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09/12/2018

Marcha forzada

Marcha forzada | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto: David Pablo Sánchez

La decisión de adelantar las elecciones es a la vez una muestra de autoritarismo y debilidad. Aunque haya sido de todas maneras algo esperado, lo ajustado de los plazos viene en buena medida a modificar y acelerar los planes de la oposición.

Héctor Mauriño

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El gobierno sabe bien dónde le aprieta el zapato. En el 2015, sorprendió a la oposición convocando las elecciones provinciales para el 26 de abril, muy temprano, pero esta vez se superó a sí mismo y lo hizo 46 días antes, ya no hay tiempo ni siquiera para sorprenderse.

La decisión oficial es a la vez una muestra de autoritarismo y debilidad. Lo primero porque convierte una cuestión institucional de la democracia en un recurso poco menos que despótico, y lo segundo porque certifica que sólo cuenta con lo justo para ganar, si es que lo logra.

Aunque el adelantamiento en sí fue de todas maneras algo esperado, lo ajustado de los plazos viene en buena medida a modificar y acelerar los planes de las fuerzas de la oposición.

Por ejemplo, si se tiene en cuenta que el próximo 28 cierra el plazo para presentar alianzas, se convierte impracticable la posibilidad de que algunas fuerzas políticas afines entre sí puedan celebrar antes una interna para definir candidaturas frentistas.

Así las cosas a algunos, en particular al pero-kirchnerismo, que viene practicando un minué interminable sobre la unidad, no les queda otra salida que buscar un acuerdo o resignarse a que todo siga igual (una vez más).

Precisamente, este fin de semana hubo reuniones en Buenos Aires al más alto nivel de Unidad Ciudadana con miras a encontrar un acuerdo que haga posible que Rioseco y Martinez vayan juntos, pero tiempo para internas no hay y hasta ayer no se habían puesto de acuerdo.

Las encuestas que maneja ese sector darían una leve diferencia a favor de Rioseco aunque es cierto que Martínez aún no se ha postulado como candidato y hasta ahora se había hablado de su intención de ser candidato a senador. Lo que ya parece un dato definitivo es que Javier Bertoldi se bajaría de su actual postulación para ir por la intendencia de Centenario.

Quien también ha visto reducidos sus márgenes de maniobra es el candidato perdidoso en la interna del oficialismo, Rolando Figueroa. Si bien su sector decidió en una asamblea realizada esta semana presentarse por afuera del MPN, por lo que ha trascendido hasta ahora no estaría encontrando ningún partido que le permita postularse.

Aunque hubo versiones que dieron cuenta de contactos con el Frente Neuquino y el peronismo para alcanzar alguna alternativa de unidad, en los hechos esas posibilidades no se materializaron y es poco probable que se fueran a materializar. Como advirtió un dirigente conocido del justicialismo “el peronista vota peronismo”.

Ya se ha dicho desde este mismo espacio que el panorama que ha elegido el vice no es el mejor. Desde afuera del partido competirá también con Sobisch, y aunque este sólo conserva un espacio acotado lo más probable es que terminen restándose mutuamente.

Por otra parte, si entre los peronistas es costumbre arraigada votar peronistas, en el MPN no ocurre algo muy diferente. Habría que ver cuántos de los dirigentes que optaron por la lista Violeta se siguen manteniendo firmes a medida que llega la hora de la verdad. Por lo pronto, algunos candidatos a intendente electos por la lista de Figueroa ya dieron muestras de que visualizan como más seguro pasarse a las filas del oficialismo gutierrista.

“El voto del MPN es del MPN”, graficó uno de los máximos dirigentes del sector Azul. En el gobierno están convencidos de que “Sobisch le va a restar a Rolando y no a Omar”. También de que una vez salido del redil, Figueroa “pasó a disputar espacio con la oposición” y no con el partido provincial.

“La fragmentación del panorama electoral favorece al MPN que tiene un voto duro”, precisó el dirigente y agregó un dato que inquieta pero que puede ser verosímil en el contexto de una elección con cuatro o cinco candidatos a gobernador: “Si la división es tan grande, al MPN le alcanza con un 25% de los votos para ganar”, apuntó.

Quien permanece calladito como si mirara desde afuera es el intendente Horacio “Pechi” Quiroga. No son pocos los que en la oposición agitan la posibilidad de que se termine beneficiando de la lucha fratricida en el MPN y los vaivenes de la indefinición en la que está inmerso el peronismo.

“Pechi” tiene capital propio en Neuquén, e independientemente de que el Pro de paladar negro no le dispensa total confianza tiene margen de maniobra. Entre sus amigos de Cambiemos no falta quien lo preferiría ver senador. Pero él es de los que mueren con las botas puestas y sólo le interesa ser candidato a gobernador.

Por lo pronto, Quiroga es el único dirigente importante de la oposición que ni chistó con el gesto discrecional de adelantar la elección provincial. “Es una facultad del Ejecutivo”, dijo. Piensa hacer lo mismo con la municipal.

29/07/2016

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