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19/08/2018

Una sola Argentina

Una sola Argentina | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En medio de la hipocresía generalizada sobre la corruptela que encubre desde siempre el financiamiento de la política, el desfile de empresarios corruptores pretendidamente “arrepentidos”, es un carnaval penoso que amenaza con asestar un golpe definitivo a un Poder Judicial arrastrado por el lodo por el grupo gobernante.

Héctor Mauriño

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Con sus flagrantes injusticias y persecuciones el gobierno de Macri ha logrado profundizar las diferencias entre los argentinos, al punto que la famosa “grieta”, invento de los medios y la derecha argentina para combatir arteramente al gobierno democrático de Cristina Kirchner, se está transformando en un abismo, en dos Argentinas que apenas se reconocen entre sí y que ganadas por el odio se inclinan peligrosamente hacia una espiral de la violencia.

El último invento del gobierno es esta ofensiva fratricida que no perdona a las mayorías que piensan diferente, es el “escándalo de los cuadernos”, un show mediático judicial destinado a tapar la escandalosa crisis económica y social producida por Cambiemos, y justificar el encarcelamiento de la ex presidenta para sacar del medio al principal candidato de la oposición.

En medio de la hipocresía generalizada sobre la corruptela que encubre desde siempre el financiamiento de la política, el desfile de empresarios corruptores pretendidamente “arrepentidos”, es un carnaval penoso que amenaza con asestar un golpe definitivo a un Poder Judicial arrastrado por el lodo por el grupo gobernante.

Mientras tanto, desprevenidos y malintencionados cultivan una vuelta más de tuerca en la pelea entre argentinos, echándole la culpa al gobierno anterior de la enorme crisis que ha provocado la mezcla explosiva de impericia y mala fe del actual grupo gobernante.

Unos los hacen para justificar su mala conciencia, porque votaron al peor gobierno de la historia, y otros porque no les tiembla la mano para defender sus privilegios y el libreto de la potencia hegemónica a nivel continental.

Son temibles pero no infalibles ni eternamente impunes. Mientras alimentan un odio sin retorno, van cavando su propia fosa. Lo único que no resiste la política de la estafa y el engaño permanente es el bolsillo.

Aunque en nada se parezcan los padecimientos de unos y otros, los argentinos de todas las clases sociales, incluida la de los pillos que gobiernan, están cada día peor, unos porque no tienen trabajo y comen salteado, otros porque se deslizan de la clase media por el tobogán de la pobreza, y los que están siempre bien porque se han comenzado a dar cuenta de que en su increíble miopía “Mauricio” lo está arruinando todo.

Por eso, mientras el gobierno y sus cómplices se esmeran en profundizar el abismo otros, los más, comienzan a pasar de la sorpresa a la indignación y de la indignación a la acción, para buscar un consenso mayoritario que ponga fin a la peor aventura reaccionaria de los últimos años. Al fin de cuentas, si hay algo claro en la historia argentina es que este pueblo no es un rebaño de ovejas.

Así, distintos sectores de la sociedad agredidos por el modelo gobernante, comienzan a deponer sus mezquindades y a postergar sus diferencias, conscientes todos de que lo que está en juego es algo mucho más importante que cualquier supuesta ortodoxia ideológica.

Por eso el grito de la hora es la unidad. Unidad para sacarse de encima a este gobierno que ha empobrecido al país y minado su soberanía, llevando a los argentinos en una pelea absurda que no los conduce a nada bueno.

Cuando se dé vuelta la tortilla, y es un dato de la historia que esto fatalmente ocurrirá, el país se debe dar una suerte de refundación que lo proteja de nuevas aventuras anti-argentinas.

Es preciso reformar la Constitución, entre otras cosas, para terminar con un Poder Judicial que se elige a dedo y se ampara en su carácter vitalicio para pactar con el poder de turno. Se debe analizar la posibilidad de abolir el presidencialismo para terminar con los presidentes que no rinden cuentas a nadie y terminan destruyendo el Estado de derecho.

La separación de la Iglesia del Estado. La educación laica y gratuita. La potestad de decidir sobre el propio cuerpo. La financiación de la política por parte del Estado. El combate a la corrupción haciendo eje en el corruptor, sea de adentro o de afuera. El rol de las fuerzas armadas en la defensa de los recursos naturales.

En fin, hay muchas cosas más que cambiar para refundar la Argentina.

29/07/2016

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