora atendida por sus dueños.

Por citar algunos ejemplos se puede mencionar:

-La actitud de más de 40 jueces de todo el país que fallaron en contra del aumento desproporcionado de las tarifas y la resistencia popular al tarifazo, expresada en los dos “ruidazos”.

-El crítico documento que acaban de emitir las tres CGT, en el que se deja constancia de que el tan mentado “sinceramiento de la economía”, se ha reflejado para la mayoría de los argentinos en “recesión, aumento del déficit fiscal, incremento del endeudamiento público, aumento de las importaciones, tarifazos impagables, caída del ingreso, pérdida del empleo, crecimiento de la pobreza y problemas en la escolaridad”.

-La carta del papa Francisco al presidente del episcopado, José María Arancedo, con motivo de la proximidad del Día de San Cayetano, en la que el pontífice expresa su preocupación por “los índices de desocupación significativamente altos”.

-La marcha prevista para hoy para reclamar “Tierra, Techo y Trabajo”, que organizan la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), el Movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa.

-Los paros y movilizaciones de la CTA, que en esta etapa tiende a retomar su papel convocante contra el modelo, como ocurrió en los ’90.

-El crítico pronunciamiento de once provincias -entre las que se cuentan Neuquén y Río Negro- contra el gobierno por el estado de los derechos humanos en el país, en el que se denuncia desde el “aumento salvaje de las tarifas” hasta “la prisión de dirigentes sociales como Milagro Sala”, pasando por las “suspensiones y despidos de trabajadores y trabajadoras”.

-La feliz resistencia de la presidenta de Madres de Plaza de Mayor, Hebe de Bonafini, quien al negarse a comparecer ante un juez servil al gobierno conservador, que contrariamente a lo buscado por el magistrado le otorgó al campo popular una victoria moral y política.

Pero no sólo todo esto. En los últimos días también es posible advertir cambios en el comportamiento de la dirigencia política y gremial, si se tiene en cuenta, por ejemplo, que el crítico documento de la CGT en vías de unificarse se produce después de haber recibido, esta semana, los fondos de las obras sociales.

Y que la condena de las provincias por las violaciones del modelo macrista a los derechos humanos ocurre luego de que los gobernadores comenzaran a percibir, esta semana también, la primera cuota del 15% de la coparticipación que retenía la Nación.

Empieza a producirse, inclusive, un cambio en la actitud de la oposición legislativa, como sectores del Frente Renovador o del bloque justicialista, que luego de una etapa de proximidad con el gobierno parecen advertir que esa política, lejos de acumular, los pone de espaldas a las necesidades y expectativas de las mayorías.

Parte de este cambio se expresa en la convocatoria para una sesión especial el miércoles, solicitada por diez bloques de diputados nacionales con el fin de lograr por ley que se dé marcha atrás con los incrementos tarifarios.

También hay un cambio en la actitud de la ex presidenta Cristina Fernández. A diferencia de su distancia inicial con los hechos que provoca el gobierno de Macri, la ex presidenta tiende a involucrarse cada día más en cuestiones políticas.

En una semana, Cristina se reunió con estudiantes secundarios; se prestó a una entrevista pública por tevé; fue al entierro del dirigente histórico de la CGT de los Argentinos, Raimundo Ongaro; y participó de un acto en la facultad de Filosofía y Letras para recordar los 50 años de “la noche de los bastones largos".

En cada lugar donde estuvo dejó plantada una consigna a propósito del momento en que vivimos. A los jóvenes los felicitó “por haberse puesto de pie y conquistar” el boleto estudiantil. Rescató a Ongaro “por su lucha contra el vandorismo y la dictadura de Onganía”. Y con los universitarios planteó que “cuanto más cortas tenga las ideas un gobierno más largos serán los bastones”. Las comparaciones con la realidad actual son inevitables.

En la entrevista, en fin, disparó contra políticos y gremialistas al preguntarse cómo puede ser que pibes de 14 años logren el boleto estudiantil y “los sindicalistas, los senadores y los diputados no puedan cambiar una política al gobierno que se visualiza como equivocada por el conjunto de la población”.

También echó alguna luz sobre el papel que se reserva a sí misma en esta etapa, al señalar que no quiere cargos y que trabajará para “la construcción de una amplia mayoría”.

Está bien que reclame consecuencia a los tibios y también que descarte el sectarismo frente a un gobierno que agrede al conjunto de la sociedad en beneficio de unos pocos. Es importante lo que dice y hace porque se trata de la dirigente con más peso y reconocimiento del campo popular.

Pero de lo que se trata también es de organizar y para hacerlo no basta con una conducción estratégica, es necesario bajar al terreno y disputar el espacio a las conducciones gremiales y políticas colaboracionistas con propuestas consecuentes en la defensa de los intereses populares.

Hay evidencias de que las cosas están maduras para hacerlo.

29/07/2016

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